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jueves, marzo 28, 2024

La experiencia de ver el nacimiento de la Luna llena

Anoche, en el «Puente Negro»

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Anoche, un grupo de vecinos, de variadas edades, se dieron cita en el denominado «Puente Negro», sobre el terraplén aledaño, donde convergen las dos vías férreas, una de ellas desaparecida, con el objetivo de ver el nacimiento de la Luna llena. Se trata de una reunión que viene dándose, con cierta periodicidad, desde hace más de 16 años.
Provistos de cámaras fotográficas o de teléfonos móviles, para capturar imágenes con excelentes definición, algunos incluso con prismáticos, se concentraron a las 20:59 horas, para observar el nacimiento en el horizonte marcado por las líneas paralelas de las vías, la Luna en su face más plena.
Como es habitual, cada vez que se reúne este grupo de «Amigos de la Luna», no faltaron las ejecuciones musicales y el fogón encendido para degustar, quienes lo desearan, de hamburguesas.

LA LUNA
ES UNA FIESTA
A Graciela Gómez Sala se le debe la iniciativa de dar vida a esta práxis de reunirse en este lugar, ya tradicional, para observar el nacimiento del astro. En diciembre de 2001, surgió de la mano de Graciela, el grupo «Hijos de la Luna» que, allá por 2004, 2005 y 2006 contò con varios miembros. Luego, con el devenir de los años se fueron sumando otras personas interesadas de disfrutar de un momento grato, observando la Luna de una manera diferente, en el sosiego de un espacio muy acorde para ello.
En abril de 2005, Graciela Gómez Sala definía la idea de «reunirse arriba de un puente – el Puente Negro – cada mes, en cada noche de luna llena»
«Estos encuentros -decía- suceden siempre de manera imprevisible.
Podemos ser muchos, hasta sesenta personas, o muy poquitos, esperando desde ese puente verla salir a Selene. Puede sonar algún celular desde lugares lejanos para contarnos que están viendo su luna. Recibimos mails desde otros horizontes: España, Brasil, Chile… y nos cuentan de ella, la luna».
«Hay veces -añadía- en que nos acompañan los sonidos del sikus de Hugo o la guitarra de Araceli. Solemos leer algún texto o poema donde la luna sea protagonista. O Lasi lleva su telescopio y nos cuenta los secretos del Universo. Siempre Guillermo gusta de prender un fueguito en el lomo del terraplén que sostiene el puente y el que lleva su hamburguesa es asada allí, mientras el chisporroteo nos abriga en las noches frescas».
«Todos compartimos la misma emoción cuando la luna asoma por el Oriente.¡Cada vez la luna es una fiesta!», concluía Graciela en su texto de 2015.
En la actualidad, el espíritu de estos encuentros se mantiene inalterable y con renovado entusiasmo por parte de quienes participan. Anoche se vio reflejada el beneplácito que genera este momento singular; un pequeño descanso al alma y a la mente en medio del trajín cotidiano, del ritmo de vida a veces afanoso de la modernidad.

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