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Nueve de Julio
miércoles, abril 24, 2024

Arnaldo Vega

VEGA JUNTO LA ANTIGUA CÁMARA FOTOGRÁFICA

Un fotógrafo en el recuerdo
* Siendo niño ingresó a trabajar en la prestigiosa Fotografía «Adobato», de Adobato y Divito.
* Aprendió las complejas técnicas que, para efectuar fotografías, se realizaban seis décadas atrás.
* Junto con Otto R. Adobato, durante varios años estuvo al frente de ese estudio.
* Por espacio de medio siglo se mantuvo en su profesión de fotógrafo, registrando con su lente eventos y acontecimiento de los más variados géneros.

Desde que, hacia 1839, Jacques Mandé Daguerre popularizara el daguerrotipo, el primer procedimiento fotográfico, la fotografía es sin duda uno de las artes más revolucionarias y progresistas del siglo XIX. No sólo una sucesión de prácticas seguidas para generar una imagen, sino un verdadero trabajo artístico.
Desde entonces, a través de diferentes guisas han podido inmortalizarse una innumerable cantidad de acontecimientos históricos, que de otra formas, quizá habríanse perdido en las sombras del tiempo. De hecho, en la historia de 9 de Julio, ya en torno a la década de 1880 hallamos los principales cultores, por así llamarlos, de este arte.
Sin dudas, el fotógrafo, y en especial aquel que debía operar medio siglo atrás, más que un técnico, era un artista.
Difícilmente al mencionar el arte de fotografiar, en nuestro medio social, pueda olvidarse la amplia, como prolongada, trayectoria de Arnaldo Vega. Su vida transcurrió en esta profesión, que pudo abrazar durante la primera juventud.
Nacido en 9 de Julio, el 1 de noviembre de 1929, fueron sus padres José Vega y de Adela Aramendi. Su padre, de origen español fue uno de los primeros operadores del Cine «9 de Julio», y del Teatro «Rossini»
Sus estudios primarios los cursó en la Escuela nº 4, de esta ciudad, que a la sazón  dirigía el profesor Sánchez Uncal. Allí fue su primera maestra, la docente Alonso de Vázquez, a quien luego volverá a tener en el último año. Poco antes de concluir la formación elemental, sus padres se instalaron en la localidad de Dudignac. Allí prosiguió estudiando, hasta que, de regreso a 9 de Julio, retornó a la Escuela nº 4.
Una vez concluidos los cursos escolares, comenzó a trabajar en el «Plaza Hotel», uno de los establecimientos, en su género, mejor categorizados en esta, donde desempeñaba tareas su padre. Se encontraba ubicado en la esquina de la avenida Mitre e Hipólito Irigoyen, y era su propietario Florentino Valenzuela.

EN FOTOGRAFÍA «ADOBATO»
Un año más tarde, cuando contaba alrededor de doce años, su padre le llevó a trabajar a Fotografía «Adobato». La casa que, a principios del siglo XX, había fundado don Rafael y  que pertenecía a los recordados Emilio Adobato y Cataldo Divito. Esta casa, como se sabe, se encontraba emplazada en la calle Irigoyen, entre la actual avenida San Martín y Salta.
En los primeros años, oficiaba como cadete. El estudio funcionaba contiguo a la residencia de la familia Adobato-Magni, y trabajaban en él, además de sus propietarios, Salvador  Bando y Enrique Trucco.

LA FOTOGRAFÍA, UN VERDADERO ARTE
En aquellos años, obtener fotografías demandaba el uso de una especial destreza. Más aún debía seguirse etapas que demandaban varias horas.
Las placas debían revelarse a oscuras, y ser pasadas por distintos compuestos químicos, tales como ácidos, líquidos fijadores, sales y la clásica solución de hiposulfito.
Todas las fotografías se «sepiaban». Es decir, con el llamado «baño amarillo», se le otorgaba el color sepia, tan característico de aquellas emulsiones.
Además, también se retocaban los negativos, quitando imperfecciones, y otros muchos detalles (lunares, arrugas en la piel, etc.). Otras veces, en forma manual, eran coloreadas.
Las imágenes se tomaban en la galería. Difícilmente, salvo excepciones, se efectuaban en el interior. Solía, asimismo, acudirse a bodas que se celebraban en el templo parroquial.
Esa realidad de trabajo la conoció Vega, en aquellos primeros años.

UNA AMPLIA TRAYECTORIA
Tras la muerte de Emilio Adobato, la firma quedó en manos de su hijo Otto y de su esposa Aida Laura quienes, junto a Arnaldo Vega, mantuvieron el prestigio de la empresa.  Fue la empresa que, en su genero, acumuló una sólida  reputación, fruto de la labor trascendente de sus iniciadores.
Una vez familiarizado con los procedimiento fotográficos, Vega, comenzó a efectuar trabajos de significativa importancia. Desde matrimonios, continuando por desfiles, actos oficiales, el trabajo propio del estudio, y los -todavía resonados- desfiles de modelos en el «Plaza Hotel», pasaron por sus manos.
Sus trabajos han sido de una calidad pocas veces imitadas. A más, debía sumarse la competencia que posee en el conocimiento de los pormenores del oficio.

FOTO «VEGA»
Desde 1984, y durante cerca de una década, trabajó independientemente. Había fundado «Foto Vega», en el local 1 de la Galería Italiana. Allí continuó su tarea, hasta retirarse definitivamente.
La imagen tiene una preclara dimensión documental, pues la fotografía juega un importante papel en la transmisión, conservación y visualización de las actividades políticas, sociales, científicas o culturales de la humanidad, de tal manera que se erige en verdadero documento social. Ese carácter engloba el de documento histórico, por lo que en la historia de 9 de Julio las fotografías suponen uno de los cederrones de la memoria individual y colectiva .
Gracias a la iniciativa de Vega se pudieron conservar varios ejemplares interesantes del antiguo archivo fotográfico de Adobato.

PALABRAS FINALES
La de Arnaldo R. Vega fue una vida de trabajo, de labor y de servicio, en una profesión que aprendió a amar desde la infancia, cuando siendo tan sólo un niño, por primera vez, cruzaba la puerta de acceso a Fotografía «Adobato».
En efecto, además del profesionalismo que desde siempre supo demostrar,  por sobre todo, tuvo una hombría de bien y una honestidad laboral, en un todo, valorables.

 

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