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lunes, mayo 26, 2025

Vida, pasión y muerte del Dr. Alberto Dehenen

Segunda parte

Por Héctor José Iaconis.
Ni bien obtuvo su doctorado en Medicina, Alberto Dehenen se instaló primero en General Rodríguez, donde permaneció por espacio de un año y medio. Allí, además del ejercicio de su profesión, fue llamado a ejercer las funciones de juez de Paz; también, en 1911, integró la comisión que trabajó para la instalación de una estatua de Martín Rodríguez en la plaza principal de aquella ciudad.
En 1912 arribó a French, Partido de 9 de Julio, donde se instaló con su familia. Estaba casado con Cleonice Manghi y fue padre de cuatro hijos: Alberto, Rodolfo, Cleonice y Amalia.
En la localidad se vinculó enseguida a la sociedad, no solamente como médico sino también manteniendo un fuerte compromiso social con la comunidad. Durante más de tres lustros, hasta su muerte, mantuvo su domicilio en French donde por varios períodos fue el único médico establecido en el lugar; sobre todo, hasta la llegada del doctor Vicente del Giúdice. Fue un médico muy estimado por sus pacientes, a mucho de los cuales, por decisión personal, no solamente no les cobraba sus honorarios sino que, además, les costeaba los medicamentos de su propio peculio.

Acceso al Estadio «Alberto Dehenen», del Club Atlético French, institución de la cual fue fundador en 1925, hace un siglo, y también el primer presidente de su comisión directiva.

LA POLÍTICA, SU PASIÓN
Ni bien se instaló en French comenzó a militar en las filas del Partido Conservador que, por aquellos años, tenía como principal referente político a Nicolás H. Robbio, entonces intendente municipal del Partido de 9 de Julio. La política se había convertido, quizá antes, en su gran pasión, asumida con singular vehemencia y tenacidad, en un contexto político donde predominaba el agresivo submundo de comité y la violencia caciquesca.
En los comicios del 30 de noviembre de 1913, el doctor Dehenen fue elegido edil para el Concejo Deliberante de 9 de Julio. Asumió el 1° de enero de 1914 hasta el 31 de diciembre de 1915.
Volvió a ser reelecto en las elecciones del 25 de noviembre de 1915 para proseguir como concejal en el período siguiente, a partir del 1° de enero de 1916; sin embargo, en esta ocasión no pudo completar el bienio, ya que en julio de 1917 el Departamento Deliberativo quedó en acefalía por la intervención nacional sobre la provincia de Buenos Aires.
El 1° de mayo de 1918 fue constituido nuevamente el Concejo Deliberante y volvió a ocupar su escaño hasta el 31 de diciembre de 1919. Otro período le cupo cumplir concejal, desde enero de 1921 hasta diciembre de 1922.
El doctor Dehenen, también, fue elegido diputado provincial, ingresando a la Cámara el 1° de mayo de 1920 hasta el 30 de abril de 1923.
Su rol como legislador, su posición política respecto de Rodolfo Moreno y la derrota electoral que sufrió su partido en diciembre de 1921, le hicieron tomar distancia de Robbio. En octubre de 1921 el Partido Conservador local atravesaba una situación crítica. El diario “La Nación” de Buenos Aires, en su edición del 23 de abril de 1922, hacía referencia a la renuncia de Robbio al Partido Conservador y, meses antes, el periódico “El Orden” había anticipado esta disgregación, responsabilizando en buena medida a Dehenen:
“Son los primeros coletazos del Morenismo en acción, bajo el patrocinio del caudillo-médico de French, que quiere abarcar todas sus influencias, por el hecho de que conquistó vez pasada una diputación inmerecida”, afirmaba “El Orden”.
Por su temperamento y por su implicación política a veces pertinaz, Alberto Dehenen, debió sufrir la diatriba de la prensa de su tiempo, particularmente aquellos periódicos cuya pluma estaba movida por sus adversarios políticos. En los momentos más álgidos de las campañas proselitistas, los ataques eran agudos. Tal es el caso del suelto publicado el por el periódico “El Orden” el 22 de noviembre de 1921, bajo el título de “El doctor Alberto y una criatura insolente”, donde se decía: “El viernes pasado en Patricios, la ‘lengua universitaria’ del Doctor Alberto explotó con insultos que no deberían jamás de salir de boca de un individuo que pisó las aulas de la Universidad de Buenos Aires”.
“Es perdonable -agregaba- en la criatura que los acompañaba porque, al fin y al cabo, al finalizar su ‘discurso’ se veía con diez pesitos en el bolsillo, y si se porta bien con los insultos le multiplica la cantidad. Pero en un hombre que ostenta todo un título de ‘dotor’, ¡eso sí que me parece ser repudiado! A pesar de que todos conocen el lenguaje de Don Alberto y hasta a sus mismos correligionarios le producen miasmas nauseabundas cuando se descuelga con su ‘oratoria’…”.

