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Nueve de Julio
viernes, abril 19, 2024

Elegía para Alberto Cortéz

albertocortez

Por Carlos Crosa
Ya moriste, Alberto, la otra mitad de tu muerte. Esa mitad que vislumbraste en la víspera de tus “primeros cuarenta años”, como gustabas decir.
La noticia me encontró esta mañana en el hospital, igual que me encontraban tus nuevas canciones cuando sonaba alguna radio a transistores en tantas otras mañanas de atención hospitalaria y el corazón se regocijaba ante la inminencia de tu presentación en los teatros de Buenos Aires.
La de hoy era lluviosa, como si este cielo argentino, que te viera nacer en tu inolvidable Rancul, no pudiera menos que llorarte largamente con su garúa. Una lluvia que no podía apagar el tizón encendido que deja tu partida, como aquel tizón imposible de apagar “ni con las aguas de un río” al que aludiste en tu canción cuando cierto amigo se fuera de tus cosas,
Ya nunca te veré cantando desde una platea, mostrando sin pudor tus nuevas canas desde tu última visita a Buenos Aires, mientras desplegabas tu arte recreando las canciones de siempre y estrenando las nuevas, com el dejo de salvedad de que tu mejor canción era la que aún no escribías.
Me consuela el no haber dejado de cantarte, y la certeza de que te seguiré cantando mientras siga viviendo, igual que vos, la mitad de de mi vida, o la mitad de mi muerte, volviendo, como vos, de mi viaje de ida, y habiendo aprendido de vos a no dejar de soñar para no quedarme sin luz.

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