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martes, abril 16, 2024

Semana Mundial de la Lactancia Materna: salud para el bebé y la madre

En el marco de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, un especialista en Mastología explica por qué es fundamental promover el amamantamiento y cómo evitar complicaciones durante el mismo.

Entre el 1 y el 7 de Agosto se celebra en el mundo la Semana de la Lactancia Materna, con el fin de proteger y promover el amamantamiento natural. UNICEF y otros organismos internacionales unidos en la Alianza Mundial pro Lactancia Materna (WABA), entienden que la alimentación con leche materna no sólo protege inmunológicamente a los niños a lo largo de toda la vida, sino que también es el modo más simple, inteligente y económico para garantizar una buena nutrición en la niñez y reducir la tasa de mortalidad infantil.

La leche materna es el alimento perfecto para el bebé: tiene la temperatura justa y contiene las dosis de grasas, proteínas, minerales y vitaminas ideales para el crecimiento y desarrollo saludable del niño.

El amamantamiento no sólo cubre una necesidad fisiológica del bebé, sino que genera una comunión afectiva y emocional entre éste y la madre, por ello no sólo su valor nutricional no puede compararse con el de la fórmula – que siempre supone un riesgo para la salud del lactante menor de seis meses, ya que aumenta la posibilidad de que sufra diarrea y otras enfermedades infecciosas-, sino que el vínculo de amor que se establece entre madre e hijo es sumamente especial y repercute de manera positiva en el desarrollo social e intelectual del niño.

“La leche materna es el principal alimento del recién nacido y amamantar es un acto de amor que estrecha vínculos entre el bebé y la mamá. La importancia de la lactancia radica en proteger al niño de enfermedades infecciosas, respiratorias, diarreas, riesgo de alergia y diabetes juvenil, y participa además en la regulación de la presión arterial y del riesgo de obesidad posterior”, explica el doctor Luciano Cassab, miembro de la Sociedad Argentina de Mastología, y agrega: “El amamantamiento debe iniciarse en la primera hora de vida. Se recomienda la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses: el lactante no debe ingerir ningún otro alimento, ni siquiera agua, ya que la leche materna es el alimento ideal para su crecimiento y desarrollo. Una vez que comienza con el alimento complementario, no debe abandonarse la lactancia hasta completar los primeros dos años.”

Además de los beneficios que la lactancia implica para la salud de los niños, el especialista destaca que esta práctica es muy ventajosa para la salud piscofísica de la madre: “Amamantar también contribuye a la salud y bienestar de la mujer, espacia los embarazos y reduce el riesgo de cáncer de mama, ya que la maduración de las células mamarias desde el estado prepuberal hasta el desarrollo de los conductos y lobulillos durante la lactancia, hace que las células más diferenciadas escapen de las influencias carcinogénicas. Asimismo los altos niveles hormonales estimulan la diferenciación celular haciendo que éstas sean más resistentes a las mutaciones observadas en ciertos tumores.”

En las últimas semanas, en nuestro país la lactancia materna estuvo en el centro del debate cuando policías municipales de la localidad de San Isidro impidieron a una joven amamantar a su hijo en un parque. Este hecho de violencia institucional fue rechazado socialmente, generando como respuesta más acabada que el 23 de julio, miles de mujeres con sus bebés se reunieron en plazas a lo largo y ancho del país para participar de un «tetazo» nacional en defensa de la lactancia materna.

“Contrariamente al hecho repudiable de no permitir el amamantamiento en la vía pública, desde la Sociedad Argentina de Mastología incentivamos la lactancia a demanda, con la frecuencia que el niño quiera, sin que exista ninguna prohibición del momento y lugar en donde se desarrolle“, manifiesta el mastólogo y reclama: “Es fundamental que el Estado respalde y promueva este acto natural, para que las madres puedan amamantar a sus hijos sin ningún tipo de impedimento ni obstáculo. Los tabúes culturales al respecto sólo operan en detrimento de la salud del bebé y la madre.”

Afecciones mamarias frecuentes durante la lactancia

Durante la lactancia, es posible que ciertas patologías afecten a las mamas, en su mayoría originadas por un mal agarre del pezón por parte del bebé o una posición incorrecta que dificulta la succión o impide remover adecuadamente la leche.

