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jueves, abril 25, 2024

Escuela de Equinoterápia, un espacio donde la solidaridad y el amor están presentes

[24 de mayo de 2011] Desde hace casi seis años, la Escuela de Equinoterápia que funciona en el Club Hípico de 9 de Julio, viene realizando una tarea muy importante en la comunidad de 9 de Julio. Sin perseguir ningún fin pecuniario, dado que los equinoterapeutas y colaboradores trabajan ad honorem y quienes concurren no deben pagar nada, ofrecen una terapia que viene dando resultados sumamente satisfactorios en el mejoramiento de la calidad de vida de los niños con capacidades diferentes.

La equinoterapia, o terapia ecuestre, es una forma integral y complementaria de rehabilitación que utiliza el caballo, sus movimientos naturales y su medio ambiente como facilitador del proceso terapéutico. En ella se pretende que el movimiento y la relación con el animal tengan sobre el jinete una relación terapéutica individualizada.

No es la primera vez que, EL 9 DE JULIO, se refiere a la labor de la Escuela de Equinoterápia y, ciertamente, es muy gratificante conocer el esfuerzo que realizan quienes llevan adelante este emprendimiento de solidaridad y de amor.

Gustavo Noli, uno de los cuatro equinoterapeutas responsables de la Escuela, explicó a EL 9 DE JULIO que, actualmente, se está “articulando con la Escuela de Educación Especial 501 y con el Taller Protegido; mientras que, además, se cuenta con la asistencia de niños que sus papás los traen en forma particular”.

“Nuestro objetivo –añadió- consiste en mejorar la calidad de vida de los chicos; lo que vamos logrando de acuerdo a cada una de las terapias. Nuestro deseo es poder tratar la mayor cantidad de chicos posibles, en la actualidad contamos con sesenta alumnos”.

Gustavo anticipó que, en breve, “serán incorporados dos nuevos caballos para esta actividad, los cuales deben ser adaptados; esta adaptación, que permite después poder subir a los chicos con capacidades diferentes, demanda mucho tiempo”.

“Tenemos niños con parálisis cerebral, síndrome de Down, autismo, síndrome de Rett y, por consiguiente, son distintas las terapias que deben ser puestas en práctica arriba del caballo; y lo más importante es que son muy buenos los resultados que estamos obteniendo, logrando una buena estimulación para que ellos se sientan bien”, comentó.

Por su parte, Natalia Pereyra, equinoterapeuta, consideró que, en la tarea que ellos realizan, “lo más importante, es poder comprobar la mejoría de los chicos, no solamente a nivel físico sino también en su integración”.

De acuerdo con lo referido por  Natalia, otro motivo de satisfacción, para los equinoterapeuras y colaboradores de la Escuela, es “la alegría de los padres, tanto aquí en clase como cuando se sale afuera, al ver que sus hijos participan”.

En cada uno de los encuentros, cabe señalarlo, se viven momento de mucha gratificación afectiva. El trabajo de los niños, en su encuentro con el caballo para llevar adelante una terapia y, por otro lado, el momento de fraternidad que, mate de por medio, con alguna torta o galletitas, se va creando entre los papás de los niños y los colaboradores de la Escuela.

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