En el mes de mayo cerró sus puertas Clínica Oeste, tradicional centro de salud de la ciudad de 9 de Julio que había iniciado su actividad hace más de ocho décadas y que estuvo cinco años sin funcionar.
Clínica Oeste había cerrado sus puertas en junio del año 2005 y por espacio de seis años estuvo cerrado; hasta que en el mes de julio de 2011 reabrió sus puertas con las expectativas de llevar adelante la actividad.
Pese a los esfuerzos realizados por mantener abierto dicho centro de salud, fue imposible continuar con la actividad ante distintos inconvenientes que se estuvieron presentando sin alcanzar el nivel de trabajo esperado.
En su momento, Clínica Oeste había objetado distintas cuestiones que afectaban su labor: señalaban que prácticamente no recibían pacientes en los traslados del Servicio de Emergencias Médicas, como así también denunciaron presiones a profesionales de salud, a quienes no se les permitía atender en los dos centros de salud privados.
Al cumplirse un año de la reapertura -en 2012- explicaban sus directivos que Clínica Oeste estaba abierta para que «todos los profesionales puedan desarrollar su sabiduría en la institución».
Desde Clínica Oeste se insistía en que el paciente tenía derecho a elegir en qué institución atenderse y con qué profesional.
Más allá de los inconvenientes que tuvo Clínica Oeste en los últimos años, como le puede ocurrir a cualquier empresa, el hecho de no contar con este centro de salud es una pérdida para la comunidad de 9 de Julio.
Hasta el año 2005 se atendían internaciones en dos centros privados y uno público en 9 de Julio, una ciudad que necesita de más y mejores servicios. Desde hace ocho años que esta problemática en el sistema de salud local se viene evidenciando.
Con el progreso y crecimiento de la población sería interesante contar con mayor cantidad de centros de salud en beneficio de la comunidad.