“La congestión es una de las afecciones mamarias más habituales. Se produce cuando los pechos no se vacían en su totalidad y queda leche estancada en un sector o en toda la mama. Esto provoca hinchazón, edema, dolor, umbilicación del pezón (pezón invertido) y aumento de la temperatura y la consistencia del pecho”, dice el Dr. Cassab y continúa: “Si este proceso continúa se deja de producir leche, porque la glándula ya se encuentra llena y luego se puede producir la obstrucción de los conductos y la mastitis no-infecciosa. Para resolver estas patologías es necesario vaciar los pechos, sacándoles por completo la leche. Así disminuye el dolor que siente la madre, se vuelve a producir leche para continuar con la lactancia y se evitan complicaciones mayores como la mastitis y los abscesos.”

Existen distintas posturas para amamantar que favorecen el drenaje de los conductos de la mama y que se recomiendan especialmente en casos de obstrucciones. Si aún a pesas de estos intentos la patología se mantiene, la glándula mamaria puede ser infectada por bacterias y se suman otros síntomas tales como fiebre, escalofríos, cansancio o náusea, dolor de cabeza y dolores generalizados: “En estos casos nos encontramos ante una mastitis infecciosa que requiere la indicación de un antibiótico combinado con algún analgésico-antiinflamatorio, que no están contraindicados durante la lactancia ni afectan al niño. Si el cuadro no se revierte, se requiere una internación para drenar el absceso mamario”, explica el especialista.

Otra de las causas que origina una infección y puede terminar con la formación de abscesos si no es tratada a tiempo, es la transmisión durante el amamantamiento de una bacteria (Estafilococo) que se encuentra en la rinofaringe del lactante. Esta patología llamada mastitis puerperal es más frecuente en pezones agrietados y lastimados, donde encuentra un terreno apto para el desarrollo de la infección, por lo que es fundamental que sea tratada a tiempo, generalmente con antibióticos y analgésicos, aunque puede llegar a requerir drenajes y, en casos severos, la interrupción de la lactancia materna.

Para prevenir estas patologías, los especialistas hacen hincapié en una buena colocación del bebé al pecho para facilitar la succión y remover la leche sin dificultades: “Una posición adecuada al momento de amantar es fundamental para lograr la correcta adhesión boca-pecho y evitar así complicaciones: la madre debe estar cómoda y relajada durante el amamantamiento, ya sea que esté sentada o acostada. El bebé, siempre enfrentado y en contacto con el cuerpo de la mamá. Es importante que el mentón y la nariz del niño estén apoyados en la mama, y que tanto el pezón como gran parte de la areola estén en su boca, para evitar que se agrieten y lastimen los pezones”, desarrolla Cassab.

Desde otros organismos de salud sugieren, asimismo, que para ayudar a iniciar el flujo de leche, antes de amamantar la madre exprima suavemente la leche de sus pechos, para ablandar la areola y facilitar el agarre del bebé al pezón. También ayuda aplicar una compresa caliente en el área de la areola, ducharse con agua caliente o realizarse un masaje relajante en la espalda y cuello.

Salud mamaria durante la lactancia

Teniendo en cuenta que los organismos de salud internacionales recomiendan amamantar a los niños hasta los dos años, es importante recordar que durante este período las mujeres deben realizarse los estudios mamarios de manera regular: “Desde la Sociedad Argentina de Mastología recomendamos realizarse una mamografía de base a los 35 años siempre que no se tengan antecedentes familiares de cáncer de mama, y luego una mamografía anual a partir de los 40 años. Esta frecuencia debe mantenerse aún durante la lactancia, ya que este estudio no tiene ninguna contraindicación y es la herramienta que nos permite detectar el cáncer de mama de manera precoz”, advierte el mastólogo y precisa: “La opacidad que ocasiona la presencia de leche en las mamas en una mamografía o la formación de quistes lácteos que se pueden presentar, dificultan la interpretación de las imágenes, por ello es importante que las madres vacíen completamente los pechos antes de acudir a la consulta, para así disminuir las posibles molestias y luego permitir una mejor interpretación de los resultados.”

Durante la lactancia, en caso de ser indicados por el especialista, además de la mamografía pueden realizarse otros estudios mamarios sin ningún tipo de riesgo, tales como la ecografía, Resonancia Magnética Nuclear y biopsias.

Asesoramiento: Dr. Luciano Cassab – MN 79.867 – Sociedad Argentina de Mastología – Jefe Sección Mastología Hospital Prof. Dr. César Milstein (ex Htal. Francés).

M,PR, Comunicación

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