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Nueve de Julio
viernes, abril 26, 2024

La sonrisa de un hombre esencialmente bueno

* Como Bioquímico abrazó su profesión con entrega y dedicación absoluta.
* Con la mirada puesta en las necesidades de sus semejantes, colaboró decididamente con la Asociación Civil “Amuyen”, como así también en otras entidades de bien público.
* Socio fundador de la Comisión de Golf en el Club Atlético «9 de Julio», trabajó fomentando la inserción de este deporte en la ciudad y fue un constante jugador.
* Miembro de la Comisión del Agua, en las reuniones iniciales había ofrecido sus ricas apreciaciones acerca de esa problemática

Mañana, 6 de mayo, se cumplirá el primer aniversario del fallecimiento del doctor Marcos Alejandro Bercovich, reconocido Bioquímico de esta ciudad, cuya trágica desaparición física causó gran conmoción en la comunidad. A lo largo de los casi treinta años en que, el doctor Bercovich vivió en esta ciudad, se había ganado una posición de respeto y de prestigio en la sociedad nuevejuliense; reconocido por sus colegas a nivel provincial y regional, por su actividad en la Federación Bioquímica de la Provincia de Buenos Aires, su principal valía personal estaba configurada por la nobleza que lo distinguía como un ser excepcional, honrado y de bien.
Había nacido en Carlos Casares el 18 de enero de 1955, siendo el hijo mayor del matrimonio formado por Salomón Bercovich y Clara Ocraich. Sus padres, conocidos en la comunidad casarense por haber sido propietarios de la Tienda «Las Rosas», eran hijos de inmigrantes que se habían radicado en la Colonia Mauricio, fundada por el barón Mauricio de Hirsch, en el vecino distrito (ellos actualmente se encuentran radicados en 9 de Julio). Su hermano menor, Javier, también es un destacado médico en esta ciudad.
Tanto su infancia como los años de su adolescencia transcurrieron en su ciudad natal. En el Colegio Nacional cursó los estudios secundarios.
Ana María Manfredi, quien fuera su profesora de Matemática, en primero y tercer años, en el Nacional de Carlos Casares, allá por el último cuarto de la década de 1960, describe a Marcos como «un alumno muy responsable y estudioso; pero más lo destacaban la alegría y optimismo contagioso que tenía cuando estaba en una clase de matemáticas».
«Siempre -añade Ana- estaba sonriente, se acercaba al escritorio para consultar, con ánimo y entusiasmo».
«Volví a encontrar a Marcos los años después, cuando él asumía su trabajo en el Sanatorio, para reemplazar al doctor Labandeyra. Había mucha cordialidad entre ambos, cada vez que nos veíamos nos alegrábamos , pues recordábamos una época muy hermosa de la vida, él como un alumno transitando la adolescencia, y yo como una docente de veintitres años que recién comenzaba», comenta.

LA CARRERA EN BIOQUIMICA
Apenas concluidos los estudios secundarios, Marcos, ingresó en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata para iniciar su formación académica en la carrera de Bioquímica. De esta manera abrazó una vocación que mantuvo fervientemente a lo largo de varios lustros de ejercicio profesional intachable.
Una vez graduado prestó servicios en el Policlínico San Martín, en el Hospital Rossi y, durante un tiempo, dio clases en los cursos de ingreso de las carreras de Odontología, Medicina y Economía. Por ese entonces surgió en Marcos y su esposa Graciela (odontóloga) la inquietud de radicarse en una ciudad más pequeña y, en Carlos Casares, un médico les aconsejó establecerse en 9 de Julio.

9 DE JULIO, SU LUGAR, SU DESTINO
Como el doctor Hipólito Labandeyra, bioquímico en el Sanatorio «9 deJulio», había fallecido, en 1982 Marcos debió trasladarse a esta ciudad para hacerse cargo del laboratorio de análisis clínicos. Desde entonces abrazó apasionadamente su profesión en esta comunidad; pero, además de ello, desde el principio adoptó un amplísimo sentido solidario y humanitario.
Cuando se produjo la fusión del Sanatorio «9 de Julio» con Clínica Independencia, Marcos tuvo una visión siempre esclarecedora; tanto así que fue el alma mater en la constitución de CLYSA Intermed y Medin Famyl. En cierta oportunidad, en una entrevista periodística mantenida con el recordado doctor Santiago Meli, subrayaba la importancia que había tenido la tarea realizada por el doctor Marcos Bercovich en la constitución de esas dos empresas.
Después de concretada la fusión entre el Sanatorio «9 de Julio» y la Clínica Independencia, el laboratorio fue trasladado enseguida, por lo cual Marcos continuó en el edificio del primero. Hace alrededor de ocho años trasladó el laboratorio externo al edificio de la Clínica, donde aún se encuentra.
Elina, su secretaria en el laboratorio por casi treinta años, guarda por Marcos el mejor de los recuerdos.
«Marcos -recuerda- era muy compañero nuestro. Una gran persona, servicial en todo momento con todas las personas. Cada vez que nos daba una indicación lo hacía con unos modos maravillosos»
«Mantenía siempre un trato cordial, nunca alzaba la voz. Siempre estaba predispuesto para todo el mundo, jamás se le echaba una queja, aun cuando el trabajo era mucho», explica Elina.

