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jueves, marzo 28, 2024

Herir de vida a la muerte

Por Carlos Crosa – La obra de Horacio Salgán continúa hiriendo de vida a la muerte.
Además de músico de vanguardia para el tango, fue, también, un gran pianista de jazz, dan fe las grabaciones, los ejecutantes de jazz formados por él, y la banda de sonido para el poético film argentino Los de la mesa 10, filmado hacia la víspera de lo que sería la Nouvelle Vague.
El jazz pasaba, entonces, a ser parte del lenguaje cinematográfico. La voz de largada había sido la película francesa Ascensor para el cadalso. En nuestro país, lo sería esa filmación musicalizada por Salgán.
Por esos días, la crisis del tango lo obligó a disolver la gran orquesta, pero volvió por más fundando el Quinteto Real, un género en si mismo hoy, cuya solicitada estética a nivel mundial, por encima del paso del tiempo, hace que sus músicos se sigan renovando para satisfacer esa demanda.
En forma paralela, recorrería el mundo tocando a dúo con el guitarrista Ubaldo de Lío. El Olimpia de París, sería una de sus paradas.
Gozó de la admiración de Rubinstein, Stravinski, Piazzola, y Baremboim, bajo cuya batuta la orquesta sinfónica del Colón, ejecutó A fuego lento, una de sus obras más celebradas.
Lo más extrordinario de todo esto, es que, pese a su modernismo y virtuosismo, Salgán mantuvo la esencia del género en todos los tangos que arregló o tocó. Los propios y los de otros compositores.
Hay quienes hieren de vida a la muerte, al decir de la poetisa Iris Rivera. Salgán la hirió con tanta vitalidad creativa, que la muerte, en cumplimiento de su misión, vino a buscarlo como pidiendo permiso.

horacio salgan

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