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viernes, abril 26, 2024

El nuevejuliense Diego Losada subió a la cima del Kilimanjaro

LOSADA16En una aventura muy apasionante el nuevejuliense Diego Losada se dio un gran gusto: hacer cima en el Kilimanjaro, el pico más alto de Africa con 5.892 mts sobre el nivel del mar. Es el primero de una serie de siete montañas más elevadas de cada continente. En enero irá por el Aconcagua.

Diego Losada hace aproximadamente seis años que comenzó en esta aventura de subir picos montañosos. Fui al volcán Pissis que es el más alto del mundo (6882 metros, en Catamarca), el volcán Lanín en varias oportunidades, en varias ocasiones concurrió al cerro tres picos en Torquinst (Provincia de Buenos Aires), en Vallecitos.
«No todos los países tienen la posibilidad de contar con montañas de más de 6.000 metros, con distintos picos que componen el Cordón del Plata. En alguna oportunidad fuí al Acongagua sin poder llegar a la cumbre. Voy a intentarlo en enero de 2014, para tratar de llegar», comentó Diego Losada.
La pasión de Losada por escalar montañas dice que viene de antes, va más allá de esos seis años de práctica de la actividad. «Esto me lo dio el scoutismo: uno siendo boy scout, está en contacto con la naturaleza»,
También recordó en su entrevista con «EL 9 DE JULIO» que «todo empezó en un viaje que hice en bicicleta a Chile. Me fui a la plaza principal de Mendoza y salí con mi bicicleta hasta cruzar Chile por la parte alta de la Cordillera (Potrerillos, Uspallata, Punta Vaca, Puente del Inca, bajando por Los Caracoles hasta Valparaíso).
Cuando pasé por el cordón montañoso del Aconcagua dije «quiero estar acá». A partir de ahí empecé a averiguar con amigos que lo habían hecho. Dos nuevejulienses llegaron a la cumbre del Aconcagua «Luichi» Vanina y Cesáreo Alvarez, explicó Losada quien señaló «tengo mucha amistad con ellos quienes me ayudaron prestándome elementos hasta que armé mi equipo».
Se preparó haciendo actividad física. Además de las caminatas utilizó la mochila en la pista de moto cross, ante la falta de lugares altos buscó el desnivel del terreno en ese lugar para ejercitar sus movimientos a modo de ultimar su preparación para este nuevo desafío.
Salió de nuestro país el 17 de julio con destino a Africa, regresando el 31 de julio. Voló hacia Johannesburgo (Sudáfrica), desde ahí tomó otro vuelo a Nairobi (Kenya) y desde ahí al Aeropuerto de Kilimanjaro a 40 kilómetros de Moshi (Tanzania).
El equipo lo preparó en la madrugada del segundo día porque su equipaje quedó en Johannesburgo. Su equipaje se lo entregaron a horas de ir para la montaña porque junto a un grupo de personas (con las que había viajado) habían armado un equipo muleto.
Los dos primeros días el grupo de cinco personas caminó dentro de la selva. «Cruzamos muchos animales: monos y pájaros, nada de animales salvajes. A medida que fuimos subiendo cambia la fauna y la vegetación. En Argentina a partir de los 2500 metros de altura no hay más vegetación y en Africa había vegetación casi a los 3.000 metros».
Recién al tercer día se encontraban a 3.000 metros. Hay cinco rutas para subir al Kilimanjaro y tomaron la ruta Machamé, una de las más largas y más bonitas. «Rodea toda la montaña en espiral, uno entra por el lado sur y la termina subiendo por el Norte. El primer campamento se llama Machamé, el segundo campamento a Shira un día largo de 6 días de caminata.
Los aventureros demoran más porque sacan fotos en el camino. La idea era ir a la expedición con un guía, mientras que la ley de Tanzania no lo permite y es por eso que contrataron a guías tanzanos para que los acompañen.
«Eramos cinco argentinos. Fui con cuatro personas de Buenos Aires que conocí por esta actividad. El segundo día hay cada vez menos vegetación. A medida que vamos subiendo el cuerpo se empieza a aclimatar», agregó Losada.
El nuevejuliense explicó «no teníamos el viento de nuestro país y había mucha amplitud térmica. Abajo había 40º C y en el tercer campamento una máxima de 10º C y a la noche – 5º C. Desde arriba veíamos ese mar de nubes, la selva».
Pasaron por la torre de lava (Lava Tower), al tratarse de un volcán inactivo y fueron hasta el campamento Barranco. «Ese fue uno de los mejores días de paisaje, cuando llegamos había una pared de roca. En ese lugar no hay camino: cargamos mochila, bastones y trepamos 80 metros sobre la roca, improvisando movimientos.
Una vez que llegaron al campamento de Barranco a Barafu, con una aclimatación de dos días tomando un día de recreación durmiendo a 4.600 metros con caminatas para una mejor adaptación del cuerpo.
Cambiaron los horarios, en los últimos días del ascenso, en medio de los nervios antes de la llegada a la cima. El último día se levantaron a las 23 horas preparando las mochilas, con abundante líquido para tomar. A medianoche salieron para la cumbre y a la hora 6.55 llegaron a la cumbre del Kilimanjaro con temperaturas bajo cero.
«Cuando llegamos a la cumbre vimos el amanecer. Todos esperan el amanecer en la cumbre, habíamos calculado llegar en ese momento. Es un lugar fantástico donde se aprovecha y si uno mira a lo lejos se alcanza a apreciar la redondez de la Tierra», expresó Losada reviviendo ese momento emocionante.
A modo de ejemplo explicó que de la cumbre del Aconcagua hay 159 kilómetros al mar hacia Chile y también se alcanza a ver la redondez. «Lo mismo ocurre desde el Kilimanjaro y es un momento en que quedamos fascinados».
El Kilimanjaro es el único lugar de Africa con nieve y hielo. Hay nueve glaciares y de cada uno de ellos nace un río. Se estima que entre el 2025 y 2030 no habrá más glaciares en Africa por el calentamiento global. «Es una experiencia para aprovechar y ver» afirmó Losada muy contento por el momento.
De un grupo de 15 personas que salió rumbo a la cumbre pudieron llegar 3 personas. El resto por cansancio, frío o agotamiento quedó en el camino bajando antes de tiempo con ayuda de los guías. «No todos los cuerpos se aclimatan de la misma manera y en mi caso pude aclimatarme muy bien», aclaró el nuevejuliense.
Después de la llegada a la cima, tras unos breves minutos de las fotos del rigor, bajaron 23 kilómetros para dormir porque cuanto más abajo se descansa mejor en el regreso luego del festejo.
Tardaron siete días en subir y dos días en bajar utilizando en el regreso una ruta más directa. En total se hacen alrededor de 140 kilómetros de caminata en todo el recorrido. «Te tiene que gustar mucho, pero vale la pena», expresó Diego.

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