EN LA FEDERACION BIOQUIMICA
El doctor Marcos Bercovich fue un activo dirigente en la Federación Bioquímica de la Provincia de Buenos Aires (FABA), donde demostró su gran capacidad de trabajo. En la década de 1990 fue miembro de la Comisión de Proveeduría y, luego de desempeñar diferentes funciones, fue elegido para ocupar el cargo de Prosecretario a partir del año 2004, como Tesorero desde 2006 y como Vicepresidente a partir del año 2010.
Asimismo, durante un lapso importante de tiempo, se venía desempeñando como presidente del Distrito VII de FABA.
Tal como lo refiere un comunicado de los directivos de FABA, informando la triste noticia de su fallecimiento, «sus firmes convicciones y su fortaleza de espíritu lo distinguieron como un dirigente de enorme potencial y altas aspiraciones de progreso, enmarcadas siempre dentro de los principios éticos y solidarios que defendió con una encomiable honestidad intelectual».
El recuerdo de Marcos vive en el corazón de muchos de sus pacientes. Tanto así que, hay quienes aún no han podido regresar aL laboratorio por la tristeza que le embarga ante su ausencia.

EN EL GRUPO AMUYEN
Tal como se dijo, Marcos fue una persona que manifestó en todo momento su compromiso social y su preocupación por las personas más necesitadas. Ello lo puso de manifiesto como fundador del Grupo “Amuyen”, cuya denominación en voz mapuche significa “Juntos nos Ponemos en Marcha”. Esta agrupación, fundada en 2002 y conformada por vecinos de 9 de Julio, trabajó activamente en el Barrio Diamantina, con el otorgamiento de microcréditos a vecinos que necesitaban una ayuda para impulsar sus proyectos personales.

PROYECTOS Y ANHELOS
Marcos, como pueden dar testimonio de ello todos quienes lo conocieron, era una persona emprendedora. Su admirable dinamismo lo impulsaba a generar proyectos en diferentes órdenes, sea para equipar su laboratorio o para acometer alguna actividad social.
Había concebido la idea de instalar un laboratorio fuera de la Clínica, manteniendo también el existente. Para ello había adquirido un terreno con la afiliación de construir allí un laboratorio modelo. Amaba tanto su profesión que, en su mente, no podía concebir la idea de un retiro, era bioquímico y deseaba seguirlo siendo, siempre.

SUS HOBBIES
Fueron varios los hobbies que atrajeron la atención de Marcos. Uno por los cuales más se lo distinguió en la comunidad fue por su condición de golfista. En la década de 1990 cuando fue dispuesta la cancha de golf, brindó su apoyo permanente como miembro fundador.
Con antelación también había practicado el tenis y el paddle y, siendo estudiante universitario, también había jugado al ajedrez. Marcos fue un gran deportista, capaz de salir a correr a las cinco de la mañana y a las seis estar en la Clínica para iniciar su trabajo profesional.
Otros de sus pasatiempos fue el bonsái, para lo cual había armado un pequeño taller donde encontraba un momento de calma disfrutando de este arte. Solía, en la medida en que sus ocupaciones se lo permitían, tomar clases sobre esta técnica y, con gran ímpetu, adquiría libros sobre la materia.

UNA ENTRAÑABLE AMISTAD
El doctor Ernesto Horcada fue el primer amigo que, Marcos Bercovich, tuvo apenas arribó a 9 de Julio. Al evocar esa grande amistad, en una entrevista con EL 9 DE JULIO, el doctor Horcada reconoce que “se mezclan el dolor con el consuelo de los recuerdos, que hace que esboce una sonrisa con lágrimas en los ojos”.
“Todo comenzó –agrega- hace treinta años, la fuerza de la juventud impulsó a que dos parejas se aventuraran a buscar nuevos horizontes y decidieron construir sus vidas en la ciudad de 9 de Julio, así nos conocimos y nació nuestra amistad, durante todos estos años”.
“El misterio del amor fraterno no tiene explicación, es un sentir, comunicación a la vez que nace como una pequeña llama que se expande, dando calor y cobijo y así es como puedo definir nuestra amistad con Marcos, ya que incluyó a nuestra familia, al punto que mi hijo lo eligió de padrino. En los momentos complejos que en la vida no faltan, aportó su sensatez que predisponía al diaálogo, a escuchar el consejo sabio. Por eso su ausencia es presencia, lo extrañamos mucho, a la par que agradezco a Dios el haber cruzado nuestra vidas, brindándonos una entrañable amistad”, afirma.

PALABRAS FINALES
Marcos fue un afectuoso padre, un hijo y esposo ejemplar. Sincero, altruista, tolerante, apacible, fue siempre respetuoso de la opinión de los demás.
Un fatal accidente automovilístico nos privó de continuar disfrutando de su persona, de su palabra siempre oportuna, de sus gestos de natural cordialidad.
A un año de su partida, a muchas personas aún les resulta difícil asumir la idea absoluta de que ya no está. Es que, sin dudas, no se ha ido del todo; en cada espacio que habitó y en las muchas obras que concretó, Marcos vive; su recuerdo mantiene su imagen viva entre nosotros y nos alienta a seguir transitando hacia adelante.

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