Parece que fue ayer. Ya han pasado cinco años de aquella trágica madrugada del 15 de febrero de 2008 cuando perdieron la vida los jóvenes Renzo Javier Blanco, de 19 años; Fabián Alejandro Valbuzzi, de 22 y César Ezequiel Tolosa, de 19, en la prolongación de la avenida Agustín Alvarez, frente al Autódromo Municipal, quienes junto a tros jóvenes participaban de las denominadas “picadas”.
En aquel entonces varios sentimientos afloraron además del dolor que afectó a familiares y amigos de las víctimas, y a la comunidad en general. La noticia trascendió a nivel nacional por la magnitud del hecho.
La sensación de muertes absurdas, los interrogantes de por qué correr riesgos innecesarios haciendo pruebas con las motos para intentar demostrar ante su grupo de motociclistas quién sabe qué cosa.
Así también se exigía al Estado Municipal respuestas relacionadas con los controles para intenta frenar esta tendencia de grupos de motos que por momentos se adueñan de las calles, violando varias normas, poniendo en riesgo no sólo sus vidas sino de la gran mayoría de personas que no participan de las «picadas» y que transita por las calles.
A cinco años la situación podría decirse que no cambió mucho. Las motos los fines de semana circulan en grupos de 15 a más de 20 integrantes según la ocasión durante las noches de viernes, sábado y domingos.
A esto se ha sumado la modalidad de picadas o pruebas de riesgo que se llevan a cabo en Ruta 5 desde la Rotonda hacia el puente de Ruta 5, como así también se ha advertido la presencia en Ruta 5.
Desde la comunidad se ha pedido que se tomen medidas al respecto, porque en determinados momentos cuando los motociclistas circulan en grupo producen desbordes descontrolados. Los accidentes de motos no cesaron en los últimos cinco años y esta semana una motociclista atropelló una oficial de Policía en un operativo.
