spot_img
spot_img
21.2 C
Nueve de Julio
viernes, abril 19, 2024

Elvira García de Manfredi. Una historia para rescatar

-De vocación docente y apasionada por la historia, trabajó durante 1962 y 1980 como encargada del Museo y Archivo Histórico de 9 de Julio.

-Artista vocacional, colaboró en varias producciones y realizó la Galería de Intendentes de la Municipalidad, en 1979.

-Fue además la primera delegada de IOMA en 9 de Julio y trabajó en la Secretaría de Bienestar Social.

-Mujer vital y querible, la suya es una historia de trabajo y afecto hacia su ciudad y su gente.

Elvira Rafaela Deseada García Soriano de Manfredi nació el 24 de octubre de 1917 en Dennehy, debido a que su padre, Vicente García Soriano –recibido de maestro en Valencia, España, de donde era oriundo- trabajaba en ese momento como director de la escuela de Dennehy, donde había sido nombrado a su llegada de España. Tiempo atrás, se había destacado como redactor en el periódico “El Luchador” que a la sazón dirigía Juan Galluppi Di Sirela (más tarde director de “El Porvenir”). Después sería nombrado Juez de Menores, e instalaría la Defensoría en su vivienda de la calle Yrigoyen entre Ramón N. Poratti y Salta, donde se criaron sus tres hijos –de su matrimonio con María Cecilia Güida.

Un comienzo autodidacta

Elvira, la más joven de los hermanos, transcurrió su infancia en esta casa de la calle Yrigoyen. En la adolescencia quiso ir a estudiar a Bragado, con la idea de recibirse de maestra. Pero no pudo hacerlo ante la negativa de su padre, que no quería que sus hijos siguiesen su carrera en la docencia, al considerar que los docentes  que estaban mal pagos y no era la de maestro un trabajo grato, impresión que había adquirido principalmente en España.

Por eso, los únicos estudios formales de Elvira García serían los primarios, que no obstante enriquecería a lo largo de su vida de manera tan entusiasta como autodidacta.

Quizá ayudó a esta formación el hecho que trabajara, desde antes de su casamiento y durante varios años, en la biblioteca José Ingenieros, que funcionaba en ese entonces en instalaciones de la Municipalidad de 9 de Julio, ayudando a don José García, encargado de la biblioteca en aquellos años.

Avida por el conocimiento y gran lectora, también llegó en su juventud a realizar alguna suplencia como docente en las escuelas, debido a su gran disposición por transmitir conocimientos.

Una persona incansable

En 1952, Elvira García se casó con Rodolfo “Quico” Manfredi, quien tenía junto a dos socios una fábrica de motores. Con el tiempo, la sociedad se desharía por motivos económicos.

Con él tendría dos hijos: María Cristina, profesora de Geografía, y José Luis, empleado de la AFIP.

Rodolfo Manfredi tuvo un ataque de presión en su juventud, que le produjo una hemiplejia, de la que se repuso con el tiempo. Muy amigo de Marcos Marenco, propietario del cine teatro, cuando “Quico” se recuperó de su hemiplejía, Marenco le permitió trabajar en el kiosco ubicado al lado del teatro, donde estuvo por muchos años.

A partir de esa enfermedad de su esposo, Elvira debió hacerse cargo de muchas cosas, trabajando y luchando incansablemente. “Era una mujer con mucha fuerza, incansable, nunca te decía que estaba mal, o cansada”, evoca su hija Cristina. “Siempre fue el puntal de la casa, de la familia. Rescato mucho eso de ella: ir siempre adelante, seguir y poner el cuerpo”.

En el museo: un trabajo notable

Una vez que Elvira García comenzó a trabajar para la Municipalidad, fue nombrada para trabajar en el museo histórico “Julio de Vedia”, a principios de 1960. Allí encontró un campo propicio para muchas de sus inquietudes de conocimiento, y realizó una ardua tarea de reorganización, dejando un legado que hasta el día de hoy perdura. A su trabajo de organización, le sumaba el de transmisión de la historia de 9 de Julio. Atendía a contingentes de estudiantes, y no eran pocos los historiadores que la consultaban. Sabía mucho de la historia de 9 de Julio, y no fueron pocos los que acudían a ella para referencias. El padre Meinrado Hux, destacado investigador y escritor de la historia de esta región de la provincia de Buenos Aires, fue uno de los asiduos visitantes, en búsqueda de material. Otra frecuentadora era Susana Siword de Caioli, historiadora de Carlos Casares.

