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Nueve de Julio
viernes, abril 19, 2024

De la Laguna de Malcorra al Barrio «Los Zorzales»

litasecreto14* Por Nélida Spinetta de Secreto.

Se están apagando los ecos de los festejos por el tan importante acontecimiento de la celebración del Sesquicente nario de la fundación de esta ciudad. Con la mitad de la edad de la ciudad, vivida en 9 de Julio, transcurrida entre el estudio, el trabajo, las anécdotas, la risa y los sinsabores.

Ello me da lugar a resaltar el origen y el progreso de este pueblo y, por qué no, comentar una técnica milenaria como el bonsái.

UNA DE LAS TRES LAGUNAS

Esta técnica viene al caso porque personajes ligados al Parque General San Martín, a la historia de la ciudad y a la vida misma de cada uno tejieron anécdotas risueñas, llenas de ternura, amistad y el cultivo de cuanta especie pudiera aparecer por allí, cerca de las Tres Lagunas.
Recordaré en esta nota a quienes, como Julio de Vedia se afincaron en estas tierras, arriesgando su vida ante el malón, allá por 1863, dándonos una pujante ciudad. Hablo de las Tres Lagunas (Claf Lauquen), y me refiero concretamente a una de ellas, la Laguna de Mandorra. Debo hacer aquí un comentario acerca del Parque.
La vegetación siempre fue abundante y uno de los herederos de don Ernesto Poggi, el recordado Lito Poggi es uno de los protagonistas principales de esta anécdota: Desde la Laguna de Malcorra al Barrio «Los Zorzales».
Don Ernesto Poggi fue propietario de una de las quintas, la número 60, en la cual se construyó el actual Parque General San Martín. Otro de los propietarios era, precisamente, don Juan Malcorra. Promediando la década de 1920, la denominada Comisión Pro Fomento Edilicio de la Ciudad, concibió la iniciativa de adquirir los terrenos colindantes a la Laguna de Malcorra y, luego de sanear la misma, proceder a la participación.
Para ello se encargó al estudio de ingeniería de Burzaco y Herbín la realización del proyecto del futuro parque y el plan de trabajo. Aquí jugó un papel destacado, el ingeniero Luis Herbín, como así también Tomás Cosentino, Emilio Repetto y Luis Modelli, entre otros.
Con la construcción del Parque, la aludida Comisión, ponía en valor ese espacio fundacional de la ciudad, reservando como recuerdo inapreciable para el futuro de la comunidad a la más cercana de las Tres Lagunas, que dieron el nombre al paraje.

LA ANECDOTA DEL OMBU
Desde 1953 en que ingresé como alumna de la ex Escuela Nacional de Comercio, mi vida de alumna y luego como docente estuvo ligada al estudio, al comentario sobre plantas y especies. Cultivar la amistad y las flores fueron mi premisa. En el entorno de la escuela estuvo una persona hacia la cual me referiré: Blanca Rosa Sosa.
¿Quien no conoció a Blanca? ¡Si!, estaba siempre dispuesta, era la secretaria, era la madre de los hijos que no tuvo. Entre ellos estaba yo.
Mi vida de alumna y luego de profesora de inglés me permitió interesarme por los problemas de los demás y, entre charla y charla, urgía el quehacer diario. Aquí viene la anécdota…
Lito Poggi, amante de las plantas, heredó de sus antecesores un ombú, que regaló a Blanca Sosa convertido en bonsái. Ese ombú había crecido a orillas de la Laguna de Malcorra.
Luego de efectuarle el obsequio, Lito se ocupaba de efectuarle el «servis» periódico a la pequeña planta. Blanca mantuvo el arbolito durante mucho tiempo en el living de su casa; pero los años fueron transcurriendo y un buen día decidió plantarlo en el pequeño cantero ubicado en el patio de su casa, ubicada a una cuadra del Parque General San Martín.
El ombú creció, se desató de sus alambres y tomó vuelo. Blanca comentaba lo que sucedía y, en la Escuela me enteré de lo que sucedía: a raíz de la llegada del gas natural envasado a 9 de Julio (querido lector, saque la cuenta, cuantos años hace de esto), Blanca había decidido sacar la planta para construir la cabina del gas.
Me interesé en el ombú para llevar a mi quinta, allá lejos, camino a French, como decían los paisanos. Le aconseje a Blanca como debía hacer el albañil para sacar la planta; pero el buen hombre lo cortó a palazos y sólo tiró un trozo de 1 m de largo y 20 cm de diámetro. Cuando fui a buscar la planta, como habíamos convenido, casi me puse a llorar al ver semejante injusticia.
Tomé el trozo, sin demorar, y lo planté en el lugar donde hoy se encuentra, convertido ahora en una herbácea gigante.
La técnica del bonsái desapareció, y mi ombú, que antes fue de Lito y luego de Blanca, pertenece hoy a la familia Piccinini-Secreto. Luce hermoso, tanto así que fue podado en dos oportunidades pues llegó a tener 20 m de altura. Sus raíces abarcan un espacio de 30 metros cuadrados.
Hoy, las ramas de este ombú son el refugio de zorzales, calandrias, horneros, colibríes y, allí, duermen los perros y anida la mascota de los nietos: «La gallina». Su sombra, en verano, nos protege y, en efecto, nos da gana de seguir cultivando la vida.
El Barrio «Los Zorzales» se encuentra comprendido entre las avenidas Antártida Argentina, Bartolomé Mitre, Cardenal Pironio y Ruta 65. Se llama así porque los zorzales nos deleitan con sus cantos. Es el único barrio que tiene en construcción un lago artificial, junto a la plazoleta que fue inaugurada hace un mes.

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