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Nueve de Julio
martes, abril 23, 2024

La pujanza de las colectividades

Los inmigrantes ayudaron a formar una novel sociedad donde sus hijos ejercerían una relevante acción.

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Los dos millones de italianos llegados entre 1880 y 1914 sentían el país como propio, tenían empresas de prestigio, bancos, instituciones sociales y culturales. Al igual que los españoles, cuya inmigración superó a la italiana desde 1905, en 1920 Buenos Aires constituía el nucleamiento gallego más numeroso del mundo. Y, el Centro Gallego, una de las asociaciones más importantes del país. El número de israelitas crecía, y luego de la primera guerra mundial se vigorizaron los aportes de eslavos, siriolibaneses y otras comunidades. La presencia de las colectividades en la sociedad argentina era un dato de la realidad fuerte y fructífero que se ponía de relieve en el gran número de sociedades de socorros mutuos, recreativas, benéficas, deportivas y culturales que surgieron en la segunda y tercera década del s. XX. Cada conjunto de extranjeros era una pequeña muestra de las ideologías políticas, actividades económicas o intereses culturales de los recién venidos. Empero todos ellos, procuraban fortalecer los vínculos con su terruño, valorar el acervo cultural de cada pueblo y combatir el desarraigo. Les molestaba primordialmente el desinterés de muchos hijos de inmigrantes por mantener las viejas tradiciones y su tendencia a integrarse a su nueva patria, que aprendieron a respetar a través de la escuela pública. Cada pueblo de la Provincia de Buenos Aires y de otras provincias, se fue poblando de gringos que, se fueron incorporando con sus costumbres a la cultura criolla, Crearon sus teatros líricos y sus asociaciones de socorros mutuos, en su mayoría las sociedades italianas y españolas. (De nuestro Archivo de Publicaciones Penodísbcas ‘Ese Ricardo G López’)

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