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Horacio Delgado. Una vida de trabajo, dedicación y servicio

[4 de junio de 2011]

*  De humildes orígenes fue labrándose un porvenir, merced al sacrificio, al esfuerzo y al trabajo fecundo.

* Graduado como abogado en la Universidad Nacional del Litoral, en Santa Fe, para costearse sus estudios no dudó en trabajar como vendedor de diarios o mozo.

* En el Partido de 9 de Julio se desempeñó como Delegado Municipal de Morea; concejal, vicepresidente y presidente del Concejo Deliberante e intendente municipal.

* Elegido como diputado provincial, es en la actualidad Vicepresidente de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires.

* Entre el 23 y el 27 de marzo de 2011, en ausencia del titular, fue designado gobernador de la Provincia de Buenos Aires, por decreto nº 175.

No resulta una tarea sencilla, redactar una semblanza biográfica de alguien que, aún siendo una persona joven, ha venido trazando una actividad intensa. Máxime, cuando esta labor se encuentra integrada no solamente en su lugar de pertenencia, sino también a nivel regional y provincial.

Efectivamente, consustanciado con las necesidades de su pueblo, de su distrito, animado por una férrea voluntad de trabajo en beneficio de sus semejantes, estimado y respetado por sus pares y, sobre todo, auténticamente fiel y leal a sus ideales políticos, el doctor Horacio Guillermo Delgado, actual Vicepresidente de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, ha trazado una carrera importante.

En esta semblanza, de una manera sucinta, habremos de recorrer algunos aspectos de su vida, en la cual se conjugan dos virtudes fundamentales: el trabajo y la vocación de servicio puesta al servicio de la comunidad.

Nacido el 6 de octubre de 1964, en el Hospital Zonal “Julio de Vedia”. Si bien nació en 9 de Julio, porque su madre fue atendida en el aludido centro asistencial, toda su infancia y adolescencia transcurrió en la localidad de Morea.

Sus padres Oscar Guillermo Delgado, quien este mes cumplirá ochenta y dos años, y María Esther Ducca, formaron un hogar compuesto por seis hermanos, Horacio, el mayor;  Sergio, Verónica y Claudio, que se encuentran radicados en Morea, y Fabián y Karina, quienes hoy viven en 9 de Julio.

En Morea, junto a sus padres, hermanos y un tío vivió en la casa de sus abuelos paternos. Sus abuelos habían llegado desde el Partido de 25 de Mayo, y cuando se radicaron en Morea, adquirieron dieciséis hectáreas de campo.

“En el campo –recuerda Horacio, en una entrevista con el Diario EL 9 DE JULIO- vivía en un rancho de adobe, con piso de tierra y cielorraso de bolsa. El baño, como se acostumbraba en esa época, era una letrina ubicada a veinte metros de la casa, y se consumía el agua extraída de una bomba, también distante a veinte metros en sentido contrario del baño”.

Sus orígenes humildes le han permitido forjar su personalidad. Precisamente, una de las características personales que, en Horacio, se manifiesta de una manera muy nítida es su humildad y su capacidad de escucha ante la necesidad del otro.

“ El rancho –prosigue- estaba dividido en dos partes, por un lado la cocina, una despensa y la pieza de mis padres, y por el otro, el frente, otras dos piezas, donde dormíamos los más chicos junto a mi tío”.

En su casa, funcionaba una antigua cocina a leña, de aquellas que se construían en fundición. Sobre ella, todavía recuerda una anécdota:  “Era bastante antigua y se encontraba deteriorada por el uso, tanto así que cuando empezaba a funcionar, hasta que se calentaba, emanaba muchísimo humo. En invierno, cuando la cocina estaba cerrada, se llenaba de humo, y  terminábamos abriendo las ventanas para que el mismo suba, de ahí que el cielorraso fuera negro, por la concentración del humo”, dice.

Como decíamos, junto a la familia vivía uno de sus tíos, Juan Delgado, por quien Horacio guarda especial cariño.

“Mi tío –comenta- fue para nosotros como un padre más. Muchas veces, cuando hacíamos alguna travesura, ante cualquier castigo el refugio era siempre el regazo de mi tío”.

