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Aquí Patricios: Carta a los amigos Raúl Alberca y Ricardo Guiet

[17 de febrero de 2010] Esta carta abierta fue dirigida por Víctor Nuñez, desde Tapiales, a sus amigos ferroviarios Raúl Alberca y Ricardo Guiet. En ella destaca el valor de la amistad.

Cuánto quisiera, como en otras oportunidades, participar de la reunión que ustedes están celebrando. Ambos llegaron a mi vida para instalarse definitivamente. Encuentro muchas razones lógicas y venerables que han producido ese milagro.

Ustedes tienen la misma edad, han ingresado al ferrocarril casi simultáneamente y por imperio de ello, se convirtieron en compañeros y amigos. El grado de amistad nace en el pueblo, donde vuestros padres y familiares ya habían logrado lazos afec-tivos fundamentales. Tuvieron coincidencias de pensamiento. «La Fraternidad», el gremio más viejo y prestigioso del país, los ha «marcado» y ha influido muchísimo en la formación conceptual de ambos.

Independientemente, el comportamiento individual de cada uno, en distintos campos de acción, dan testimonio de conducta no sólo dignas de elogio, sino de verdaderos ejemplos a imitar. Tanto el intelectual como en la transparencia de sus actos, se identifican y se asemejan plenamente.

Conocí a Ricardo por resultar miembro de un grupo de «Fraternales» al que admire y distingui. Desde un lugar ajeno y ubicado privilegiadamente, pude conocer su valores y estar en condiciones de poder juzgar la honorabilidad personal y en lo gremial. Gravitó mucho en mi, tanto «La Fraternidad», como es el grupo de fraternales. La primera por considerarla una verdadera escuela y, a lo segundo, los llevaré para siempre junto a mí, como un signo de distinción en mi modesta condición humana, que ha tenido en todo caso, la pretensión de superarse permanentemente. La «Peña de la Amistad Don Jesús Fernández» a la que ellos me dieron cabida, me honró muy especialmente. Estará siempre viva a través de las filmaciones y de mis recuerdos.

Ricardo Guiet fue uno de los prominentes hombres, cuya actitud se agigan- taba por su repre- sentatividad, en momentos en que la decadencia moral crecía y donde producto de un fanatismo enfermizo, un hombre era capaz de delatar a sus propios compañeros. Ustedes dos, pueden atestiguarlo sobradamente. En esos tiempos y en esas circunstancias, con una carga muy grande de desventajas, la actuación de aquellos hombres a que ustedes pertenecían, mostraban el grado de su valentía, proclamando las banderas de la democracia y la libertad, aunque hoy, a tantos años de distancia, cueste comprender la barbarie vivida y, en consecuencia, poder valorar la dimensión de aquellos procederes ejemplares.

Por todo eso, hoy, ya grandes, pueden esgrimir los dos con orgullo y, como pocos, la conquista de lo que tanto persiguieron empecinadamente: entregarles a vuestras hijas todo ese honor a través del apellido, como lo han hecho tantos hombres de nuestra historia. En consecuencia podrán gritar, hoy y siempre: Misión cumplida!.

Gracias a Ricardo incrementé mi capital humano. Por él conocí a muchos hombres que resultaron valiosos amigos. Entre ellos a Raúl Alberca, además maestro de vida. Dueño de una fuerza nacida en su humildad y en su modestia.

Repito, gracias a Ricardo Guiet, fundé una gran amistad con Raúl Alberca quien, a la vez, me regaló generosamente el cariño de su familia y el afecto del mundo donde vivía. Para mí, inédito y fascinante, su vecindario supo hacerme vivir los mejores sueños en mi niñez, en que aquél madero ferroviario tenía alguna similitud con Patricios. Fue tan grande la emoción la Patricios logré hacer lo mismo. Por obra exclusiva de Raúl, esos vecinos me abrieron sus puertas y sus corazones. Tengo ahora, gracias a él, muchos legales y excelentes amigos.

No quiero ni puedo nombrarlos a todos, pero vaya en este ejemplo, el símbolo auténtico de la amistad: Enrique «Quito» Fernán-dez. Un día se lo nombré a María López (la madre de Ernesto) y simplemente, esto me dijo: «ese es un amigo de verdad. Yo era íntima de su hermana. Ellos son amigos, pero cuando uno lo necesita, son más amigos todavía».

Yo creo que «Quito» es un verdadero pueblerino, legal y honorable. Mientras nosotros hablamos con la palabra, con mucho, él habla a través de los hechos. Fíjense que por el solo hecho de que un día le domé  un chancho grandotes, el día de mi cumpleaños se vino desde 9 de Julio con Raúl y con toda su familia! (él, Cristina, Sergio, Chispa y «Trini», mi amiga entrañable y futura amiga de Catita). Así hablan y así se comportan los «Quito» Fernández!. Pasó de ferroviario a productor, pero siempre llevando consigo, como a una mochila inseparable, al amigo incondicional està en él (hombre de a caballo tenía que ser!).

Por favor, hágame un lugarcito entre ustedes y los tres gritaremos juntos: Viva la amistad, viva Patricios y el ferrocarril!. El que esté a cargo de la Secretaría, por favor, que deje constancia en el acta, que Víctor quiere dejarles a ustedes un fuerte y estrecho abrazo.

Víctor H. Núñez

30 de enero de 2010.

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