Alberto Dehenen.
Su esposa también tuvo actuación social en la localidad de French. Fotografía publicada en la Revista «PBT» de Buenos Aires,  en enero de 1914.

SU RENUNCIA AL PARTIDO CONSERVADOR
El 27 de marzo de 1926, el doctor Alberto Dehenen, presentó su renuncia al Partido Conservador. Al respecto, en una carta dirigida al presidente de la Justa de Gobierno del Partido, Manuel F. Gnecco, explicaba que “esta resolución después de pertenecer al P.C. durante veintitrés años, ha sido meditada durante largo tiempo”.
“No creo -añadía-, que un partido político pueda guardar cohesión sino vincula a sus hombres nada más que las posiciones personales. No creo, que pueda hacerse efectiva la oposición, cuando cada jefe de situación, busca su propio valimiento o el de su círculo; es así que se excluyen con habilidad malabarista, los hombres ilustrados cuya capacidad intelectual sumados a los méritos parlamentarios son desplazados por ‘caudillos’ jueces de sus propios valores, sin interesarse en una obra provechosa para el Partido y para los intereses del pueblo que representan”.
“Estos y muchos otros fenómenos que vengo observando y son tan sabidos como largos de enumerar, me obligan a tomar esta re solución que apena profundamente mis sentimientos cívicos”, concluía.
?Tal vez, Dehenen esperaba alguna señal favorable desde la dirigencia del partido, pero ese gesto nunca llegó; por el contrario, su renuncia fue tomada con evidente indiferencia.
El 17 de noviembre del mismo año volvió a dirigirse a las autoridades del Partido Conservador, reclamando que no se le había dado un acuse de recibo a su esquela de marzo.
“El delegado -decía en la misiva- de la Junta de Gobierno, Comandante Alberto Moreno ha estado en ésta, el día 4 del corriente, para presidir una parodia de reorganización del Partido, y, a pesar de ser aún, por no habérseme aceptado mi renuncia, miembro de la Junta de Gobierno del Partido Conservador, no ha guardado conmigo las más elementales consideraciones de cortesía, interpretando esa actitud, como una manifiesta hostilidad hacia mi afiliación política”.
“Ratifico, pues, mi renuncia anterior y la reafirmo, esperando solamente el acuse recibo de la misma, porque no podría aceptar otra cosa, desde que en ninguna forma podría reintegrarme al Partido después de las desconsideraciones con que se me ha tratado”, afirmaba.
Ese mismo día, a poco de los comicios de diciembre de 1926, dio a conocer la decisión de brindar su apoyo al “antipersonalista” Eduardo A. Fauzón, quien se enfrentaba en aquella contienda electoral a otro radical, Ramón N. Poratti y al histórico caudillo del Partido Conservador, Nicolás H. Robbio.
El doctor Dehenen fundamentó su posición manifestando públicamente que, su apoyo al candidato del radicalismo, no significaba su incorporación a este partido “sino una concordancia de acción en el momento actual de la política”.
Su renuncia al Partico Conservador, por un lado y la derrota de Fauzón por otro, debieron marcar el final de su carrera política.

Continuará…

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