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viernes, abril 26, 2024

Día Internacional de la Mujer (*)

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Cuando, hacia los años noventa del siglo XIX, el Cardenal Joaquín Pecci, aprestábase a asumir el papado como León XIII -que desempeñó durante el lapso 1873-1903-, pocos sabrían sobre su disposición hacia la lectura de la obra de Karl Marx, sobre lo que este autor a mediados de dicho siglo proponíase respecto de los derechos proletarios, especialmente de la reducción de la jornada laboral de las 8 hs. diarias o las 48 semanales. Advirtiéronle sus asesores de entonces sobre la equívoca obra del alemán, a lo que el Santo Padre respondióles que, sin embargo, toda obra errónea algo de verdad puede contener.
Así nació la Doctrina Social de la Iglesia con la famosa Encíclica «Re- rum Novarum» (de estas cosas nuevas), venida implícitamente de las escrituras evangélicas, ratificada con posteriores de altísimo novel, tales como «Quadra- gésimo anno» (Pío XI); «Pacem in terris» (Juan XXIII); «Populorum pro- gressio» (Paulo VI) y «Laborem exercens» (Juan Pablo II), inter alia.
Y en todo ese lapso de más de un siglo y cuarto, dicha «Doctrina» siempre dio particula relevancia a los plenos derechos de la mujer. La historia es antigua e ilustrativa al respecto, iniciándose con el primer libro bíblico, escrito por San Moisés (a quien se venera el 24 de febrero), libro titulado «Génesis» en el que, hablando de la institución matrimonial, expré- sase lo siguiente: «Dijo asimismo el Señor Dios: no es bueno que el hombre esté solo; hagámosle ayuda y compañía semejante a él; y sacado de una costilla de Adán formó el Señor Dios una mujer» (Gn. 2.15/21/22). Y pasó mucho tiempo para que la tal «compañera lograra ser lo que debía en libertad, devoción, justicia y caridad (amor). Ya en la antigua Grecia Lisístrata tuvo la osadía de emprender una huelga contra los hombres con la finalidad de acabar con una guerra (Aristófanes la eternizó con una comedia satírica en favor de la paz titulada con su nombre hacia el 411 A.C.) Luego advinieron las incontables santas que afrendaron sus vidas.
Pasó toda la explotación de la época industrial posterior de la revolución francesa, en cuya guillotina no estuvieron ausentes muchas mujeres, así como la época de Marx, hasta que un día 8 de marzo de 1957 acaeciera el tremendo y trágico incendio intencional en una fábrica textil neo- yorkina, perdiendo la vida ciento veinte mujeres encerradas en dicho establecimiento; mujeres que sólo pedían la reducción de la jornada laboral de 14 a 10 hs. (paradójicamente, a un siglo de cuanto exigiera Marx, hablando no tanto de las 10 cuanto de las 8 hs.) No se sabe aún si se hubieron promovido los pertinentes procesos judiciales requeridos ante tan graves infortunios padecidos por la mujer; y durante muchos años posteriores a tan inhumano siniestro del siglo XX, sólo las feministas y algunos socialistas recordaron la tragedia. Varios de ellos de los países nórdicos europeos, influyeron para que las Naciones Unidas declararan el Día Internacional de la Mujer.
Le ha tocado a ilustres próceres argentinos, sobre todo a Belgrano, ocuparse de la educación y enseñanza de las niñas, «pues al ser mujer ¿qué madre puede resultar para educar a sus hijos, si es una mujer inculta e ignorante? Ella tiene el mismo uso de razón que el hombre: solo el descuido que padece en su enseñanza la diferencia. Más, por desgracia, el sexo que principalmente debe estar dedicado a sembrar las primeras semillas, lo tenemos condenado al imperio de las bagatelas y de la ignorancia»…
Las mártires de otrora y las que aún padecen injusticias individuales, colectivas, sociales y políticas, merecen la consideración de todos para que el Día Internacional de la Mujer no sea un sólo día del año, sino todos y cada uno de todos los días en pro de la justicia, de la verdad y del amor.

* – Disertación de Atilio Milanta, Secretario de Extensión Cultural CAEEP (Centro de Altos Estudios en Especialidades Policiales) llevado a cabo en el salón de Actos de 55 Nº 930 de La Plata, el viernes 11 de marzo de 2016, con asistencia de las altas autoridades de la Superintendencia pertinente y del CAEEP.

 

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