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Nueve de Julio
miércoles, mayo 1, 2024

Un político de vocación, honesto y de sólidas convicciones

* Fue un político de raza
* Se inició en el Radicalismo siendo joven y ocupó cargos partidarios en el comité de Distrito
* Fue electo concejal en 1954 y 1960.
* En 1963-1965 ocupó una banca en la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires
* Fue presidente de la Asociación Nuevejuliense de Basquetbol en l970.

En un librito, un poco olvidado en nuestros días, escrito por Jean Louis Barthou, un abogado y político francés, y traducido a nuestra lengua bajo el título de “El Político”, se afirma que “no hay vocación más fuerte que la del político; quien ha sentido su primera llamada, no se resiste ya; está dominado por ella para siempre”. Ciertamente, ¡cuánta verdad revela esas breves palabras!, pues el político que llega a la política con un corazón limpio, con autenticidad, honradez y generosidad, marchando por el camino del bien común y del servicio de sus semejantes, abraza esta vocación para siempre.
En la historia de 9 de Julio, Otto Rafael Adobato fue un paradigma en el ejercicio de la política, desde la más elevada acepción que esta palabra guarda.
Había nacido en 9 de Julio en 1928, en el hogar formado por Emilio Adobato (nacido el 9 de julio de 1890) y de Aida Laura Magni (nacida el 6 de abril de 1898). Sus padres había contraído enlace el 5 de abril de 1923 y de esa unión nacieron otros dos hijos, Haydée Elvira, quien ejerciera la docencia durante muchos años en esta ciudad y actualmente radicada en la ciudad de Buenos Aires y Emilio Cesar, con el tiempo director del Diario “El Orden” de esta ciudad, más tarde afincado en Reconquista donde falleció.
Otto era descendiente de una familia de antiguo arraigo nuevejuliense. Por vía paterna, sus abuelos italianos, Antonio Adobato y Rosaria Scudiero, había llegado a estas tierras a fines del siglo XIX, provenientes de Brienza, en Potenza, y habían ocupado una quinta a las afueras del pueblo, en la esquina de las actuales avenidas Cardenal Pironio y Antonio Aita.
Por vía materna, su abuelo Egidio Magni (1864-1906), de profesión químico y farmacéutico, y dotado de una sólida formación intelectual, había tenido un destacado protagonismo en el 9 de Julio de su tiempo.
Su abuela materna, Marcela Sisniega, estaba vinculada a las familias Alonso y Comas, que ya se encontraban en esta comunidad en el último cuarto del siglo XIX.

En el Colegio Cavallari
Sus estudios los cursó en el Colegio Cavallari.
Desde la adolescencia, Otto se sintió atraído por la participación institucional. Corría el año 1942 y Otto Rafael cursaba el tercer año del Bachillerato en el aludido establecimiento, donde también asistía su hermano mayor Emilio.
Mientras se desempeñaba como secretario del Centro Estudiantil Cavallari con el anexo de la Biblioteca “Florentino Ameghino” y participaba –junto a su hermano- en la edición periódico quincenal “Estudiantina”, que tenía como lema “Inquietud juvenil ansia de luz y Armonía”.
Ese año, en un ciclo de conferencias programadas por la Biblioteca “Florentino Ameghino “, disertó sobre “Los Aztecas y su civilización “.
Del Colegio Cavallari egresó con el diploma de Bachiller Nacional.

La Fotografía
En 1904, su tío Rafael adquirió a fotógrafo Valentín Estradé Vals, en el mismo lugar de Independencia (hoy Yrigoyen) entre Buenos Aires (hoy San Martín) y Salta, fundó la Fotografía “Buenos Aires”, su estudio, que giraba con el nombre de “Fotografía Buenos Aires”. Poco más tarde, el estudio pasó a denominarse Fotografía “Adobato”.
Hacia 1928, Rafael Adobato, que había asumido la función pública en el gobierno municipal, se retiró de la profesión de fotógrafo, dejando la empresa en manos de dos entusiasta jóvenes, su hermano, Emilio Adobato (padre de Otto) y Cataldo Divito. A partir de entonces, la empresa comenzó a llamarse “Adobato y Divito”.
Sus padres habían establecido su domicilio en la casa contigua al estudio fotográfico (Yrigioyen entre San Martín y Salta), la vivienda donde Otto transcurrió su infancia, juventud y adultez, hasta su fallecimiento.
Otto Adobato contrajo enlace con Raquel D’Giovanángelo, quien actualmente vivie en la misma casa donde vivió su esposo toda su vida y que pertenece a la familia desde hace más de un siglo.
Retirado Divito de la firma, su padre quedó como propietario del estudio fotográfico. Otto, también desde niño comenzó a conocer los secretos de la fotografía. Al fallecer su padre en 1948, quedó al frente del negocio con su madre Aída y como auxiliar el fotógrafo Arnaldo R. Vega, quien por muchos años fue un eficaz colaborador.

En el Club Atlético «9 de Julio»
Desde joven estuvo vinculado a Atlético 9 de Julio, era un niño e iba de la mano de su padre a observar como se estaba construyendo el estadio y la pileta de natación, desde ese momento le quedó muy prendida su incondicional adhesión a la entidad, Se inclinó por el basquetbol y colaboraba, desempeñándose como árbitro de ese deporte.
Años más tarde fue delegado del club ante la Asociación de Basquetbol, llegando a ocupar la presidencia de la asociación, en 1970. En esta oportunidad lo acompañaron Eduardo Lucangioli, que fue director técnico del equipo campeón Regional año 1970, F. Maestrutti, Néstor Baloriani, A. Galdos y A. Fernández, entre otros.

