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viernes, abril 19, 2024

Fallecimiento de José Luis Zabala: «Con la maleta cargada de ilusiones», por Guillermo Blanco

Este domingo se conoció una triste noticia que enlutó el ambiente del fútbol y comunidad en general. Falleció José Luis Zabala «Cabezón» (65 años) en la Ciudad de Mar del Plata, donde residía desde hacia varios años. Fue un destacado futbolista, vistió los colores de varios clubes en su ciudad natal, 9 de Julio.
Nació el 24 de junio de 1950. Su talento lo llevó a formar parte del Club Atlético Boca Juniors debutando en Primera División el 20 de marzo de 1971 en la derrota Boca 1 – San Lorenzo 3. El partido del debut se jugó en cancha de Racing, arbitrado por Arturo Ithurralde. Boca formó con Rubén Sánchez, Julio Meléndez, Silvio Marzolini, Luis María Atela, Raúl A. Savoy, José Luis Zabala, Ramón H. Ponce, Horacio Carlos Bongiovanni, Hugo A. Curioni, Orlando Medina, Aníbal Tarabini. DT: Bernardo Gandulla.
En el fútbol nuevejuliense se desempeñó como volante central, aunque en Boca jugó como marcador central. Jugó 6 partidos, 4 como titular y 2 como suplente. Tuvo pocas chances y luego continuó su carrera en Estudiantes de La Plata. En el fútbol de la Liga Nuevejuliense, José Luis Zabala fue Campeón en 1978 con el FC Libertad. También formó parte del plantel del Deportivo San Agustín que se consagró Campeón del Mayor y del Año 1984, jugando varios partidos del Torneo Promocional de ese año.
José Luis Zabala pudo desplegar toda su jerarquía en este deporte, hecho que le permitió ganarse la admiración y el respeto entre sus compañeros, como así también la amistad.
José Luis, era hermano de Héctor Zabala conocido veterinario de nuestro medio.

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Con la maleta cargada de Ilusiones, por Guillermo Blanco

Encuentro en Buenos Aires una tarde de 1971 entre dos pibes, José Luis Zabala, que ya había debutado en la primera de Boca, y un amigo que hacía los primeros palotes en el periodismo
Como tantos que un día se fueron a Buenos Aires y dejaron su casa de provincia, sus amigos, el terruño que lo estaba formando para sí, prefiriendo a cambio un remoto e incierto porvenir en el fútbol “grande”, así partió un día José Luis Zabala. Con las maletas cargadas de ilusiones.
Había sido observado por dirigentes de Boca Juniors durante un partido en el estadio “Ramón N. Poratti”, entre las inferiores del club de la Ribera y el Juvenil de esta ciudad. Desde entonces comenzó a hacerse realidad el sueño repetido de tantos pibes en la época de escuela primaria: salir a la cancha “de la tribuna alta, llena de papelitos de colores”, con la camiseta “de verdad”, no ésa que a uno le regalaba el viejo, a veces acompañada por las medias y los botines, rotos, quizás con el tiempo, por culpa de una piedra del potrero. Y el “Cabezón”, como lo apodan los compañeros, llegó a comprobar lo que se siente en ese momento. “Te juro que es como un sueño haber podido jugar en la primera de Boca. Fue todo tan rápido que recién ahora estoy mirando las cosas con tranquilidad. Todo gracias al “Nano” Gandulla, él es quién nos da consejos, es uno de nosotros”. Recuerda los días en que, con ganas o no, practicaba en la canchita del patio del colegio San Agustín. “Vos sabés que hasta lloré la noche del debut. Retrocedí en el tiempo y me vi corriendo en la calle, dándole a un cascote, haciéndolo pasar entre dos plantas e imaginar que estaba en la Bombonera. Claro que la noche con San Lorenzo las cosas fueron distintas. Boca andaba en la mala y me tocó jugar con la peor. Pero no me quejo, si bien ahora estoy de nuevo en la tercera pienso que en cualquier momento puedo volver a subir”.
Detrás de ese jugador está el “colimba”. “Gracias a jugar en Boca la estoy pasando bien. El día que nos incorporaron un superior preguntaba la profesión de cada uno. Cuando me tocó a mí y dije: “juego al fútbol”, el tipo se me reía en la cara. Pero al decirle dónde jugaba ordenó a todos que se pararan y aplaudieran. Resultó fanático de Boca. Te podés imaginar cómo la paso, no?”.
Quizás la virtud esencial de Zabala sea su ductilidad en el trato de la pelota. “Coco” Rossi, el ex jugador de San Lorenzo y de la Selección, opinaba después de verlo: “Tiene prestancia de crack”. En la actualidad se desempeña como segundo marcador central aunque “siempre me gustó jugar de volante”. Actúa en ese puesto desde que viajó a Italia con la tercera. “Fue un campeonato juvenil que se hizo en Viareggio. Nuestro cuadro fue elogiado por todos. Se había formado un grupo muy lindo, estaban Romerito, Ponce, Peña, Peracca, Bongiovanni. Qué me contás?”.
Nada “Cabezón”, qué te puedo contar yo si estoy seguro que en este momento estarás pensando en aquella camiseta que te regaló tu viejo; si me confesaste que la usabas hasta para dormir. Ah., y esas lágrimas que te brotaron la noche del debut seguramente fueron repetidas muchas veces por otros jugadores, pero no importa. Mientras sigas llorando, y se te enfríe la piel cada vez que entres a la cancha con los “monstruos” (llámense ídolos”) podrás decir que estás ahí porque la peleaste. Y el fútbol, y los pibes que sueñan “con la tribuna alta, llena de papelitos de de colores”, con la camiseta “de verdad”, te darán una mano; te alentarán desde el tablón o desde el potrero de cualquier parte. Y hasta querrán parecerse a vos.

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