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Nueve de Julio
jueves, abril 25, 2024

Solicitud de Publicación del Ing. Héctor Carta

En mi nombre y en el de mis hijos , quiero agradecer a todas aquellas personas e Instituciones de 9 de Julio que nos hicieron llegar sus condolencias a raíz del reciente fallecimiento de mi Sra. madre. Queremos agradecer también a los Dres Jorge Tinetti, Alfredo Apella, Diana Vigna, Silvia Garcia, J Belloni , etc y al resto del personal de la Clinica donde fue atendida en la etapa final de su convalecencia. Destacamos el trato humano y profesional que le brindaron a mi madre en sus momentos más difíciles.
Como comentario estrictamente personal quiero dejar algunas reflexiones. Creo que nadie puede describir el dolor que uno experimenta cuando pierde a un ser tan querido como la madre. Pero el dolor se agrava si esa pérdida es motivada en parte por comportamientos incomprensibles de quienes uno le confía la salud de un ser tan importante para cualquier ser humano. Uno siente en carne propia la violación de la fidelidad que debe haber en este tipo de relación. Por todo ello, la angustia por la pérdida del ser querido se multiplica en forma exponencial y se le suma incluso bronca. Más aun cuando uno sabe lo contenta que estaba mi madre de estar viviendo en 9 de Julio con su dos hijos luego de vivir cada uno durante décadas en distintos puntos del país.
En lo personal también quiero agradecer a las personas, muchas de las cuales nos conozco, pero que me conocen por mi actividad profesional y que me trasmiten sus condolencias. Me paran por la calle o me llaman por teléfono para brindarme su sincero afecto. En muchos casos, desean compartir sus malas experiencias. Algunos, incluso me retan, pero con marcado afecto y me dicen, Ingeniero, pero porque no llevó a su mamá a Bs.As , La Plata o Junín? Me cuesta responderle a esa gente que con cariño trata de darme un consejo tardío. Entiendo que algunos aprovechan para hacer su catarsis y contarme su experiencia que lo llevó a tener que movilizar al familiar enfermo a otras localidades, o en el peor de los casos al cementerio.
Estas palabras de reflexión implican sólo lo que nos sucedió a mí y a mi flia. Pero hay indicios que me preocupan y que no logro comprender. Leyendo el Diario 9 de Julio del jueves 5 de julio del corriente año, página 4 y con el título “ Clínica Oeste denuncia presiones a profesionales”. Allí el presidente del Directorio de la Clínica y el Gerente denuncian que algunos profesionales son amenazados si ejercen su profesión en esa Institución. Es decir, que le quieren cortar el libre ejercicio de su profesión. Sinceramente me cuesta creer esto. Seguramente que las Autoridades Sanitarias e Instituciones pertinentes, deben haber tomado parte en esta grave denuncia para comprobar su veracidad. No tengo elementos para comprender lo que sucede en ese ámbito tan importante para el desarrollo humano de una comunidad. Ahora bien, si esto fuera cierto, ¿no estaríamos repitiendo conductas más próximas a un capitulo de Los Sopranos que el de una comunidad democrática. ?
Convengamos que el desarrollo de una sociedad no se mide por la cantidad de casas y edificios fastuosos o por el número de autos importados de alta gama que circulan por sus calles, etc. El desarrollo de una comunidad se mide entre otros factores, por la educación de sus habitantes, el nivel de evolución, sofisticación y diversidad de las Instituciones que la conforman, las cuales deben responder al interés general y buscar el bien común. Una sociedad desarrollada tiene que tener altos estándares de educación y salud. Accesible para todos. No debe haber una educación y salud para ricos y otras para los menos pudientes. No concibo una sociedad donde solo el que dispone de recursos económicos se puede ir a un lugar donde practican una medicina moderna. Una sociedad desarrollada busca la excelencia en todos sus ámbitos. Por otro lado, en este tipo de sociedad, sus integrantes se comprometen e involucran en las actividades del quehacer cotidiano. Tienen la capacidad de que si alguien los defrauda o traiciona en tratos o relaciones de cualquier naturaleza, recurren a la justicia por sus derechos. Me parece que los argentinos si queremos cambiar la realidad que nos circunda y solucionar los problemas que nos afligen, debemos involucrarnos. Vivimos en democracia y tenemos canales para hacernos respetar nuestros derechos. Solo debemos tener la voluntad y valentía de animarnos a defender lo que creemos que nos corresponde. No sirve de nada agachar la cabeza y mascullarle al vecino su bronca. Bastante mal nos ha ido como país por esperar que el de enfrente salga a pelear por nuestros derechos.

Héctor Guillermo
Carta
DNI 11478530

N. de la R.: el Ing. Héctor Carta es hermano del Dr. Marcelo Carta quién publicó una solicitada en la edición del día 28/7 en EL 9 DE JULIO.

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