EL RECUERDO DE SUS PRIMERAS MAESTRAS

A unos tres kilómetros de su casa se encontraba la escuela primaria donde cursó sus estudios. En esos primeros años de la educación, Horacio pudo conocer en carne propia la significación del esfuerzo que se debe hacer para el estudio y el trabajo. Será por eso que, ahora en su función legislativa, ha valorado la importancia que tiene para el funcionario público la asistencia de los estudiantes. Y no limita ningún esfuerzo en otorgar becas para que, estudiantes terciarios y universitarios puedan seguir una carrera.

Al volver sobre su pasado, Horacio siente una especial gratitud hacia sus primeras maestras, en la escuelita de Morea: “Guardo un gran recuerdo por quienes fueron nuestras maestras en la escuela primaria. Ellas fueron una segunda madre: Gladys y Elena Domínguez y Elsa Navarro. Elena fue directora de la Escuela y además una persona que dio un gran impulso a la localidad y, por eso, una de las calles de Morea lleva su nombre”, manifiesta el entrevistado, entre otras emotivas palabras.

«En un principio –prosigue-, nos llevaba a la escuela mi tío, en el sulky, cuando iba a efectuar las compras al pueblo. Luego, nos llevaba y traía la maestra Beba Rossi, quien venía del campo, distante diez kilómetros hacia 25 de Mayo”

“Con el tiempo nuestros padres nos compraron un par de bicicletas, entonces, de este modo podíamos ir a la escuela con Sergio y Fabián”, comenta.

LA VIDA EN EL CAMPO

Horacio, debió conjugar sus estudios primarios con el arduo trabajo en el campo. Esa experiencia, la refiere de la siguiente manera: «Aquella fue una vida de mucho esfuerzo y sacrificio. Mi padre era un empleado rural, que trabajaba en las cosechas, en la mayoría de las veces como tractorista. Nosotros colaborábamos con las tareas de la casa, teníamos unas vacas que encerrábamos todos los días, porque en la mañana siguiente las ordeñábamos”.

Del trabajo de ordeñe podrían reunir unos quince o veinte litros de leche, que servían para la alimentación. Con lo que sobraba, su madre hacía quesos o dulce de leche. Como en el campo no contaban con pastos suficientes, debían sacar a pastar las vacas a la calle y cuidarlas hasta casi la hora de ingresar a la escuela.

“Mientras algunos cuidaban las vacas, otro se encargaba de dar de comer a los chanchos, otro cortaba la leña para la cocina económica y, a la tardecita, cuando llegábamos de la escuela y después de haber tomado la merienda, había que encerrar las vacas nuevamente, y apartar los terneros para que el otro día se puedan ordeñar las vacas; darles de comer a las gallinas y juntar los huevos”, se acuerda.

“A los huevos –afirma- mi madre los canjeaba por telas y, ella misma, confeccionaba la ropa. En esa época, nosotros, lucíamos con mucho orgullo la ropa que nos traían nuestras tías que vivían en Buenos Aires, que habían sido de nuestros primos”.

Horacio reconoce que “eran momentos difíciles, y recién la situación económica comenzó a cambiar cuando mi padre logró independizarse, constituyendo una micro pyme, y adquiriendo una máquina para clasificar cereal”.

Esa tarea, en el campo, se realizaba en forma diaria. «En aquel momento -nos cuenta Horacio-, a veces, la veíamos como un sacrificio frente a otros de nuestros compañeritos que dedicaban ese tiempo para la diversión. Sin embargo, éstas fueron lecciones de vida, que nos sirvieron, para instalar en nosotros la cultura del trabajo”.

Por entonces, aún no existían las cosechadoras con doble tracción. Entonces, los bajos siempre quedaban con maíz, era necesario  juntarlo, desechándolo manualmente.

«Mi padre, cuando había oportunidad, tomaba esa tarea los fines de semana y nosotros lo ayudábamos. Íbamos con un caballo, una rastra y un tambor, y juntábamos el maíz con una aguja. Del total de lo que se juntaba, un 50% correspondía al propietario del campo y el resto para nosotros, y eso nos servía para alimentar a los chanchos y a las gallinas”, indica Horacio.

