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Nueve de Julio
miércoles, mayo 8, 2024

Falleció a los 104 años Don Lorenzo Aspe, uno de los fundadores del Colegio Marianista San Agustín

 

 

LorenzoaspeEn la tarde del día lunes 21 de agosto, falleció en la ciudad de Buenos Aires donde residía (Colegio Marianista de Caballito), el hermano Lorenzo Aspe, el único fundador con vida que quedaba del nuestro colegio de 9 de Julio.

Don Lorenzo, como lo llamaban con respeto sus ex alumnos, dejó este mundo a los 104 años de vida y 87 de vocación religiosa.
En nuestro colegio estuvo en el año 2013, cuando se celebró el cincuentenario institucional. Su presencia, en el año de su centenario, fue una emoción para todos los presentes. En ese momento la Municipalidad de 9 de Julio y el Honorable Concejo Deliberante lo declararon “HUESPED DE HONOR”.
El religioso nació en España en 1913, llegó a Buenos Aires a fines de 1939 para sumarse a la misión marianista en la Argentina y dedicó desde allí toda su vida a la educación con un particular estilo y una presencia significativa que sus ex alumnos no olvidan.
En la mañana del martes 22 de agosto toda la comunidad educativa del Colegio de Caballito lo despidió en el sub suelo para luego compartir una misa de cuerpo presente, celebrada en la Parroquia Santa Julia.
A continuación compartimos el mensaje del Animador Regional de la Compañía de María en Argentina, Padre Javier de Aguirre y de la religiosa Blanca Jamar, hermana marianista.
“Queridos hermanos y hermanas religiosos, colegas y alumnos, miembros todos de la familia marianista de Argentina:
Llegando a noche de cuatro días de misión y trabajo solidario con jóvenes y adultos me encontré con la noticia de la partida de nuestro querido Hermano Lorenzo. En los mail y mensajes había decenas de saludos de condolencia y pesar, llenos de cariño y admiración por él. Es verdad que toda partida tiene algo de pérdida, vacío y dolor, pero los religiosos marianistas vivimos en misión permanente y cuando un anciano  como Don Lorenzo se ha entregado por entero, ir al cielo también es causa de esperanza y de alegría porque tenemos un santo más en la mesa del banquete eterno. Por eso hubiese querido estar celebrando con todos ustedes su pascua y sólo cuestiones de distancia y de falta de asiento en algún vuelo debido al fin de semana largo me impiden hacerlo aquí presente. Pero no duden que con toda la comunidad patagónica y el resto de las comunidades marianistas del oeste estamos unidos en la fe abrazándolo en su partida. María lo ha acompañado en su paso y de la mano lo ha llevado al corazón de la Trinidad. Una gran bendición ha sido su vida para los marianistas, ¡seamos bendición unos para otros!
P. Javier de Aguirre sm, regional marianista de Argentina

«A lo largo de la vida nos encontramos con personas extraordinarias que nos prestan su luz para ayudarnos a caminar por este mundo entre luces y sombras. Son personas que nunca mueren, porque su legado sigue vivo en nosotros, porque su luz sigue brillando y dando sentido a nuestra vida y a cuanto nos rodea. Este ha sido el caso y lo seguirá siendo de nuestro querido hermano Lorenzo.
Desde pequeño fue descubriendo y acogiendo lo mucho que Dios le quería y muy joven todavía se entregó a él e hizo de su vida una ofrenda constante, gratuita y sin excepciones. Plasmó esta entrega con su consagración a Dios, como religioso marianista, haciendo una alianza con María, en la Compañía de María, a la que tanto amó. Y María lo acogió como su “hijo” y le fue ayudando a ir conformándose con Jesús y a ser su misionero en misión permanente.
Sus correrías misioneras las podemos sintetizar en “Benditos los pies del mensajero que anuncia la paz, que da ánimos y contagia ganas de vivir, que sabe suscitar autoestima y hace rendir las capacidades, que ilumina las mentes, que cura y hace buenos los corazones… “Bendito, como Lorenzo, si hace esto como él, como misionero de María, en su nombre y para su gloria.
Así pasó entre nosotros como un maestro de vida y un gran educador marianista, hasta que sus fuerzas físicas se lo permitieron. Y entró en sus últimos años, en esa edad nueva, donde ya el ser toma la primacía al hacer y la vivió con mucha paz y mucha oración. Y podemos pensar que con su memoria agradecida, recordaría a tantos alumnos a los que tanto amó tratando de inculcar en ellos valores cristianos, mucho amor a María, espíritu de servido y solidaridad en especial con quien más lo necesita.
Ahora, que ha pasado ya a la Vida, seguirá vivo entre nosotros porque los que viven y mueren con el Señor, viven para siempre. María, Reina, a quien Lorenzo tanto amó y sirvió ayudamos a guardar en el corazón y hacer vida lo que él nos enseñó». Hna Blanca Jamar

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