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jueves, marzo 28, 2024

Semana Mundial de la Lactancia Materna

Más que nunca, durante la pandemia por el COVID- 19, la lactancia materna ayuda a proteger a niños y niñas
Cada año, del 1 al 7 de agosto se celebra, en más de 170 países, la Semana Mundial de la Lactancia Materna con el fin de proteger, promover y favorecer el amamantamiento. Para 2020, el lema es «Apoye la lactancia materna, por un planeta saludable».
«La lactancia materna mejora significativamente la salud, el desarrollo y la supervivencia de los lactantes, niños y niñas. Especialmente, cuando la lactancia es exclusiva. También favorece la salud y el bienestar de las madres, a corto y largo plazo», resume la doctora Ana Pedraza, jefa de neonatología de Clínica y Maternidad Suizo Argentina.
La doctora también destaca que «la leche materna es un alimento natural y renovable, que no contamina ni produce residuos. Por lo cual, contribuye al cuidado del medio ambiente y de toda la sociedad. Es la manera más accesible y segura de alimentar a los bebés».

Tiempos de COVID-19
Además, en esta época de pandemia por el COVID-19 resulta importante destacar que «la leche materna es un tejido vivo, con múltiples componentes y anticuerpos que protegen a los bebés de enfermedades como diarrea y otitis, y de problemas respiratorios como bronquiolitis y neumonía, disminuyendo significativamente su riesgo y gravedad», explica Pedraza quien afirma que es fundamental que, en el contexto actual, las madres puedan amamantar.
Para ello, es indispensable extremar los cuidados de aislamiento y distanciamiento social y las medidas de higiene. «Durante la internación en la maternidad, modificamos el régimen de visitas, para así disminuir el riesgo de contagios. Las mamás recientes solo pueden tener un acompañante durante toda la permanencia», explica la neonatóloga.
Sobre la posibilidad de transmisión del virus a través de la leche, «hasta el momento no se ha demostrado. En caso de sospecha o confirmación de COVID-19, y si la mamá y el bebé están en condiciones, pueden y deben seguir amamantando. En estos momentos, más que nunca, la lactancia materna ayuda a proteger a niños y niñas», resalta Pedraza.

Lactancia materna extendida o prolongada: ¿por qué es un concepto que lleva a interpretaciones erróneas?
La Organización Mundial de la Salud fomenta la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida. Luego, a partir de esa edad, recomiendan la incorporación de una alimentación complementaria oportuna y continuar con el estímulo de la lactancia materna hasta los dos años o más.
Con lo cual, «el término lactancia materna prolongada o extendida puede llevar a interpretaciones erróneas. Dado que extendido se refiere a algo que dura más tiempo de lo establecido, se podría entender que se habla de un período que supera las recomendaciones, cuando en realidad es un objetivo en la salud materno infantil», diferencian Marcela Sánchez y Evelyn Pesce, coordinadoras de puericultura de Clínica y Maternidad Suizo Argentina quienes agregan: “La indicación general es mantener la lactancia materna todo el tiempo que la madre y el niño deseen, sin establecer un límite para finalizarla.”

La mejor estrategia para el destete
«El destete debería ocurrir cuando la madre y/o el niño lo deseen. Con la excepción de algunas causas específicas que indique el médico. Por ejemplo, una amenaza de aborto o parto prematuro ante un nuevo embarazo», destaca Teresa D’Osualdo, coordinadora de Puericultura Sanatorio de Los Arcos.
Las especialistas en Puericultura destacan que lo aconsejado es un destete gradual y consensuado. «Se trata de un proceso, que no ocurre de un día para el otro. Si la decisión es materna, es importante ofrecerle al niño diferentes alternativas a la necesidad del contacto con ella. En los casos en que sea una opción del pequeño, la madre tendrá que ocuparse de sus pechos y procesar el momento. Aunque, la realidad es que la principal dificultad que enfrentan las madres es el ‘rechazo social’ de amamantar a sus hijos más allá del primer año de vida. Esto se debe a los prejuicios y el desconocimiento sobre los beneficios de la lactancia materna».

Mitos que persisten sobre la lactancia materna
La leche materna ya no lo alimenta: «La leche humana es un fluido vivo y cambiante que se adaptará a los requerimientos nutricionales del niño. El bebé mayor de un año que toma el pecho obtiene un tercio de sus necesidades calóricas y proteicas diarias de la leche humana, además del aporte de vitaminas y minerales. Otro punto para tener en cuenta es que los beneficios inmunológicos perduran hasta algunos años después del destete», explica D’Osualdo.
No tengo suficiente leche: «Pasadas las primeras semanas de vida del bebé, las madres sienten los pechos blandos y pueden creer que no tienen leche. En realidad, la producción se adapta a las necesidades del hijo y está regulada perfectamente en respuesta a la succión. Dicha sensación puede coincidir con períodos de crecimiento del bebé. Es decir, antes el bebé se mostraba satisfecho y ahora pide de mamar más frecuentemente. Esto suele causar mucha angustia a las madres y es frecuente que las lleve al error de empezar a utilizar fórmulas infantiles o a abandonar la lactancia», explica la doctora Patricia Subotovsky, coordinadora del servicio de neonatología de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina.
El estrés me cortó la producción de leche: «Una mala noticia, una pérdida o una situación conflictiva puede provocar una disminución en la producción de leche debido a liberación de hormonas relacionadas con el estrés. Este proceso es temporal y puede revertirse con el contacto con el bebé, sosteniéndolo, acariciándolo y ofreciéndole frecuentemente el pecho», explica la doctora Elba López Turconi, jefa del servicio de neonatología del Sanatorio de Los Arcos.
Lactancia y cáncer de mama: La percepción de los médicos locales y las estadísticas internacionales muestran que las pacientes con esta patología son cada vez más jóvenes y un número significativo de ellas tiene menos de 40 años. “En lo que respecta a la lactancia, si bien es extremadamente improbable que la misma coincida durante o justo después de un tratamiento con radioterapia, quimioterapia u hormonoterapia, de ocurrir, el equipo médico tratante determinará como proceder en cada caso en particular,” detalla el doctor Luciano Cassab, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Mastología, quien remarca que “teniendo en cuenta que los organismos de salud internacionales recomiendan amamantar a los niños hasta los dos años, es importante recordar que durante este período las mujeres deben realizarse los estudios mamarios de manera regular.
Desde la Sociedad Argentina de Mastología recomiendan realizarse una mamografía de base a los 35 años siempre que no se tengan antecedentes familiares de cáncer de mama, y luego una mamografía anual a partir de los 40 años. “Esta frecuencia debe mantenerse aún durante la lactancia, ya que este estudio no tiene ninguna contraindicación y es la herramienta que nos permite detectar el cáncer de mama de manera precoz”, concluye el Dr. Cassab.

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