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Nueve de Julio
viernes, mayo 3, 2024

La mítica cancha de Salta y Lagos

Al menos cuatro generaciones de nuevejulienses conocieron –y muchos aún la recuerdan- la cancha de fútbol ubicada en Salta y Coronel Lagos, cuyo acceso principal se hallaba precisamente en la ochava que actualmente forma el solar n° 10 de la manzana 49d.
Originalmente, la manzana había adquirida por el Club Atlético “9 de Julio”, merced al aporte de Tomás Cosentino, Eduardo L. Fauzón, Ramón N. Poratti, Florentino Valenzuela, Fernando Taurel, Claudio Orbea y Ricardo Arzuaga. Allí fue construida la cancha del Club fundado pocos años antes e inaugurada el 9 de julio de 1919.
En ese campo de deporte fue erigida una tribuna, sobre la base material de la estructura que había pertenecido al extinguido Club Hípico de 9 de Julio. Precisamente, esa gradería se había hallado emplaza en el Hipódromo local. Al ser instalada en la cancha, se le efectuaron modificaciones y fue plantada sobre una base frontal escalonada y con barandas balaustradas.

La misma entrada de Santa y Coronel Lagos, en 1983 (con reformas posteriores) luego de haber pertenecido al Club Atlético «Once Tigres». Se pueden apreciar el tapial y la boletería. Foto de Héctor Alvarez.
La entrada de la cancha, en la esquina de Salta y Coronel Lagos. En la puerta, cuatro integrantes de la comisión directiva del Club Atlético «9 de Julio». Entre ellos, Ramón N. Poratti y Emilio Adobato. Gentileza Jorge Malpere.

La cancha fue, en efecto, la primera en su tipo en tener las características de un campo de fútbol estable.
No solamente centralizó los eventos relacionados con el balompié. En sus instalaciones se llevaron a cabo otros eventos, incluso propiciados por las instituciones educativas.
Cuando el Club Atlético “9 de Julio” construyó su estadio y su nuevo campo, a cancha de Salta y Coronel Lagos fue ocupada por el Club Atlético “Once Tigres”. No son pocos los nuevejulienses que la recuerdan aún como “la chancha de Once Tigres”.
Durante muchos años, tal vez hasta las postrimerías de la década de 1980 o promediando los años ’90, cuando ya la cancha había desaparecido y la manzana ocupada por otras construcciones, perduró el viejo portón de acceso y la balería, ese reducido espacio que algunos muchachos de ayer quería eludir para ingresar si pagar entrada.
La mítica cancha de Salta y Coronel Lagos ha quedado en el recuerdo.

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