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Nueve de Julio
viernes, mayo 3, 2024

Héctor Barbieri. Evocación sobre un caballero de ayer

* Nacido en esta ciudad, durante casi siete décadas se dedicó al oficio de peluquero, que había aprendido a lado de su padre.
* En su juventud, practicó el fútbol, en las finales de los clubes “Agustín Alvarez” y “Once Tigres”; y también, llegó a consagrarse campeón en un torneo de pelota a paleta.
* Junto a su peluquería, instaló una de las primeras agencia de lotería de 9 de Julio.
* En algunos períodos, hasta entrada la década de 1980, fue miembro de la comisión directiva del Club “Once Tigres”.
* Fue un vecino muy estimado por quienes lo conocieron.

Héctor Barbieri, a quienes sus afectos reconocían con el apodo de «Quito» fue el prototipo de un caballero. Formado en los valores de otro tiempo, tenía la hidalguía y hombría de bien que fue moneda corriente en su generación.
Nacido en 9 de Julio, el 2 de abril de 1921, fue su padre, don Aló Barbieri, un inmigrante italiano, oriundo de Sant’Agostino, en la provincia italiana de Ferrara que vivió entre 1883 y 1966. Su madre, nacida en 1890, había vivido hasta los 90 años.
Aquel hogar lo completaban otros cinco hermanos, dos varones (tres con “Quito”) y tres mujeres.
Sus estudios los cursó en la Escuela N° 1.

EN LA PELUQUERIA, JUNTO A SU PADRE
Su padre, junto a sus padres y tres hermanos, emigraron de Italia y se afincaron primero en Vicente Casares, cerca de Cañuelas, el pueblo donde se erige la antigua fábrica láctea “La Martona” y la fabulosa estancia “San Martín” de la familia Casares, hoy Monumento Histórico Nacional. Ellos venían de Europa con el oficio de peluquero.
“Como ese pueblo –recordaba “Quito” Barbieri, en una entrevista mantenida con EL 9 DE JULIO en 2011- era chico, mi padre decidió irse y se estableció en 9 de Julio, en el año 1914, entrando como oficial en una peluquería de San Martín, que funcionaba contigua al Bazar ‘El Siglo’. Poco después, se trasladó a la esquina de Mitre y Mendoza, donde también existía un bazar. El propietario del mismo le alquiló a papá una habitación aledaña”.
El dueño de aquel bazar, don Emilio López, en cierta oportunidad le ofreció a su padre trasladarse con él a un nuevo local. En 1928, se trasladaron al local que había edificado, en la avenida Mitre entre Libertad y Robbio, el viejo edificio de “La Mascota” que aún existe y donde funcionó Casa Murillo.
“Quito” se inició en el oficio de peluquero de la mano de su padre con apenas nueve años.

UN DIA DE TRABAJO EN EL NUEVO LOCAL
A poco del fallecimiento de Emilio López, don Aló Barbieri junto a sus dos hijos, se trasladó a un local ubicado en la calle Mitre entre Mendoza y Robbio. En la peluquería había tres sillones y, por consiguiente, trabajaba don Aló junto a sus dos hijos, entre ellos «Quito».
En ese tiempo, era frecuente que los hombres fueran a afeitarse a las peluquerías, dos o tres veces por semana.
Se comenzaba a trabajar a las ocho de la mañana. Su padre era el primero en llegar a la peluquería, luego su hermano y después «Quito». Era tanto el trabajo que debía turnarse para ir a almorzar, uno salía a las 11, otro a las 11:30 y, por último, su padre iba después de las 12. El horario de la peliquería era corrido hasta que cerraban los comercios, alrededor de las 21 horas.
Era aquella la época legendaria de las peluquerías que se convertían en verdaderos lugares de encuentro. No faltaban los amigos y conocidos que se acercaban no solamente con la intención de afeitarse sino también de compartir un momento del diálogo.
“Teníamos –rememo-raba «Quito»- clientes abonados a la peluquería, quien es se aceita van tres veces por semana y algunos hasta cuatro, pagando tres pesos por mes completo. El costo, para la persona que no estaban abonadas, era de 30 centavos la afeitada y 40 el corte de pelo. Con esos ingresos, mi padre pudo sostener un hogar y criar a seis hijos”.
Por entonces se solían utilizar los «fomentos», antes y después de la afeitada.
El trabajo de su padre también solía extenderse los días domingos, pues solía ir a Fauzón en sulky.

EL PRIMER CORTE DE PELO
“Quito” Barbieri, junto a su hermano, habían instituido una modalidad muy recordada por los nuevejuliense: entregar un recuerdo del primer corte de pelo de un recién nacido.
“En aquella época -evocaba «Quito» Barbieri en 2011-, cuando cotábamos el cabello a un niño recién nacido, se acostumbraba entregar el primer mechón a sus padres, en un sobrecito y con una tarjeta. Muchas veces, personas de cuarenta y cinco o cincuenta años vienen y me muestran la tarjetita que conservan como recuerdo de ese primer corte que les hice cuando eran bebé”.

LA AGENCIA DE LOTERIA
“Quito”, continuó junto a su hermano al frente de la peluquería fundada por su padre. En cierta oportunidad, como era común en muchos negocios de este ramo, fue incorporada una agencia de lotería, con la venta de billetes, como era muy habitual en esa época, hasta la llegada de la quiniela y también del Prode.
Al principio fueron revendedores de Casa Gianni hasta que obtuvieron su propia agencia.
“Quito” trabajó en la peluquería hasta los setenta y seis años. Después de retirarse de este oficio, pasó a acompañar a su hijo Hugo en el trabajo de la agencia de lotería.

EN EL DEPORTE: FUTBOL Y PELOTA
A PALETA
“Quito” Barbieri en los primeros años de su juventud había practicado el deporte. Al principio, fue jugador del Club “Agustín Alvarez”.
Ulteriormente pasó a integrar el cuadro del Club Atlético “Once Tigres”. No solamente esta entidad lo contó como jugador, también integró durante varios años las comisiones directivas.
En su juventud también practicó pelota a paleta, en la vieja cancha que se encontraba en la sede del Club “Agustín Alvarez”, en la esquina de San Martín y Libertad. Por entonces, jugando en dupla junto a “Tito” García Soriano, logró salir campeón en este deporte.

SU FAMILIA
“Quito” Barbieri formó su hogar junto a Clara Beatriz Mancini, oriunda de la ciudad de Buenos Aires. A ella la conoció casi de manera casual, puesto que se encontraba afincada en esta ciudad en razón de que su padre dirigía la obra de construcción de la ruta nacional N° 5. Fueron padres de tres hijos, un varón, Hugo y dos mujeres, Laura y Teresa.

PALABRAS FINALES
«Quito» Barbieri falleció en 9 de Julio en noviembre de 2018. Su recuerdo aún vive entre quienes le conocieron y también en el barrio de la avenida Mitre casi Hipólito Yrigoyen, por donde tantas veces se lo veía transitar, siempre con la prestancia de un auténtico caballero.

 

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