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Nueve de Julio
sábado, abril 20, 2024

El obispo de Azul llamó a incluir a toda la familia grande de la Iglesia

“Allí donde no cuentan los fingimientos, cuando el Señor nos ha llevado de la mano para purificarnos y hacernos ver qué poco somos sin su gracia y cuánto flaqueamos sin su presencia, podremos en ese diálogo de creatura perdonada a creador misericordioso, sentirnos nuevamente en casa a pesar de las debilidades, y ampliaremos el pequeño círculo de amistades en el que nos movemos, para incluir en él a toda la familia grande de la Iglesia, los pequeños, los pobres, los que están solos, los adictos, los que están tristes”, expresó el obispo de Azul, monseñor Hugo Manuel Salaberry SJ, en su carta pastoral de Cuaresma.

“La Cuaresma es tiempo de preparación para la Pascua, de oración y arrepentimiento, de reencuentro con el Señor. La purificación tiene sentido cuando se dirige a un servicio mejor y cada vez mayor. Si el círculo es demasiado chico, la perfección que se busca, si no ha transitado el camino de la purificación tenderá a no recibir reproches o a agradar a los hombres”, advirtió.

El prelado precisó que “desde allí tal vez encontramos algunas explicaciones para la pasividad que aqueja a mucha de nuestra gente. Siento que estamos como paralizados y este estancamiento genera los vicios pocos felices del juicio y de la crítica. Nos falta el coraje de ser maestros de la pasión del Señor. Menos quejosos y más activos”.

“Lo nuestros es pedir, confiar y poner nuestras manos en las manos del Señor. Aceptar los caminos por los cuales quiera llevarnos. Incluir cada vez más a más hermanos”, subrayó.

Monseñor Salaberry llamó a la comunidad diocesana a rezar “cada día la oración de Pablo VI por las vocaciones sacerdotales y que se realice el mes en honor del Patriarca San José, cuya fiesta es el 19 de marzo, con un pedido excluyente: el seminario con muchas vocaciones”.

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