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«Tita» D’Elía. Una vida de trabajo fecundo

[23 de octubre de 2010]

* Estimada vecina de 9 de Julio, siendo muy joven comenzó a incursionar en un arte del cual, en nuestros días, es la única que lo ejerce: la confección y reparación de collares con la técnica tradicional.

* Se destacó como vendedora en varios rubros, desde la venta de electrodomésticos, en el antiguo Salón “Gotecia” hasta la venta de helados.

* Durante más de veinte años prestó servicios en la Municipalidad de 9 de Julio como cobradora domiciliaria, labor en la que cosechó muchísimos amigos, quienes aún la recuerdan en su legendaria motocicleta.

* Hoy, en la tranquilidad del hogar, dueña de una cálida personalidad, constituye un verdadero ejemplo de laboriosidad y de trabajo fecundo.

Existen en la vida de las comunidades personas que, por su trabajo, por las particularidades de su trato con su personalidad, siempre permanecen en la memoria colectiva, se lo recuerda y cada vez que se les encuentra se lo saluda con el respeto ganado a través del tiempo. Ese es, sin dudas, el caso de Olga Amanda D’Elía,  conocida por los nuevejulienses por el apodo “Tita”, a quien varias generaciones conocen no solamente por las actividades bien características que desempeñó a lo largo de su vida, sino también por la calidez humana, bondad y cordialidad que siempre les han sido propias.

Cualquier vecino de esta ciudad que recuerda el tiempo, no tan lejano, en que las tasas e impuestos municipales eran cobrados a domicilio, inmediatamente llega a su memoria la imagen de “Tita” D’Elía, con su legendaria motoneta, yendo por las calles de la ciudad para realizar esta noble tarea.

Nacida en esta ciudad, 28 de junio de 1931, es  la menor de tres hermanos del hogar formado por don Pascual D’Elía, quien fuera  redactor de los periódicos “El Liberal”, “El 9 de Julio” y “El Pueblo”, y de Fermina Farfán, oriunda de Santa Rosa, provincia de La Pampa.

Su padre, aunque oriundo de esta ciudad, se había radicado por motivos laborales en Santa Rosa, donde nacieron sus hijos mayores. Cuando la familia regresó a 9 de Julio, doña Fermina se encontraba embarazada de “Tita”.

Enseguida sus padres arrendaron en la casa del francés Ramón Fenoll, el legendario relojero que durante muchas décadas tuvo a su cargo el cuidado del reloj de la torre de la Catedral. En esa vivienda, ubicada en la calle Nicolás L.  Robbio entre Mitre y La Rioja nació “Tita”.

Sus primeros estudios los cursó en la Escuela Nº 1. De esa época recuerda, de manera especial, el cariño que le prodigaba su maestra Graciana Zabala de Tacchi. Esta docente era esposa del recordado Carlos Tacchi, quien había sido socio de su tío Juan D’Elía.

Su mamá falleció cuando «Tita» era todavía una niña, por lo cual su educación, su crianza le correspondió a su padre. A cada uno de sus hijos le inculcó el valor del trabajo, de la virtud del respeto y la perseverancia.

FABRICAR Y REPARAR COLLARES

Desde hace más de seis décadas, “Tita” D’Elía, realiza un arte tan difícil como único; de hecho es la única persona en esta ciudad que lo realiza: la confección y reparación de collares.

Cuando era adolescente aún, su hermano, siendo joven, había ingresado a trabajar en la Relojería “Rey”, propiedad de don Onofre Rey, que se encontraba ubicada en la avenida Mitre entre Libertad y Vedia. En cierta oportunidad él le ofreció dedicarse a la fabricación y reparación de collares, una actividad que aún realiza y para la que cuenta con muchísima clientela.

A lo largo de los años ha fabricado collares, y reparado otros, para las más importantes joyerías de esta ciudad. Asimismo sus servicios son solicitados por los particulares, quienes ponen en sus manos, para su restauración, valiosas piezas que “Tita” con paciencia y esmero devuelve la vida.

