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Nueve de Julio
viernes, mayo 3, 2024

El legendario Circo «Papelito»

Al menos tres generaciones de nuevejulienses conocieron el Circo “Papelito”. Y los más jóvenes, saben de su existencia a través de los mayores.
Cuando en 9 de Julio apenas comenzaban a captarse las imágenes de televisión por aire e internet no estaba siquiera en la imaginación de las personas, la rutina en los años 70’ y 80’ todavía se transformaba cuando comenzaba a montarse una carpa multicolor y la llegada de forasteros con sus casillas rodantes presagiaban que un mundo de alegría se apoderarían por unos días, semanas o tal vez meses de la atención de grandes y chicos: había llegado un circo a la ciudad.
Así era la transformación que generaba el Circo “Papelito” que, con el correr de los años, se convirtió en parte de la ciudad sin pertenecer a ella.
Miles de historias, algunas convertidas en leyenda, se narrarán en torno a la mítica imagen del circo y de su dueño, Sebastián Giovanale.

EL ITINERARIO DE ARTISTA
Carlos Alberto Brighenti a los once años dejó su hogar en Norberto de la Riestra y se unió a una compañía para trabajar en Radio Porteña en la década del 60.
Además de músico, Carlos, toca el acordeón y la guitarra, es imitador y fue payaso toda la vida.
Contaba poco más de veinte años cuando una tía lo llevó a un circo llamado “Capicúa”. Allí aprendió los distintos roles que podías tener como trapecio, barra fija, magia.
Unos años más tarde, en Junín, arma su propio circo con una carpa de bolsas, esa que se usa en los gallineros. En un principio, no tenía ni sillas, la gente se traía su silla. En bicicleta hacia publicidad con una bocina sin bocha que le servía de amplificador. El espectáculo lo hacía sólo con su pareja, que era contorsionista. Ella arrancaba y después, quedaba solo. Dos horas de espectáculo, donde era payaso, mago, cantaba canciones cómicas, imitaba, actuaba y con su fiel muñeco «Papelón», hacía la ventriloquia.
Un periodista en una nota decía de el: “no tendrás una carpa lujosa, no tendrás alfombra en la pista del circo, las sillas son viejas y se caen, vas en un camión viejo, pero este fin de semana, los niños se rieron y se divirtieron con ese payaso y eso no tiene precio en la vida”.
Recorrió casi toda la provincia de Buenos Aires. Cobraba una entrada muy barata, no era muy buen negociante, con que tuviera para subsistir y mantener a mi familia le alcanzaba.
En el invierno, con una carpa muy precaria, no le era posible hacer funciones. Por lo tanto, el trabajo mermaba mucho.
En muchos pueblos que no contaban con energía eléctrica debía alumbrar la carpa con faroles que llevaban los espectadores.
Así pasó por 9 de Julio, Los Toldos, Dudignac, Valdés, Saladillo, Las Flores y tantos otros lugares de la provincia de Buenos Aires.

LOS TIEMPOS FUERON CAMBIANDO
En una entrevista periodística, Carlos Brighenti, propietario del Circo “Papelito” reconocía que “hoy, no hay espectáculos que reúnan y diviertan a toda una familia”.
«Los circos –añadía- hacen otra cosa, se imita mucho lo que viene de afuera, ya no hay circos chicos. Mi forma de circo era otra cosa. Era humilde y cobraba barato, para que la gente pudiera ir, estar feliz y divertirse. Capaz estaba dos meses en un pueblo y tenía funciones todas las noches. Hoy solo funcionan durante el fin de semana. De todos modos, le tengo mucho respeto a la gente del circo. No es fácil mantenerlo y menos con este parate de actividades. Está bravo para los circos”.
«Después de la tragedia de Cromañón en 2004 hubo un cambio total en las normas. Te exigían muchas cosas que uno por humilde no podía cumplirlas. Además, las rutas también cambiaron mucho y ya era muy peligroso transitarlas con las casillas y autos que teníamos. Al principio fue muy doloroso porque yo había fabricado todo, era muy artesanal. Aparte de ser artista, era trabajador del circo. Mis hijos me ayudaban a soldar las casillas, fabricaba el frente del circo, hacía las lonas, los dibujos y las letras de la casilla. Todo eso lo hacía yo. Hasta las sillas de madera que teníamos. Iba al aserradero, compraba las maderas, las cortaba y las armaba. Con lo que ganábamos no podíamos comprar todo lo necesario para adaptarnos a las nuevas necesidades”, recordaba.

LA ULTIMA FUNCIÓN EN 9 DE JULIO
En 9 de Julio se presentó en quince ocasiones. La primera fue hacia 1976, instalando su carpa en el predio de Alsina y Coronel González.
Meses antes de vender su circo, “Papelito” realizó su última función en 9 de Julio. Fue en mayo de 2010, en la avenida Bartolomé Mitre y Balcarce.

EN EL ANECDOTARIO
Tal como lo expresamos, serían innumerables las anécdotas recogidas en el largo derrotero del Circo “Papelito”. Dos fueron, sin dudas, de las más notables:
En cierta ocasión sorprendió con el anuncio de la presentación de “Los Cantores del Alba”  en su circo. Ante una carpa llena de espectadores que aguardaban la presencia del grupo folklórico conocido por aquellos años, en su lugar se apareció con un  gallo en cada mano.
Otra vez, anticipó la presencia de Cacho Tirao. Esa noche, entró a la pista y señalando a un compañero que se había colocado tendido en el piso, le gritó: “Cacho, ¡levántate!”.
La vida de Carlos Alberto Brighenti y de su Circo «Papelito» fue recogida en una interesante película documental. Dirigida por el cineasta Sebastian Giovenale, fue premiada en «Eurasia International Monthly Film Festival», en Rusia.

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