No le negaba su generosa ayuda a nadie. Transmitía con pasión de educadora e historiadora lo que fuera, desde algunos hitos en la historia de 9 de Julio, a la leyenda de las Tres Lagunas. Hasta la película Juan Moreira lleva el sello de su colaboración, ya que le ofreció a la señora de Murúa datos de filiación de la época en la que  el mítico Moreira era perseguido, provenientes de apuntes del museo.

A mediados de 1970, trasladó el museo con ayuda de la gente, desde la sede de Tomás Cosentino y Tucumán al edificio de la avenida Vedia entre General Paz y Urquiza. Permanecería en el museo hasta 1980.

La Galería de Intendentes, un gran logro

Elvira García dejó marcas de su trabajo en la Municipalidad de 9 de Julio. En 1963, para el centenario de la ciudad, realizó un muy activo trabajo, colaborando con las maestras de la Escuela Nº 1 en la confección de recuadros con banderas que hoy adornan el edificio municipal, con diversas temáticas, como el famoso cruce de Los Andes.

Pero sin dudas, su máximo logro fue la Galería de Intendentes, ubicada hoy en el remodelado Concejo Deliberante. Dueña de numerosos contactos con descendientes de los jefes comunales locales, como Tomás West, Nicolás L. y Nicolás H. Robbio, entre otros, les fue pidiendo las fotos y armando la que sería su gran obra. Con ayuda de fotógrafos como Vega y Adobato, fue realizando un trabajo minucioso y prolijo que se vio culminado en una galería fotográfica que es referente para quienes visitan la municipalidad.

Si bien no tuvo todo el reconocimiento que hubiera deseado por su tarea, recibió una merecida plaqueta con el escudo de 9 de Julio.

Primera delegada de IOMA

Su capacidad de trabajo la llevó a otros ámbitos, en los que también supo desempeñarse con idoneidad. Después de trabajar en el museo y archivo histórico, pasó a la secretaría de Bienestar Social, en la Municipalidad de 9 de Julio, como auxiliar de secretaría. Allí trabajó con Nora Galán de Orbea, durante la intendencia de Antonio Garabano.

En la década de 1970, fue nombrada primera delegada de IOMA, cuando ésta era una mutual incipiente en 9 de Julio. Este fue un trabajo muy demandante, en el que además de trabajar en la oficina ubicada en la Municipalidad, debió trasladar en varias ocasiones la tarea a su propia casa, ya fuera haciendo carnets de la mutual o  atendiendo otros requerimientos de los usuarios.

Querible y amena

En sus últimos días, continuó dedicándose a las tareas que la gratificaban, que eran varias. Fue, por ejemplo, una artesana de talento, que talló en plata, confeccionando pulseras y otras bellezas, y también hacía álbumes –se destaca en su producción un álbum hecho en suelas de zapatos. Persona con muchas inquietudes y apasionada por las artes, a sus 75 años, viajó sola a Europa a visitar a una prima hermana que vivía en Mallorca, y a los 80, fue a aprender pintura con la profesora Olga Becce. También era conocido su gusto por la música clásica.

Por su gran apertura a varias cosas, era una mujer muy amena, y además amable, gran conversadora, que, según atestiguan sus familiares, se hacía querer fácilmente. Transmitió a sus hijos el buen trato hacia los demás, y cultivó hasta sus últimos días la amistad. Como prueba de esto, en el hogar donde transcurrió sus últimos dos años de vida, fue nombrada miss simpatía el año pasado, a sus 91 años.

La suya fue, en síntesis, una larga y buena vida. Como lo expresa su hija, “tuvo la bendición de vivir hasta los 92 años, conocer a sus nietos –seis en total- y su bisnieta”.

Palabras finales

Elvira García de Manfredi falleció en 9 de Julio el 15 de abril de este año.

Mujer que desempeñó un gran trabajo donde le haya tocado trabajar, dueña de varias virtudes y múltiples habilidades, dejó legados que perduran, como su trabajo en el museo y la galería que engalana el concejo Deliberante de 9 de Julio. Sin embargo su figura es recordada, más que todo esto, por su capacidad para la amistad, su ejemplo de pujanza y su bondad.

Más noticias