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viernes, marzo 29, 2024

Poda: Relatos y consejos del Ing. Agrónomo Eduardo Stafforini

“Mirta, una vecina, partía al jardín con tijera en mano, por suerte no con mucha frecuencia. Las malas lenguas dicen que vieron a muchas plantas esconderse rápidamente, presagiando lo peor. Como respuesta a mis quejas, su marido justificaba sus tropelías con dos argumentos: era preferible que la mutilación fuese sobre sus plantas en vez de sus hijos y que le resultaba más barato reponer las plantas que las sesiones de terapia de ella.
Mucha tinta se ha utilizado en tratados sobre poda, muchas bocas se han secado de tantas palabras expresadas explicando los pros y los contras de tal práctica, hechos de sangre sucedieron por defender algunas posturas al respecto.
De todo ello, irónicamente, sólo podemos afirmar que las plantas se pueden podar tanto como que a las plantas no se las debe podar.
Si nos remitimos a la naturaleza, sabia ella, dicen los vegetales tienen mecanismos de restauración de sus partes perdidas, por causas tan disímiles como el ser masticadas por un hambriento vacuno, desgajadas sus ramas por fuertes vientos o, tal vez la más peligrosa, las intenciones conductistas de un ser humano. Sin duda, están mejor preparadas que los humanos. Los tejidos cicatrizan, los troncos tienen yemas dormidas o despiertas, pero restauradoras al fin, y los viveristas hábiles y observadores de esos comportamientos, utilizan esas virtudes para reproducirlas vegetativamente o conducirlas con formas útiles, como las plantas con fuste pars sombre en las calles, o estéticas como los topiarios, ahora de moda. Dios nos libre de que a alguien se le ocurre reproducir en serie a mi vecino.
Sin embargo al estilo del drama de Alejandro Casona, a ciertos árboles les toca morir de pie, por la lamentable acción, bien o mal intencionada, de personas, vecinos nuestros algunos cultivadores de soja, otros o simplemente confundidos propietarios, que argumentan que los árboles podados crecen mejor o que a la humanidad hay que darle de comer.
Como casi todo en la vida, es tan difícil equilibrio, más aún en estas cuestiones en las que muchos opinan, pocos son los que saben y peligrosos los que hacen.
Hay principios o criterios que son básicos y necesarios a la hora de tomar el serrucho, la motosierra o simplemente la tijera de podar. Las clásicas y universales preguntas de cómo, cuánto, y dónde se aplican también en todas las podas. No importa que estemos frente a una gaura que no queremos que se vuelque, o frente a un enorme eucalipto cuyas ramas amenazan el techo de nuestra casa.
También hay certezas sobe las catastróficas consecuencias de malas intervenciones. Los árboles excesivamente o incorrectamente podados viven menos años que los no podados, salvo que la no poda haya provocado la caída de la planta en cuestión, en cuyo caso habrá que aguantar la larga lata de los defensores de la mutilación. Los árboles frutales en especial los de hoja caduca, se podan en los montes comerciales para estimular la producción de más y mejor fruta, a costa de su longevidad, algo que no suele ser necesario en las huertas familiares. Las podas tempranas de otoño le quitan a la planta una gran cantidad de reservas de nutrientes, los que le faltarán para una buena brotación en la primavera siguiente.
Hay tanto más para comentar, pero mi vecino se despertó y escucho su motosierra en acción. En otro momento la seguimos, intentaré persuadirlo…”

stafforini

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