En aquella granja, también existía una huerta grande, y otros animales, tales como pollos y patos, que contribuían al sostenimiento de la economía familiar.

EN LA ESCUELA SECUNDARIA

El doctor Horacio Delgado comenzó en 1978 sus estudios secundarios en la Escuela de Educación Media de Dudignac.

“En ese momento –señala-  en Morea no contábamos con una escuela secundaria y, por lo tanto, había que optar entre cursar los estudios en Dudignac o en 9 de Julio. Algunos chicos elegían hacerlo en la Escuela Técnica, donde tenían la oportunidad de vivir en la residencia estudiantil, otras venían al Colegio de Hermanas, que también tenía internado, pero la gran mayoría íbamos a Dudignac”.

En un principio comenzó a viajar a Dudignac en una Estanciera, donde iban otros seis o siete chicos y, más tarde, en el servicio de ómnibus. La línea de colectivos, que en ese momento iba de Morea a Dudignac pertenecía a Villalba y  los horarios del colectivo estaban adecuados, de manera tal que los estudiantes podían llegar a destino media hora antes del comienzo de las clases.

El doctor Horacio Delgado siente una especial estima y reconocimiento hacia el sacerdote de su pueblo, que por entonces era párroco de Dudignac, el padre Miguel Della Penna, una personalidad bondadosa, magnánima y carismática.

Cuando se encontraba cursando tercer año, su padre atravezaba una difícil situación económica, ya que había quedado sin trabajo. Por esta razón, la familia no disponía de dinero para costear los pasajes en ómnibus hasta Dudignac y, en consecuencia, durante más de dos semanas Horacio no pudo concurrir a clases.

“Habían pasado –rememora- cerca de veinte días, en los cuales no podía ir al colegio. En ese momento, en la Escuela de Dudignac, teníamos como preceptor al padre Miguel Della Penna, cura párroco de esa localidad, de 12 de Octubre y de Morea. En cierta oportunidad se aparece el padre Miguel en el campo, para hablar con mis padres y preguntarles por qué estaba faltando a las clases. Enterado de que se trataba de problemas económicos, él generosamente le propuso a mis padres que vaya a vivir a su casa, al lado de la parroquia”.

En ese tiempo, provenientes de Morea había aproximadamente cuatro jóvenes a quienes, el padre Miguel, les permitía  vivir en su casa, con la finalidad de que cursen los estudios secundarios.

Tal como lo subraya Horacio, “el padre Miguel estaba muy arraigado en el corazón de las familias de Dudignac, Morea y 12 de Octubre».

«El los veía nacer, los bautizaba, les daba la Primera Comunión, los confirmaba y, con el tiempo, también los casaba”, comenta.

Nuestro entrevistado, reconoce que, “haber vivido en la casa del padre Miguel fue una experiencia hermosa”.

“Yo –agrega- le oficiaba de monaguillo, lo ayudaba con la limpieza, en el fondo de la casa hacíamos una huerta y, a la noche, después de cenar una comida liviana jugábamos un partido al chinchón”.

En este mismo sentido, Horacio recuerda una simpática anécdota: “En una ocasión estábamos jugando al chinchón y veía que el padre Miguel me hacía trampa. Aún cuando lo veía, cambiaba las cartas, algunas hasta se caían al piso. En ese momento yo era una persona sumamente tímida, pero me animé y le dije: ‘Padre, ¿qué son todas esas cartas?, usted me estaba haciendo trampa’. Entonces, él se largó a reír y me respondió: ‘Hijo, ésas son las cosas que en la vida no hay que hacer’”.

LA FORMACION UNIVERSITARIA

Por influencia de sus profesores de la escuela secundaria, Horacio decidió cursar sus estudios universitarios en la Universidad del Litoral. Junto a otros dos compañeros, Juan Carlos Vilanova, de General Mosconi y Fabián Pesciallo, se inscribieron en la Universidad Nacional del Litoral, en la ciudad de Santa Fe, donde se instalaron en un pensionado

Al principio, para financiar sus estudios, vendía diarios, planes de estudio y, en los fines de semana, trabajaba como mozo. Más tarde, ingresó en una escuela técnica como preceptor y, dos años después,  también como profesor.

