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jueves, marzo 28, 2024

“Quien quiera oír, que oiga”

Desde el 10 de diciembre de 2005, como concejales y con datos de la contabilidad oficial, fiscalizamos la legalidad y legitimidad de las acciones del D.E.; dictaminamos sobre la razonabilidad y nivel de la presión fiscal exigida a vecinos, y corroboramos la eficacia y eficiencia en cumplir metas presupuestarias aprobadas y promesas de campañas, y además  evaluamos que sectores sociales se ven beneficiados con el gasto e inversión municipal.                     Propusimos desde el Concejo Deliberante, que el Departamento Ejecutivo habilite espacios permanentes de debate y diálogo, donde todos los sectores, protagonicen la construcción de proyectos compartidos, en especial quienes desean hacer oír sus demandas postergadas y sus derechos vulnerados. Y hemos denunciado prácticas pagadas con fondos municipales, para manipular a la opinión pública, censurar, silenciar ineptitudes y presentar insustanciales eventos como transformadores actos de gobierno.
Desde nuestra tarea legislativa, en minoría, fuimos los primeros en denunciar el uso del municipio como botín partidario, y los primeros en advertir desvíos y despilfarros de fondos, incremento regresivos de los tributos, aumento de los déficit en: viviendas, suelo urbano, obras, saneamiento…
Pese a que el HCD aprobó muchas de nuestras iniciativas: solicitudes de informes, comunicaciones y resoluciones dirigidas al D.E. y ordenanzas municipales, pese a haber encabezado múltiples reuniones con vecinos y entidades, no logramos evitar que otros ediles consintieran que se malgastaran durante diez años, decenas de millones de pesos, hipotecando el futuro de la comuna, en beneficio de intereses particulares y de poderosas minorías privadas. Rechazamos todas las rendiciones de cuenta, pero lamentablemente no pudimos corregir el “desastre”, que denunció haber heredado su socio, el Intendente Barroso al asumir en diciembre del año pasado.
Ahora bien, luego de siete meses de gestión, observamos que el nuevo mandatario prontamente olvida sus promesas de “gobernar para todos”, de fomentar el “consenso” y de “unir a los vecinos”. Como fiscales de su desempeño, sin descalificar y con datos ciertos, advertimos que:
1. Elevó hasta duplicar, los sueldos a su “equipo de trabajo”, que incumple en concretar mejoras para el bien común
2. Niega difundir las retribuciones de los cargos políticos, aprobado unánimemente por Ordenanza 5374.  3. Posterga la necesaria y urgente recomposición salarial del personal que trabaja todos los días y rinden cuentas
4. Agiganta la brecha entre salario para trabajadores vs, retribución de cargos políticos,
5. Sub ejecuta los programas sociales, de salud, producción, empleo, educación, medio ambiente, viviendas
6. Destina más a gastos corrientes que a cubrir los déficits transmitidos por su socio político como obras, inversión social y servicios sanitarios, entre otros
7. Pese a disponer de máximos presupuestos, no mejora los indicadores socioeconómicos del distrito.
8. Reemplaza la orfandad de realizaciones usurpando logros, que publicita como propios
9. Financia lo insustancial, más preocupado por la marcha de la imagen que por la marcha de su gobierno
10. Al recordar el funesto 24 de marzo, avaló la teoría inventada para indultar el cruel genocidio
11. Acompañó los brutales tarifazos aplicados por el gobierno, justificandolo con la infelíz frase “la fiesta se deben pagar”
12. Desestimó el justo reclamo vecinal, rechazando interponer recursos de amparo para impedir tamaño saqueo.
Para favorecer la igualdad en el acceso a los derechos que asegure, sin exclusión, recuperar el buen vivir compartido, que distinguió al pueblo del distrito, volvemos a recomendar al Intendente Barroso que convoque a conformar espacios colectivos, multidisciplinarios y multisectoriales, para desde allí acordar las bases y principios en el diseño, control y corrección de las políticas públicas, en los diversos aspectos del quehacer comunal.
Y que impulse desde el manejo  de los presupuestos municipales, políticas para continuar la historia del progreso conjunto, corrigiendo lacerantes inequidades y tóxicos desequilibrios.
Cuando el pueblo nos confió la administración del municipio, con mínima nómina política y operativa (tres secretarios y 645 agentes), presupuestos escasos y sin elevar tributos, concretamos el mayor nivel de realizaciones y de inversión pública en la historia del distrito, sin agraviar a quienes sostenían ideas opuestas a una equitativa distribución de la riqueza, ni creamos “oficina de prensa” para censurar, engañar y desinformar. Era el periodismo independiente el que informaba a los vecinos, sobre la gestión de gobierno según sus propias palabras y criterios.

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