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martes, abril 23, 2024

A 30 años del alzamiento carapintada de Semana Santa

Hace 30 años, el primer alzamiento carapintada fue derrotado por una inédita movilización por la democracia
Durante más de cien horas, los embetunados bajo el mando del teniente coronel Aldo Rico tuvieron en vilo al país reclamando una “solución política” para cientos de citaciones judiciales contra oficiales por las graves violaciones a los derechos humanos durante la dictadura cívico-militar concluida cuatro años antes.
El alzamiento carapintada de Semana Santa de 1987 fue derrotado por una eficaz combinación de movilización popular espontánea y convocatoria política amplia, según coinciden hoy diversos protagonistas de aquellas jornadas en que la democracia estaba en peligro.
En su primer contacto con el pueblo desde un ventanal de Congreso, Alfonsin renovó el mensaje y pudo palpar la magnitud del respaldo, ya que la muchedumbre agolpada en la Plaza del Congreso y se prolongaba a la Avenida de Mayo superaba, según algunos cálculos, las 300 mil personas.
En todas las plazas y legislaturas provinciales y locales del país se replicaba la escena con la ventaja para los porteños que la espera fue amenizada con un recital por cuyo escenario desfilaron Joan Manuel Serrat, Alberto Cortés, Piero, Nito Mestre, Mercedes Sosa, Tarragó Ross, Jairo y Osvaldo Pugliese.
Esa noche, en una reunión ampliada con dirigentes radicales en Casa de Gobierno se dieron las novedades, como la orden de represión encargada al general Ernesto Alais, y una lista de cincuenta dirigentes que los rebeldes planeaban asesinar, los que se retiraron del lugar provistos de elementos para su defensa personal.
Fueron cuatro días de radios y televisores encendidos y marchas en las calles, donde los diversos grupos juveniles exhibían sus banderas pero solo competían en la vehemencia antimilitarista de los cánticos. También el Episcopado católico y líderes religiosos convocaban a respetar el orden constitucional, “que los carapintadas desafiaban enmascarando el golpe con Malvinas y acusando a los generales”, evoca Cafiero hijo.
Hubo que esperar hasta el mediodía del domingo de resurrección para que, luego de la firma de un Acta de Compromiso Democrático en la Casa de Gobierno, Alfonsín anunciara a la multitud congregada en la plaza su traslado a Campo de Mayo para reunirse con los rebeldes, que exigían su presencia para rendirse.
A las 18.07, Raúl Alfonsín anunció desde el balcón de la Casa de Gobierno: “La casa está en orden y no hay sangre en la Argentina”, la frase que con su “Felices Pascuas” cerró un momento dramático de la transición democrática. (Télam)

30AÑOS

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