Entre 1989 y 1990 se desempeñó como delegado gremial por AMSAFE, el sindicato docente de la provincia de Santa Fe.

De esa etapa en la tierra santafecina guarda hermosos recuerdos. En 1986 había sido socio fundador y secretario de la Sociedad de Fomento de Barrio Roma.

VOCACION POR LA POLITICA

El doctor Horacio Delgado, en 1983, apenas reanudado el sistema democrático, se afilió  al Partido Justicialista. Sobre este aspecto, entiende que “la llegada de la democracia movilizó mucho a los jóvenes, así como hoy están motivados y movilizados”.

En 1991, cuando Jesús Abel Blanco asumió el cargo de intendente municipal, algunos vecinos de Morea le propusieron convertirse en delegado municipal. Así pues, dejó transitoriamente los estudios universitarios en Santa Fe y se trasladó a su localidad.

Morea no solamente lo contó en esta función pública, sino también como secretario, síndico, y vocal titular del Consejo de Administración de la Cooperativa de Agua, Vivienda, Consumo y Otros Servicios Públicos de Morea, entidad pionera en la instalación del servicio de Internet en la zona.

LA ABOGACIA

En 1998 renunció al cargo de delegado de Morea, con la finalidad de concluir sus estudios. En 2001, se graduó como abogado en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral.

EN EL CONCEJO DELIBERANTE DE 9 DE JULIO

El doctor Horacio Delgado, realizó una importante labor en el Concejo Deliberante de esta ciudad. En diciembre de 1999, asumió como concejal por el bloque del Partido Justicialista, hasta el año 2003. Luego, fue reelecto en este cargo para el período 2003-2007.

En diciembre de 2001, cuando el entonces intendente municipal Jesús Abel Blanco asumió como diputado nacional, el entonces presidente del Concejo Deliberante doctor Oscar Bernardo Ormaechea pasó a desempeñar la titularidad del poder ejecutivo municipal. En consecuencia, el doctor Delgado fue designado presidente del Concejo Deliberante.

INTENDENTE DE 9 DE JULIO

En marzo de 2005, como consecuencia del fallecimiento del intendente doctor Martín Darío Callegaro, debió asumir el cargo de intendente municipal hasta diciembre del mismo año. En esas funciones, procuró continuar con el proyecto de gestión iniciado por su antecesor, logrando la concreción de algunas obras importantes.

LEGISLADOR PROVINCIAL

En octubre de 2007, el doctor Horacio Delgado fue elegido Diputado Provincial. Poco después, cuando el actual Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Julián Domínguez, asumió esas funciones, el doctor Delegado fue designado en el cargo de Vicepresidente de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, que había dejado vacante Domínguez.

A nivel legislativo se desempeña como presidente de la Comisión de Asuntos Agrarios de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires; Vicepresidente de la Comisión de Asuntos Regionales; Secretario de la Comisión de Producción y Comercio; vocal titular de la Comisión de Niñez, Adolescencia y Familia; vocal titular de la Comisión de Legislación y Reglamento; vocal titular de la Comisión de Educación; vocal titular de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Justicia y vocal titular de la Comisión de Reforma del Estado. Asimismo, ha ocupado el cargo de vocal titular de la Comisión para la Reforma del Mapa Judicial de la Provincia de Buenos Aires.

Por otra parte, es vocal titular de la Unión de Parlamentarios del Mercosur (UPM).

El doctor Delgado, al referirse a su gestión legislativa, explica que “desde la Cámara se le ha dado un impulso muy importante al Observatorio Social Legislativo, una herramienta que quedará para la posteridad, porque ha permitido brindar aire fresco a la Cámara de Diputados, a veces devaluada, criticada o desconfiada”.

“Con este mecanismo –agrega- que hemos llevado por toda la Provincia de Buenos Aires, y que se encuentra a mi cargo, nos ha permitido reencontrarnos con la gente en los lugares más alejados, tomando contacto con ellos, debatiendo y analizando las leyes”.

El digesto jurídico de la Cámara, es otro de los importantes trabajos que ha tenido a su cargo el legislador nuevejuliense. Las legislaciones sobre adopción y sobre fecundación asistida, impulsadas desde la legislatura bonaerense, también han contado con el aporte del doctor Delgado.