Un político de raza
Otto Rafael Adobato desde niño en su casa paterna oyó hablar de política. Su abuelo materno Egidio Magni, había sido secretario del primer Comité Local de la Unión Cívica Radical (UCR) en 1892, su tío Rafael ocupó el cargo de secretario Municipal en varias ocasiones (1917/18/23/25/30), y su padre Emilio, también, desempeñó la función pública, ejerciendo la presidencia del Concejo Deliberante.
Con este antecedente familiar Otto Rafael fue asimilando las experiencias que palpaba en su tertulia familiar y desde estudiante se perfiló como un relevante dirigente político.
Con un poco más de veinte años, en abril de 1952 fue designado prosecretario general del Comité de Distrito de la UCR, presidido por el doctor Manuel Osores Soler en representación de la Lista Blanca del sector Unionista. En 1954, resultó electo concejal y presidió el bloque de ediles de su partido, demostrando en su quehacer cívico, preocupación por los problemas de la comunidad.
En la labor legislativa demostró un profundo conocimiento de la administración municipal. Producido el bombardeo de Plaza de Mayo por los aviones navales, el 16 de junio de 1955, contra el Gobierno del general Perón, fue detenido por la policía junto a otros correligionarios, sacerdotes y dirigentes de otros partidos de la oposición. En octubre de 1955, integró la Comisión Investigadora de 9 de Julio que tuvo como misión indagar acerca de todos los actos de gobierno del Intendente Municipal Horacio Italiano y funcionarios de su gobierno.
El 27 de noviembre de 1955, la UCR realizó elecciones internas, obteniendo el triunfo la Lista “Rosa“ (Unionista) sobre la lista de la línea Intransigente. En esta ocasión, Otto, resultó electo Convencional Provincial.
En 1957 , en 9 de Julio, ocurrió un hecho inusual el doctor Juan A. Maldonado había retado a duelo al dirigente radical Adolfo R. Poratti, por una cuestión suscitada por el funcionamiento de un pulmotor en el Hospital Julio de Vedia, adquirido mediante una colecta popular. Planteado el Reto a Duelo, Otto Adobato y el Abogado Vaccarezza de Bragado, en representación de Poratti. El doctor Maldonado tenía como padrinos, al capitán Roberto Latino Córdoba y el escribano Gustavo Ferrere. De resultas de la reunión de los padrinos, con un buen tino, resolvieron no dar lugar al duelo.
En junio de 1959, fue designado por la lista Unidad, Secretario General del Comité de Distrito, presidido por Francisco Dorré. Para las elecciones parciales de 1960, resultó electo concejal por la lista única conformada por el entendimiento de los sectores Balbinistas y Unionistas.
En 1963 y 1965 ocupó una banca en la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires e integró la Comisión de Presupuesto y Hacienda.

Su fallecimiento y las exequias
Otto Rafael Adobato falleció en 9 de Julio, el 7 de diciembre 1974, a los 46 años de edad. Sus exequias fueron una verdadera expresión de pesar. Sus restos habían sido velados en su casa paterna y en la sede del Comité de Distrito y luego de la ceremonia religiosa en la Iglesia Catedral.
Durante el funeral, en el peristilo del Cementerio dejaron sus oraciones fúnebres, Sixto Font, por el Club Atlético “9 de Julio”; Antonio Rodríguez, en nombre de sus amigos; el doctor Jorge Abitante, en representación del Comité de Distrito de la UCR y el doctor César García Puente en representación del Comité Provincia de la UCR. Los oradores fueron mostrando claros perfiles de su personalidad y lo señalaron como ciudadano capaz y honesto que supo brindarse con limpieza en favor de los intereses del país.
El Intendente Municipal Jesús A. Blanco firmó un decreto adhiriéndose al duelo por el fallecimiento de Otto Adobato, “exaltando con equidad y justicia los valores morales de quienes han servido desinteresadamente con vocación de bien público”. El Presidente del Concejo Deliberante de 9 de Julio, doctor José Salvo González, suscribió un decreto adhiriéndose al duelo y subrayando que, Otto Adobato, “en su vida pública y privada se desempeñó con espíritu fraterno en bien del pueblo en general, honró con su presencia este recinto en su carácter de concejal del partido de 9 de Julio, fue legislador de nuestra provincia y su paso por ambos cargos, dejó obras que se recordarán en nuestra ciudad”.
El Senador Provincial Arturo Ares, el Diputado Nacional Alberto Bellisio y el Intendente Municipal Jesús A. Blanco, se hicieron presentes en el responso y en el acto del sepelio. El Movimiento de Intransigencia y Renovación se adhirió al duelo con una nota de pésame a la UCR.

Palabras finales
Cuando Álvaro de Figueroa y Torres, primer conde de Romanones, genial político y  prolífico escritor, tradujo la obrita de Barthou, a la que aludimos al comienzo, puso especial cuidado al interpretar un párrafo enteramente sugestivo: “La afición por la política nace más bien de una vocación personal (…); se disciplina, pero no se improvisa. Se tiene, por así decirlo, en la sangre…”.
Precisamente, Otto Adobato, iba a la política muy en su interior; amaba el ejercicio de la política del modo en que había concebido que debía hacerse: con honradez, entrega e interés absoluto por el bien común.
Pertenecía a una generación de políticos que aún mantenían vivos los ideales de la política elevada, aquella que habían soñado los grandes prohombres de nuestra patria.
La política es arte, voluntad y pasión hacia el bien común y así lo entendió Otto Adobato. Fue un gran político, porque antes había elegido ser un hombre de bien.

Héctor José Iaconis.

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