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jueves, abril 25, 2024

Joker – Una denuncia al sistema

Tal vez desde la segunda fila de un cine relativamente pequeño se vean las imágenes demasiado cerca, casi sin distancia. Y tal vez eso haga que la angustia de las miradas y las risas desconcertantes para otros, los espectadores de este lado y los del al lado del personaje, me haya atravesado el cuerpo. Aunque no creo, aunque hubiese estado sentada al final, lo más lejos posible de la pantalla, me
habría pasado lo mismo. Joker es el relato más fiel y acabado de los últimos tiempos acerca de la desolación, de la incomprensión, de los que miran y no hacen nada, o –mejor dicho- de los que miran y no ven. De la necesidad humana de expulsar a los distintos, a los que siento que me amenazan, a los vulnerados.
Desde el comienzo de la psicología, solemos dividirnos entre neuróticos, psicóticos y perversos, aunque hace ya mucho tiempo que nos dimos cuenta de que esa clasificación es sólo para poner algún tipo de orden u organización, todos somos un poco lo otro. Sin embargo, muchas veces la mirada dice otra cosa. El sufrimiento por las cosas de la vida, algunas terribles e irreparables como la muerte de un hijo, por ejemplo, nos muestra una mirada profundamente triste, apagada, melancólica, dolida; como si en los ojos hubiese una marca que dice “todo yo estoy sufriendo, el alma se me quebró”. La mirada del sufrimiento más loco, de quien no encontró manos que lo ayuden, de quien en su origen mismo fue atormentado, es otra.  Genera miedo en quien la ve. El sufrimiento psíquico de aquel a quien llamamos
psicótico es intolerable para quien lo acompaña. Esa mirada, que viene desde vaya uno a saber dónde, desde algún lugar oscuro, oscurísimo, nos hace sentir el susto terrible, casi sin palabras, que ese ser padeció siempre, desde antes de que él
tuviera palabras. La mirada del sufrimiento psicótico es intolerable, nos recorre el cuerpo como un rayo eléctrico y en ese recorrido, nos quema. Muchas veces el arte nos conmueve, nos identifica, nos muestra una verdad que no sabíamos cómo revelar. Pero sólo de vez en cuando algunas joyas nos sacuden.
Este es el caso de Joker. La mano mágica de su director nos lleva por lugares adonde no solemos llegar, abriendo puertas que pretendemos mantener cerradas, despertándonos sensaciones y planteándonos cuestiones que preferimos no
pensar. Joaquin Phoenix, lejos de ponerse en la piel de un personaje, fue quitándose la suya propia, mudando la piel como hacen las serpientes, hasta encontrar a ese Joker que lo habita, que tal vez nos habite a todos, pero él, en un esfuerzo magistral, se animó a sostener. Y se produce entonces la metamorfosis.
Joker es una denuncia a un sistema excluyente. Y es la muestra de que cuando los llamados débiles o payasos se organizan y se unen, siguiendo a un líder que los comprende en su dolor y los representa, son capaces de revelarse y cobrarse lo que sienten que se les debe. Porque alguien no los atendió.
Vean Joker. Entonces después seguimos pensando, abriendo un poco más que ahora, para que nadie sienta que le contamos el final… Y para preguntarnos, en definitiva, si “That’s life”puede ser de otra manera.
Lic. Silvina Pinelli
Santa Fe 923
1155045590

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