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jueves, abril 18, 2024

Ante una nueva oportunidad

gallollorente-junio2019
* Por Eduardo Gallo Llorente [email protected]

NOTA DE OPINION
Durante casi toda mi vida, tengo 67 años, he vivido en un país cerrado al mundo, muchas veces los potenciales compradores nos aplicaban barreras arancelarias y para-arancelarias frenando toda posibilidad de exportar; otras veces como por ejemplo durante los 12 años de gobiernos Kirchnerista no permitieron exportar, aplicaron cupos o permisos como los famosos ROE de Guillermo Moreno o directamente prohibían las exportaciones. Recuerdo ahora a Moreno anunciando que había ordenado bajar contenedores de carne de los barcos y haciéndole un gesto de cortarle la cabeza al Ministro de Economía Martin Losteau que supuestamente era su jefe. Todo esto lo vimos por televisión y no es un invento mío, pero pasaron tantas cosas insólitas durante ese período que cualquier anécdota de ese estilo es creíble. El stock ganadero disminuyó 11 millones de cabezas y de ser el tercer exportador de carne en el mundo pasamos al número 11. Durante dos o tres campañas sembramos la menor superficie de trigo en 100 años y algunos productores almacenaban una o dos cosechas porque no había a quien vendérselas.
Todas esas medidas y otras más eran con la estúpida excusa de cuidar la mesa de los argentinos enarbolada por algunos transnochados como Moreno y Kicilof que ahora quieren volver al poder, achicar el país y exportar cada vez menos.
El país que más ha crecido en Latinoamérica en los últimos 30 años es Chile que es casualmente la economía más abierta de la región y la que más se ha empobrecido es Venezuela con el socialismo de Chávez y Maduro a los cuales los Kirchneristas admiran y aplauden. Chile en 30 años redujo la pobreza a más de un tercio y el PBI per cápita hoy es mayor al de Argentina. Nuestro país desde el regreso de la democracia multiplicó la pobreza por cuatro llegando hoy al 32% luego de haber superado el 50 % en la crisis del 2001. Quienes han sido más exitosos y porque deberiamos preguntarnos. Hace 15 años escribí una nota donde decía que Néstor debía mirarse en el espejo de Ricardo Lagos y no en el de Ignacio Lula da Silva. De haber sido así nos hubiera ido mucho mejor.
Hoy, con el acuerdo Unión Europea Mercosur que se acaba de firmar estamos ante una nueva oportunidad de acceder a un mercado de 500 millones de consumidores de alto poder adquisitivo. Esperemos que se pueda concretar y que los parlamentos de todos los países tengan la sensatez necesaria para ratificarlo.
Alberto Fernández y Hugo Moyano han criticado fuertemente el acuerdo, a mi parecer por dos motivos fundamentales: porque no lo firmaron ellos y Macri se llevó las palmas y porque son fanáticos del desarrollo del mercado interno y de la promoción del consumo y no de la producción y exportación.
La Argentina cuando más creció fue de 1870 a 1930, era la séptima economía del mundo, un país abierto que exportaba mucho y contra lo que muchos creen tenía un desarrollo industrial importante para la época, mayor al de Brasil y México juntos, según afirma Agustín Etchebarne en su libro La clave es la libertad. El ingreso per cápita y los salarios eran mejores que en Europa por eso recibíamos una gran inmigración.
La Argentina también está ante otra gran oportunidad que esperemos sepamos aprovechar. La apertura de China al mundo y el problema sanitario que ha afectado a las piaras por la peste porcina africana que está diezmando sus criaderos y que le llevará aproximadamente de 8 a 10 años recuperarse. China es otro ejemplo de que la apertura económica realizada en los últimos 5 años potenció su crecimiento. La posibilidad de vender carne de cerdo y vacuna a China transformando el maíz y la soja en proteína animal hoy es algo cierto y no un sueño. El agregado de valor de exportar cereales y soja a pasar a exportar carne es multiplicar por 20 o 30 el valor de los granos. Tal como dijo el embajador argentino en China Diego Guelar el problema argentino hoy no es apertura de mercados sino poca producción.
Todo esto sin hablar de Vaca Muerta que es una gran oportunidad para no importar más gas y pasar a exportar. Se puede exportar en barcos como hace unos años se importaba. El gas es la energía no renovable más limpia y puede cambiar la vida de todos los argentinos en los próximos años y según algunos especialistas podría llegar a generar tantas exportaciones como el agro, ya lo veremos en un futuro que espero no sea lejano.

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