Más de mil fieles participaron de la Asamblea Eclesial Diocesana realizada en la ciudad de 9 de Julio, cuyo momento culminante fue la ordenación sacerdotal de tres nuevos sacerdotes, uno de ellos nuevejuliense. La comunidad diocesana vivió una jornada histórica de fe y esperanza, con celebraciones, testimonios y un clima de fervor, la diócesis celebró su Asamblea.
UNA MULTITUD EN TORNO A LA FE
El sábado, tuvo lugar uno de los acontecimientos religiosos más trascendentes de los últimos años: la Asamblea Eclesial Diocesana, en el marco del Año Jubilar. La jornada, de carácter espiritual y festivo, reunió a más de mil fieles en el salón de usos múltiples de la Escuela Normal Superior y en torno al Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Fátima y del Centro de Espiritualidad “Beato Cardenal Pironio”. La Peregrinación Jubilar de Esperanza, realizada en las primeras horas de tarde congregó una columna que se desplazó por las calles de la ciudad, incluyendo también en el recorrido la casa natal del Beato Eduardo Pironio.Dado la relevancia de este hecho, el obispo de la Diócesis, monseñor Ariel Torrado Mosconi, quien acompañó a los peregrinos, lo hizo ataviado con la vestimenta propia de su dignidad eclesiástica: sotana, fajín morado, muceta y solideo, además de la cruz pectoral.
El punto culminante, sin dudas, fue la ordenación de tres nuevos sacerdotes: Tomás Della Penna, hijo de esta ciudad y pertenecientes a conocidas familias nuevejulienses, y los hermanos mellizos Juan Eduardo y Juan Miguel Carreras, oriundos de Roberts.
JORNADA DE ENCUENTRO Y FERVOR
Desde temprano, delegaciones provenientes de las parroquias de los diecisiete distritos pertenecientes a la Diócesis de Santo Domingo de 9 de Julio arribaron para participar de un variado programa: adoración eucarística, confesiones, cantos, testimonios vocacionales y celebraciones comunitarias. El ambiente se caracterizó por un clima de alegría y fe compartida, reflejo de una Iglesia en movimiento.
LA MISA DE ORDENACIÓN
La solemne misa fue presidida por el obispo diocesano, monseñor Torrado Mosconi, y concelebrada por más de cincuenta sacerdotes y seminaristas. También participaron monseñor Mauricio Landra, obispo auxiliar de Luján-Mercedes, y el obispo emérito de 9 de Julio, monseñor Martín de Elizalde, recibido con un prolongado aplauso de la asamblea.
Autoridades locales acompañaron el acontecimiento, entre ellas la intendente municipal de 9 de Julio, María José Gentile, junto a su secretario de Gobierno, Federico Aranda.
EL MOMENTO MÁS EMOTIVO
Uno de los instantes más sobrecogedores fue la imposición de manos. En silencio, los sacerdotes presentes oraron sobre cada uno de los ordenandos. Las lágrimas brotaron en los jóvenes, en sus familias y en muchos de los fieles que siguieron la ceremonia con profundo recogimiento.
En Roberts, la ordenación de los hermanos Carreras fue vivida con especial intensidad. Ambos habían iniciado estudios de agronomía antes de responder al llamado sacerdotal. La parroquia local transmitió en directo la celebración, permitiendo que su pueblo natal se uniera con júbilo a la consagración de sus hijos.
VOCACIÓN Y COMUNIDAD
La ordenación de Tomás Della Penna tuvo también un marcado acento comunitario. Muy apreciado en su 9 de Julio, donde forjó su fe y su vocación, recibió el acompañamiento masivo de vecinos que lo rodearon con afecto. Sus padres, reconocidos en la comunidad —su padre es médico—, estuvieron presentes en un día especial que marcará el decurso de su vida para siempre.
CONCLUSIÓN FESTIVA
La ceremonia concluyó con la entonación solemne del “Te Deum”, verdadero himno de gratitud y esperanza. Posteriormente, fieles, sacerdotes y familias compartieron un almuerzo comunitario que selló la jornada en un clima de fraternidad.
UN JUBILEO DE COMUNIÓN Y ESPERANZA
Como ha quedado dicho, la Asamblea Diocesana, además de la celebración litúrgica, constituyó una experiencia de comunión, vocación y esperanza para toda la Iglesia particular. Más de mil fieles, llegados incluso desde más de trescientos kilómetros de distancia, dieron testimonio de una fe viva que, en medio de los desafíos de la actualidad, sigue generando frutos abundantes.
PRIMERA MISA
En la tarde de ayer, domingo, en la Iglesia Catedral, el flamante presbítero Tomás Della Penna celebró su primera misa.
La primera misa de un sacerdote recién ordenado constituye, sin duda, uno de los momentos más significativos en su vida sacerdotal. No se trata sólo del inicio de un ministerio, sino del encuentro inaugural entre el nuevo pastor y la comunidad que lo acoge en su misión. En ese altar, el de la Catedral de su Diócesis, el joven sacerdote celebró por primera vez el misterio eucarístico con la plenitud del ministerio recibido, convirtiéndose en mediador entre Dios y su pueblo. La solemnidad y la emoción que rodearon esta celebración reflejaron, al mismo tiempo, la gratitud personal del ordenado y de la comunidad de la cual él es oriundo.