En La Plata, setiembre sigue atravesado por la impunidad: el 4 y 5 de 1975, ocho compañeros del PST (antecesor del MST) que apoyaban la lucha de Petroquímica Sudamericana (hoy Mafissa) fueron asesinados por las bandas fascistas de la Triple A, bajo el gobierno de Isabel Perón. El 16 de septiembre de 1976, bajo la dictadura, son secuestrados los chicos de la Noche de los Lápices.
El 18 de septiembre de 2006 secuestran a Julio López tras dar testimonio para encarcelar al genocida Etchecolatz de la Bonaerense, responsable del operativo de la Noche de los Lápices.
En democracia o dictadura, son crímenes cometidos por el aparato represivo del Estado o por bandas fascistas que éste ampara.
El gobierno K dice ser “de los DD.HH.”, pero poco hizo para avanzar en su investigación y condena. Igual que en desmantelar el aparato represivo donde mantiene a partícipes de la dictadura, carapintadas y ‘servicios’ como Berni, Milani o Gerardo Martínez (UOCRA) que era espía del batallón 601 del Ejército. Igual que Macri con su Metropolitana, espiando a estudiantes y docentes.
Es que Scioli, Macri o Massa, al estar con los grandes empresarios y saqueadores como Monsanto o Barrick Gold, necesitan fuerzas represivas dispuestas a avanzar contra los jóvenes y trabajadores que luchan por un cambio. Así lo mostró el gendarme Carancho y toda la represión en la Panamericana, contra los choferes de la 60 o los Qom. En campaña hablan de ‘seguridad’, pero no dicen que su plan es ajustar a los laburantes y para eso necesitarán reprimir.