En su tablero realiza trabajos que, por momentos, parecen envueltos por la magia y el encanto. Distintos tipos de perlas de cultivo y piedras, desde hematíes hasta azabaches, pasando por cristales venecianos o de murano, nácar o lapislázulis, todos ellos son unidos con una técnica ancestral, formando gargantillas y collares de gran belleza.

Sin dudas esta rica experiencia en la fabricación de collares le fue de gran utilidad para que, en su primera juventud, se dedique a la venta de alhajas. Este fue uno de los primeros trabajos que realizó.

EN EL SALON GOTECIA

El primer trabajo en relación de dependencia de “Tita” fue en la firma “Gomez Tello y Cía.”, conocida en esta ciudad por ser la propietaria del almacén “Los Inglesitos». Cuando esta empresa inauguró el salón “Gotecia” (nombre conformado por las siglas de “Gomez Tello y Cía.”) fue llamada para ponerse al frente del mismo, a cargo de las ventas.

No solamente vendía los productos en el salón de ventas, sino también lo hacía viajando a las localidades del interior del partido,  en ómnibus.

Cuando “Gomez Tello y Cía.” adquirió las quintas de lo que más tarde fue Villa Diamantina y el Barrio Fuerte, en parte de lo que fue la recordada Quinta de Inchusta en la calle Mitre, a “Tita”, también se le encomendó la tarea de vender esos terrenos, tarea que realizó de una manera muy exitosa.

VENDEDORA DE HELADOS

En cierta ocasión, una prima hermana suya, hija de su tío Jacobo, que estaba casada con el recordado vecino Rodolfo Comas le ofreció la posibilidad de vender helados. En esa época, Comas era propietario de la conocida Confitería “Nora” y recibió el ofrecimiento de una persona de Bragado para hacerse cargo de una representación de helados y postres.

Para ello “Tita” alquilo un local en la calle Santa fe entre Mitre y La Rioja. Allí, con la colaboración de un grupo de chicos, estuvo algunos años vendiendo innumerable cantidad de helados y postres.

COBRADORA

Sin dudas la profesión por la cual, los nuevejulienses, suelen identificar más a “Tita” D’Elía, es la de cobradora de la Municipalidad de 9 de Julio. En efecto, en 5 de junio de 1973 fue designada para esa tarea, que desempeñó de manera ininterrumpida hasta el 1º de septiembre de 1999, en que se acogió a los beneficios de la jubilación.

¡Cómo no recordar a “Tita” D’Elía, con su motocicleta, recorriendo las calles de la ciudad para cobrar la tasa municipal! Siempre con una gran disposición y un trato cordial tocaba a la puerta y saludaba con una sonrisa.

TALENTO PARA LA PINTURA

“Tita” D’Elía no solamente se ha acercado a la dimensión artística desde la fabricación del collares, también lo ha hecho desde el dibujo y la pintura. Desde muy joven advirtió que contaba con una especial sensibilidad para la pintura; y sólo basta ver alguno de los trabajos que ya realizado para advertir que en ellos está impreso su talento.

PALABRAS FINALES

“Tita” D’Elía es un persona que ha desplegado y sigue desplegando amor y afecto. Fue la persona que acompañó en su crianza y en su formación a su sobrino, el recordado Julio, a quien amó como a un hijo.

Cuando dialoga, el interlocutor, aún cuando sea la primera vez, siente una inmanencia de amistad, que invita a la confidencia y a la afabilidad.

Aunque hoy ya no sale a la calle con tanta frecuencia, como en los tiempos en que cobraba, cuando se la ve siempre es objeto de saludos y de muchísimas expresiones de cariño por parte de sus vecinos.

“Tita” es un ser humano excepcional, cuya grandeza de alma es el distintivo más categórico de su persona.

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