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Inexplicables hechos de violencia en Agustín Alvarez – Quiroga

[12 de octubre de 2010] No es la primera ni la última vez que se producen serios incidentes en un campo de juego, con la participación de los protagonistas de un partido de fútbol y con la intervención de algunos espectadores. Sin embargo, los hechos sucedidos en el encuentro entre Agustín Alvarez y Quiroga tuvieron su particularidad.

En el Estadio Antonio Crosa, el equipo local se jugaba sus chances (aunque eran menores que las de Once Tigres) de luchar por el campeonato mientras Quiroga quería terminar lo más arriba posible en una digna campaña en su regreso a la divisional superior. No había pasado nada, tan sólo escasos minutos de juego cuando se armó la gresca. Oficialmente se determinó la suspensión en el minuto 7, aunque se jugaron 4.

Cuando cayó Bossio (sin pelota) el asistente Guillermo Bonello levantó su banderín para llamar al árbitro Jesús Rafael. A instancias de la explicación de Bonello el juez del partido expulsa a Bossio (provocó al quiroguense) y a Lucas Lauría (por reaccionar). Tras las primeras expulsiones, Bossio perdió el control y sorprendió golpeando a Lauría (resultó con lesiones de consideración), en ese momento se generalizaron los golpes, empujones y patadas de varios jugadores, mientras otros querían separar.

Fue difícil individualizar a los agresores, porque también ingresaron los suplentes e integrantes de los cuerpos técnicos que pretendían aquietar las aguas. También ingresaron a la cancha, trepando el alambrado, algunas personas que por el mismo método minutos después volvían a sus lugares. La Policía, desbordada, hacía lo que podía mientras la mayoría de los espectadores se preguntaba ¿qué pasó?.

Cuando Rafael quiso continuar el partido le mostró la roja a Francisco y Manuel Hernández y en ese momentos los quiroguenses mostraron su disconformidad y hasta parecía que no querían seguir en esas condiciones. Después de largos minutos se apaciguaron los ánimos adentro de la línea de cal, pero desde la parcialidad visitante alguien arrojó piedras y en ese momento se terminó todo: el árbitro suspendió el partido.

Todo se inició por acción de un jugador local, reacción de uno visitante y el contagio generalizado de violencia. Es una lástima porque nada justifica semejante cosa, y menos cuando apenas había empezado a rodar la pelota. No estaban dadas las condiciones para seguir el partido, pese a todos los intentos por intentar cumplir con el desarrollo del partido.

El Tribunal de Penas tendrá la difícil misión de resolver sobre este complicado caso en el que hubo distinto tipo de responsabilidad de jugadores y espectadores de ambos lados, que perjudicaron a las respectivas instituciones. Esto no le hace nada bien al deporte y es momento de parar la pelota para evitar que la violencia le vuelva a ganar al fútbol.

La Policía informó además sobre la aplicación de la Ley del Deporte con la aprehensión de tres personas de Agustín Alvarez (un jugador de Primera, otro de Cuarta y un simpatizante local).

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