En 1988 la poliomielitis, también conocida como polio, una enfermedad infecciosa causada por el poliovirus, que se transmite de persona a persona a través de secreciones respiratorias o por la ruta fecal-oral y que afecta principalmente al sistema nervioso, paralizaba en el mundo a unos 1.000 niños cada día.
Es por eso que se le decía poliomielitis infantil, porque eran los menores quienes más lo contraían.
En esa década el Club Rotary, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), gobiernos y otras entidades impulsaron campañas masivas de vacunación en territorio americano.
En 1994 América fue la primera región en el mundo en ser certificada libre de polio.
Pero la enfermedad sigue paralizando niños.
El poliovirus salvaje (el que circula en el medio ambiente en forma natural) tiene tres cepas. La tipo 2 fue declarada erradicada a nivel global en 2015 y la tipo 3 en octubre de 2019.
La tipo 1, sin embargo, sigue circulando en dos países: Afganistán y Pakistán. «La situación de la polio en el mundo es todavía un desafío».
Vemos el gran espíritu de sacrificio de nuestros talentos humanos que en aquel entonces demostraron realmente su valía.
Llegaron a sitios increíbles, pasaban los ríos, caminándose las trochas o senderos de los cerros que cuando llovía se volvían muy resbalosos».
«Además, hubo una comunión de ideas. Todos participamos, el gobierno, la OPS, Unicef, el Rotary».
La lucha contra la polio permitió crear estrategias de vacunación que ayudaron a combatir otras enfermedades, como el tétanos, la tos ferina, la fiebre amarilla o el sarampión.
«A pesar de las circunstancias tan difíciles, es posible hacer las cosas cuando hay convicción de hacerlas»