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Nueve de Julio
miércoles, abril 17, 2024

ALCEC: Curso de Humanización de la salud a cargo de la Lic. Iñurritegui

Curso : ¨El arte de aprender a desplegar la empatía¨
El término humanización está compuesto por ¨humanus¨ que significa perteneciente a la tierra e ¨izare¨ cuyo significado es convertir en. Por ende, cuando hablamos de humanización nos estamos refiriendo a ¨dar características o convertir en humano¨. Ahora bien, cabe interrogarnos a cerca de ¿porque existiría la necesidad de humanizar la asistencia sanitaria? ¿En qué momento y debido a que factores comenzaron a perderse las mismas?
En principio deberíamos decir que resulta contradictorio hablar de humanizar la salud, cuando, en sentido estricto, deberían ser sinónimos; ya que, en un ámbito en donde priman las relaciones interhumanas, este valor debería ser inherente al mismo.
La creciente tecnificación de la asistencia sanitaria, la prioridad por la búsqueda de la eficiencia, la masificación, la falta de tiempo, han hecho que con frecuencia el personal sanitario pueda anteponer aspectos meramente administrativos, económicos o procedimentales, a la prestación de un auténtico servicio orientado al ser humano. Los agentes de salud, atraídos irresistiblemente por las posibilidades de la técnica, se sienten disminuidos si deben aplicarse a curar una simple herida de un paciente, atender sus necesidades elementales, escucharlo y hablarle. En el afán de la cura muchas veces se ha olvidado la función humanitaria, con ella nos referimos a lo siguiente: el proceso de enfermar hace que las personas se sientan más vulnerables o frágiles, por lo que resulta fundamental la actitud de los profesionales dispuestos a respetar a las personas y su dignidad en la interacción con ellas. En este sentido, la presencia humana ante las personas enfermas con dolor y sufrimiento, se hace insustituible: mirar, hablar, sonreír, mostrar empatía, sensibilidad y comprensión con la situación del otro. El paciente busca o demanda más que la simple cura; se presentan ante los ojos del personal de salud como individuos, personas integras, con creencias, valores, una historia personal, y no como órganos o fragmentos de un cuerpo orgánico. La demanda es pues de curación, pero también es demanda de cuidados, demanda de amor.
¿Cómo relacionamos entonces la empatía con la humanización /deshumanización de la asistencia en salud?
Planteo aquí la necesidad de establecer/reestablecer la empatía como herramienta para el abordaje integro de un paciente que se encuentra atravesando un proceso de enfermedad. Cuando hablamos de empatía nos referimos a ¨sentir con el otro¨. Cito a una escritora norteamericana que define muy bien el concepto: ¨La empatía no consiste solo en decir debe ser muy duro¨. La empatía no consiste solo en escuchar, si no en formular las preguntas cuyas respuestas deben ser escuchadas, la empatía requiere saber que no se sabe nada (conocer los limites científicos); la empatía equivale a reconocer un horizonte contextual que se extiende perpetuamente más allá de lo que uno alcanza a ver. La empatía equivale a percatarse de que ningún trauma posee contornos discretos. El trauma sangra, por las heridas y más allá de las fronteras. La empatía es una forma de velar por alguien, pero no es la única…¨ (Leslie Jamison).
Con ello queremos decir lo siguiente: son necesarios el conocimiento, la técnica, si, por supuesto. Pero al considerar la necesidad de humanizar la asistencia en salud, aludimos a la atención y cuidados basadas en el respeto y la cercanía. Un modo de lograr esta cercanía con el paciente es utilizando la empatía como herramienta. Son planos complementarios, no excluyentes. Debemos formarnos y formas en ambas dimensiones por igual. Humanizarnos para Humanizar, y esto solo es posible si asumimos la valentía de reconocer nuestra propia historia también llena de soledades, fracasos, dificultades, esperanzas.
No hay nada más humano que la atención y cuidado de un ser hacia otro, sin embargo, dolorosamente, el hombre se ha separado del hombre y la mejor manera de ignorar el dolor y la necesidad ajena radica en la creación de un discurso sobre ¨el otro¨ que carece de empatía.
Considero que este discurso es el que nos enseñan en las universidades con el objetivo de preservar nuestra salud cuando ejercemos nuestra profesión dentro de dicho ámbito, y es absolutamente adecuado y necesario; pero también deberían enseñarnos esta otra vertiente de la que hablamos.
Lic. en Psicología
María Cecilia Iñurritegui
MP 5297

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