“Una de las leyes en las que hemos trabajado, y que nos ha llenado de satisfacción personal, fue la referida a la fecundación asistida, que procura que el Estado asista a estas medidas”, manifiesta.

Entre otros importantes emprendimientos para la comunidad del Partido de 9 de Julio, llevados adelante por el doctor Delgado, se cuenta el fortalecimiento de la producción.

Al respecto, tal como lo precisa el Doctor Delgado, “en la mayoría de los municipios de la Provincia de Buenos Aires, salvo raras excepciones, las oficinas identificadas con la producción están dedicadas a la administración de planes sociales, es muy necesario, pero no se impulsa desde sus lugares un plan estratégico de desarrollo”.

“Los dirigentes –sostiene- políticos debemos poner énfasis en el desarrollo productivo y, especialmente, en una planificación estratégica. Si no queremos dilapidar el esfuerzo, debemos planificar y, en base a eso, conocer cuáles son las debilidades y fortalezas, las oportunidades, para poder trazar los objetivos concretos, para trabajar todos juntos”.

Para el doctor Delgado,  “ 9 de Julio reúne todas las condiciones para convertirse en un polo productivo regional; existe una importante cultura emprendedora, que debe ser fomentada, y una experiencia empresarial con mucha historia”.

MODELOS EN SU VIDA

Al ser consultado, acerca de quiénes son o han sido modelos o paradigmas en su vida, el doctor Delgado no dudó en mencionar, en primer término, a sus padres.

“Ellos –dice- fueron quienes me trazaron el camino de la vida, inculcándome que en la vida hay que actuar con responsabilidad, respeto, instalando en nosotros la cultura del trabajo, la responsabilidad y la dedicación”.

También, cita el nombre del Padre Miguel Della Penna. Si bien en la localidad de Dudignac hay una calle que lleva el nombre de este sacerdote ejemplar, aún no se le ha efectuado el debido reconocimiento a una figura tan destacada.

“Los vecinos de Morea y de Dudignac le debemos al padre Miguel un merecido homenaje, especialmente en esta época en que se estarán realizando los actos por el centenario dudignaquense”, considera el doctor Delgado.

Entre las personas que se  contribuyeron como auténticos modelos en su vida, se encuentra también el nombre de Jesús Abel Blanco.

“Mucho –expresa- hemos aprendido de él, quienes abrazamos la política y nos dedicamos a ella, como un instrumento que permita resolver los problemas cotidianos de la sociedad. Jesús Abel Blanco ha marcado fuertemente en la vida de cada uno, porque en su modo de comportarse y de proceder, enseñaba no solamente con la palabra, sino con el ejemplo y con su forma de vida. Solamente era cuestión de mirarlo para aprender”.

Otro modelo en su vida, también es el actual Ministro Julián Domínguez.

“Julián es un gran amigo con el cual hemos compartido momentos difíciles y momentos de mucha alegría», manifiesta Horacio al referirse a Domínguez.

SU FAMILIA

Casado con Mariana Pianetti, es padre de dos hijos, Roque, de nueve años, quien concurre a la Escuela Nº 1 y Lara, de cuatro años, alumna del Jardín de Infantes Nº 909.

PALABRAS FINALES

Basta solamente con recorrer las páginas de los periódicos locales, como así también de muchos medios de la provincia de Buenos Aires, para leer acerca de los proyectos y la actividad que desarrolla este legislador nuevejuliense. Una lista, extensa por cierto, de proyectos que se han visto concretados en beneficio de la comunidad enmarcan una labor encomiable, ordenada y siempre atenta a las necesidades de la Sociedad.

Como es posible advertir al leer esta semblanza, al recorrer la biografía del doctor Horacio Delgado se ha puesto especial acento en sus orígenes, aquella infancia y adolescencia y vida en la casa de su abuelo, en Morea; aquellas horas difíciles, de trabajo y sacrificio.

Precisamente, esos hechos enmarcan un verdadero ejemplo, y una genuina lección de vida: con la dedicación, el trabajo y el sacrificio es posible caminar hacia los más grandes destinos.

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