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sábado, septiembre 6, 2025

El «Nene» Bevilacqua. La elegancia del fútbol hecha historia. Una gloria del Club «Once Tigres»

* Inició su carrera deportiva en San Lorenzo y pasó por Racing y Barracas Central antes de llegar al fútbol del interior.
* En 9 de Julio jugó en el Club “Once Tigres” donde brilló como delantero y capitán del equipo.
* Fue también jugador en clubes de Juan José Paso, Atlético French, San Agustín e Independiente de Chivilcoy, dejando una huella de calidad y liderazgo en cada institución.
* Estimado como caballero y hombre de bien, cada vez que visita 9 de Julio siempre se encuentra con amigos entrañables.

Su figura ocupa un lugar singular en la memoria del fútbol nuevejuliense. Conocido cariñosamente como el ‘Nene’, su historia no se circunscribe únicamente a las hazañas deportivas, sino también a los vínculos humanos que supo construir a lo largo de su vida.
Jugador foráneo en 9 de Julio, donde cuenta con muchos amigos, a su talento futbolístico se conjuga su hombría de bien.
Juan Carlos Bevilacqua nació el 19 de septiembre de 1942 en San Martín. Desde niño mostró una marcada inclinación por el fútbol, ese lenguaje universal que para los argentinos y, desde luego, también para los nuevejulienses, se convierte en pasión colectiva. En el caso del “Nene” Bevilacqua representó, además, una vía de realización personal. En las calles y potreros de su barrio forjó su carácter deportivo, moldeando una visión de juego que lo acompañaría a lo largo de toda su trayectoria. Su debut formal se produjo a los quince años, cuando ingresó a la Séptima División del Club “San Lorenzo” de Almagro. Aquella experiencia inicial, sin dudas, le permitió adquirir disciplina y sentido de pertenencia, como también tomar contacto con un ambiente competitivo que exigía constancia, sacrificio y determinación.

Juan Carlos «Nene» Bevilaqua.

ASCENSO EN EL FÚTBOL METROPOLITANO
En 1961, el “Nene” Bevilacqua integró la Cuarta División del Racing Club de Avellaneda. Allí pudo prepararse junto a entrenadores de jerarquía, perfeccionando su técnica y aprendiendo a desenvolverse en diferentes posiciones ofensivas. Al año siguiente, en 1962, pasó a Barracas Central, un club que, aunque de menor envergadura mediática, le ofreció la posibilidad de consolidarse como jugador competitivo. Este tránsito por equipos metropolitanos debió ser fundamental para templar su espíritu, brindándole herramientas que luego aplicaría con creces en el fútbol del interior bonaerense, donde alcanzaría su máximo esplendor.

LA LLEGADA A 9 DE JULIO
El destino de Bevilacqua se transformó en 1962, cuando Mario Vela —un jugador que había recalado en “Once Tigres”— lo convenció de probar suerte en la ciudad de 9 de Julio. En ese mismo año, mientras cumplía con el servicio militar, viajó esta ciudad para disputar dos partidos de prueba. La presentación fue brillante: en apenas dos encuentros convirtió cinco goles, despertando la admiración de dirigentes y simpatizantes. El recordado Marcos Marenco, dirigente emblemático del club auriazul, comprendió de inmediato el potencial del joven delantero y viajó a la ciudad de Buenos Aires para asegurar su pase. Así comenzó la etapa más recordada de su vida futbolística, aquella que lo vincularía de manera indisoluble con la identidad deportiva y social de 9 de Julio.

ONCE TIGRES: CAMARADERÍA Y GLORIA
Defendiendo los colores de “Once Tigres” desde 1962 hasta 1967, el “Nene” Bevilacqua compartió plantel con figuras de relieve: “Iaio” Urquiza, “Mingo” Depetri, “Rabito” Andrada, el “Turco” Strevezza, Fidelbús, Monteleone, Rognoni, Néstor Pérez, Demasi, entre muchos otros. No era solo un equipo, sino una verdadera familia deportiva en la que quien nos ocupa desplegaba su talento y su visión amplia del juego. Su estilo se caracterizaba por la prolijidad, la elegancia y una capacidad para interpretar el desarrollo de los partidos que lo destacaba entre sus compañeros. El punto culminante llegó en 1967, cuando “Once Tigres” se consagró campeón en un recordado partido disputado en el estadio de Atlético “9 de Julio”, derrotando a Atlético French por 5 a 2. Bevilacqua, capitán de aquel equipo, levantó la copa y grabó su nombre en la historia grande del fútbol local.

NUEVOS RUMBOS EN LA DÉCADA DE 1970
Tras su paso brillante por “Once Tigres”, continuó su carrera en diversos equipos de la región, llevando consigo su experiencia y liderazgo. En 1970 pasó a Juan José Paso, convocado por Néstor “Cholo” Etchepare, donde protagonizó lo que él mismo definiría como “el partido de su vida”, una victoria por 3 a 0 frente a Estudiantes de Pehuajó. En 1971 retornó al fútbol nuevejuliense para vestir la casaca del Football Club Libertad, conformando una dupla temible junto a Rodolfo Blázquez, mientras Julián Campos se erigía en figura del mediocampo. En 1972 se unió al Club Atlético “French”, un equipo con jugadores reconocidos como Luis María Piñeyro, Miguel Fernández, Ángel Trombetta, Domingo Zunino y “Paco” Aliberti. Podría asegurarse que rivalidad con el Club “12 de Octubre” quedó plasmada en la memoria colectiva, particularmente en los triunfos de French: 7 a 0 en el partido de ida y 3 a 0 en la revancha.

“SAN AGUSTÍN”, CHIVILCOY Y EL CIERRE DE UNA CARRERA EJEMPLAR
En 1973 volvió a Juan José Paso, donde permaneció hasta 1974. Un año más tarde recaló en el Deportivo “San Agustín”. Finalmente, en 1976 pasó al Club “Independiente” de Chivilcoy y en 1977, volvió a Juan José Paso, para cerrar allí su carrera. Su trayectoria deportiva se extendió por quince años, tiempo en el cual no solo brilló como jugador, sino que también dejó una huella humana imborrable.

EL LEGADO HUMANO Y LA MEMORIA VIVA
Más allá de los títulos —pues paradójicamente solo obtuvo un campeonato oficial, aquel de 1967—, Bevilacqua se ganó el afecto y el respeto de la comunidad. Es considerado siempre un caballero, un hombre sencillo y un amigo leal. En cada viaje de regreso a 9 de Julio estrecha manos amigas, comparte cafés y evoca recuerdos, reafirmando los lazos de una amistad que trasciende las canchas. Tal como lo comentaba el periodista Julio Guerriere, en su San Martín natal cultiva también la camaradería junto a otros entrañables conocidos de 9 de Julio: Néstor Pérez, Carlitos Ibáñez y ‘Toto’.

PALABRAS FINALES
Si bien Juan Carlos Bevilacqua fue un jugador foráneo, encontró en la ciudad de 9 de Julio un espacio donde desplegar su talento y consolidar su legado. Su historia combina esfuerzo, pasión, fidelidad y un compromiso inquebrantable con los valores más nobles del deporte. Aunque los años hayan pasado, muchos vecinos que le vieron destacarse en el campo de fútbol lo recuerdan como capitán elegante, el goleador eficaz y, sobre todo, como amigo sincero. Su nombre no solamente evoca una época dorada del fútbol local, sino también una manera de vivir el deporte como vehículo de amistad, respeto y nobleza. El ‘Nene’ Bevilacqua ya es parte de la historia grande del fútbol nuevejuliense.

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