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jueves, marzo 28, 2024

Aquellos pibes que nos hacían madrugar…

Por Guillermo Blanco
«Antes de de irnos. Por favor… Gracias por compartir esto, cada año pienso que no estoy y llegar y encontrarme con ustedes es volver a uno de los mejores momentos en el fútbol como jugador. Aquel Juvenil que dirigió Menotti, con todo lo que nos enseñó César, y haber dejado tamaño recuerdo y amistad, ha sido un aliciente siempre». El que habla es Gabriel Calderón, más pelado y más maduro, acaso hasta más demostrativo. A su lado hay un grupo de compañeros de aquel Juvenil 79 campeón del mundo que se han juntado con la excusa anual de rememorar un nuevo aniversario de aquella gesta de madrugada cuando el juego en su máxima expresión era parte de la cultura futbolera argentina, con Maradona y Díaz como máximos exponentes.
Pero cada uno en su medida aportaron lo suyo, que no fue poco. Ahí anda Juan Simón, contando que hasta hizo un gol, de los pocos por cierto aunque los demás asienten cuando se elogia lo que significó entonces. «Y no solo en el Mundial -afirma el arquero Sergio García, hoy encargado de la Fundación del Atlético Madrid en la Argentina-. No nos olvidemos que fue elegido como uno de los mejores en el Sudamericano de Uruguay, donde nos clasificamos para Japón».
Es cuando surge la actitud de algunos periodistas uruguayos en aquel entonces, que se recuerda aún no sin un halo de rencor. «Nosotros no olvidamos cuando Víctor Hugo Morales era uno de los que por defender a su Uruguay incidió para que no nos trataran bien. Y entre los que nos defendían estaba el  Gordo García Blanco, que hasta copó la parada y dijo que se jugaba la casa por nosotros», dicen casi al unísono Simón, Rossi, Rinaldi y García.
Pero no es tiempo de pasar facturas. El primer brindis antecede al siguiente que es cuando aparece Calderón, quien acaba de ser abuelo y es de los que más disfruta todo. Marcelo Bachino cuenta que Alfredito Torres no pudo venir desde Luján, y Jorge Piaggio de Conesa, éste renegando porque le han robado las pocas vacas que tiene para vivir. Y Barbitas anda por Olimpo de Bahía Blanca, Al arquero suplente, Rafael Seria, es imposible hallarlo, lo mismo que al rosarino Daniel Sperandío. De pronto en el celular de Simón aparece un mensaje de Juan José Mezza desde Tucumán. Todos saben que Escudero anda por El Salvador y las ironías esta vez son para Huguito Alves, ayudante de Gareca en Perú «que si nos hubiéramos juntado la semana próxima por ahí venía…», sonríen prediciendo un futuro negro en esa selección. Y les faltó decir de la «mano» que les dio la Bolivia de otro Juvenil de entonces, Guillermo Hoyos.
Cada uno con su vida y sus recuerdos, su presente y futuro, como el de García, quien presentó uno de los más de 40 proyectos para tomar los Juveniles de la AFA. Y a su lado almuerza Rubén Rossi, quien incluyó otro junto a César Menotti. Hay coincidencia total en que son tiempos bisagra en el fútbol argentino y que para bien o para mal, habrá cambios en todos los sectores.
Calderón comenta que desde su perspectiva el fútbol argentino desde afuera se lo ve «bajo», y sostiene lo que los demás, que tiene que haber gente idónea en todos los lugares y reformular hasta la forma de jugar. «Lo hicieron Alemania y España, y otros también en Europa, y se mejoró muchísimo. Hasta los ingleses dejaron el pelotazo. Y en Francia desde haya infinidad de años que se entrena todo con la pelota», Se asombran y no entienden cómo Gabriel Batistuta está en dos proyectos a la vez para el casting de la AFA en juveniles, y lamentan que Diego Maradona se haya ido a Dubai «porque sino por ahí venía». No dicen lo mismo de Ramón Díaz, quien es esquivo -vaya a saber uno por qué- para participar de estos encuentros. Con el último que ha charlado es con Rubén Rossi, cuando aquel exquisito central izquierdo del equipo era el encargado de las inferiores de River.  Todos preguntan por Rogelio Poncini, quien está en Rosario, y por el doctor Horacio Leali, quien los lunes se dedica a la cirugía y no pudo estar. Osvaldo Rinaldi cuenta que fue operado de las dos caderas por el doctor Avanzi y surgen las maneras de trabajar de la preparación física convencional. «Y ni hablar de la cantidad de vueltas a la cancha que habrán dado desde la novena hasta el fin de sus carreras y sin saber para qué», les comentamos como para atizar el fuego. Pero siguen los brindis, uno  más por la copa de champagne que manda la gente del restaurant  Chiquilín. Hasta que llega el momento de la despedida y una parada para la foto bajo la lluvia en Corrientes y Montevideo. Y hasta el año que viene.

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