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miércoles, abril 24, 2024

Martín Baztarrica. Un emprendedor de antaño

Por Héctor José Iaconis

* Había nacido en España y arribó a la Argentina siendo casi un niño.
* Se estableció primero en Carmen de Areco para luego pasar a 9 de Julio, donde poseyó un horno de ladrillos.
* Una referencia que se ha tenido por cierta da cuenta que habría sido curado de una dolencia por el místico «Pancho» Sierra.
* Fue socio fundador de la Sociedad Rural de 9 de Julio.
* Fue un acaudalado productor agropecuario, fortuna de amasó merced a su incansable laboriosidad.

No debió serle fácil, a un adolescente de poco más de 17 años, ponerse al frente de un horno de ladrillos, en un pueblo de frontera, todavía en conflicto con los aborígenes. Martín Baztarrica no solamente logró armarse de este negocio floreciente sino también amasar, en poco más de tres décadas, una importante fortuna. La suya es una historia interesante, no ajena a ciertos enigmas, inaquibles y velados por la bruma del pasado..
Martín Baztarrica había nacido en la provincia de Guipúzcoa, España, en 1852, en el hogar formado por José Martín Baztarrica y Micaela Urretabizcaya.
Siendo poco más que un niño, en 1864, arribó a la Argentina, afincándose primero en Carmen de Areco. Allí aparece censado en 1869 como peón en un horno de ladrillos.
El conocimiento de este oficio le permitió, en torno a 1869, establecerse en 9 de Julio donde poseyó uno de los primeros hornos de ladrillos instalados en el pueblo.
“De su horno –refiere la revista “La República” en una semblanza biográfica que le dedicó en su edición de junio de 1926- salieron ladrillos empleados en la construcción de las primeras casas edificadas en el pueblo de 9 de Julio, incluso el edificio municipal [que existía entonces]”.
De esta manera fue uno de los primeros industriales y, aunque se dedicó a otros menesteres, mantuvo continuidad en su rubro de ladrillero por casi cinco lustros.

ACTIVIDAD AGROPECUARIA
En 1874 comenzó a dedicarse a las tareas agropecuarias. Lo hizo simultáneamente como ganadero y agricultor. De este modo se convirtió en uno de los primeros entre quienes comenzaron a cultivar la tierra en este distrito, a poco más de diez años de fundado el pueblo, poblando al mismo tiempo el campo.
Asimismo, tempranamente trajo a sus campos las primeras máquinas segadoras y guadañadoras.
Con la finalidad de dedicarse de forma exclusiva a la explotación agropecuaria, en 1895 alquiló su horno de ladrillos.
Poco antes de su muerte había logrado fundar dos establecimientos: “El Porvenir”, en El Tejar, conformado por 640 hectáreas, fundada en 1898 y la estancia “La María”, en Bacacay, de 2000 hectáreas, fundada en 1904.

PERSEGUIDO POR LOS INDIGENAS
En 1876 fue perseguido por los aborígenes que aún recorrían esta zona de la provincia de Buenos Aires. Como consecuencia de ello debió abandonar su casa en carreta.
Afirma la publicación ya citada que “nuestro biografiado y su valerosa consorte , pudieron salvarse por un verdadero milagro”.

SU ENCUENTRO CON “PANCHO” SIERRA
Existe una interesante referencia que vincula a Martín Baztarrica con Francisco “Pancho” Sierra, el venerado místico bonaerense.
De acuerdo con referencias que han llegado hasta nuestro tiempo, Sierra habría curado a Baztarrica de una afección en 1881.
“En 1881 –dice el relato-, los médicos habían diagnosticado a don Martín Baztarrica, rico hacendado de 9 de Julio, un aneurisma de corazón. Un amigo del enfermo, le cuenta que la noche anterior había soñado que si acudía a lo de Sierra, se curaría. A las tres semanas, Justo Incholeti ese vecino, le visita nuevamente, para decirle que había repetido el mismo sueño”.
“Fue entonces –prosigue- que Baztarrica, con su esposa, decidió emprender el viaje. Al hacer noche en un hotel de Chivilcoy, sus acompañantes notaron la mejoría. Tenía más fuerzas y no parecía sentir el cansancio del largo trajinar. A la mañana, muy temprano, llegaron a ‘El Porvenir´(nombre del campo de Pancho Sierra). Pancho Sierra le recibió con estas palabras: ‘¿Recién venís? Hace un mes que te llamé… A pie podrías haber llegado…’ «.
“Baztarrica sanó milagrosamente, para asombro de todos y vivió 23 años más”, concluye este fragmento contenido en la reseña que fundamenta la Ley provincial 14378/2012, por medio de la cual fue declarado Bien Histórico Cultural el mausoleo de Sierra en Salto.

SOCIO FUNDADOR DE LA SOCIEDAD RURAL
En 1897, en una asamblea llevada a cabo en la planta alta del Teatro Rossini, fue fundada la Sociedad Rural de 9 de Julio. Martín Baztarrica fue uno de los socios fundadores.
En aquella oportunidad, los productores presentes optaron por constituir una sociedad anónima. El capital social fijado fue de 25000 pesos, distribuidos en 1250 acciones de $ 20, cada una.
Baztarrica fue uno de sus primeros accionistas.

SU FAMILIA
Contrajo matrimonio con Sebastiana Mugarza y de unión nacieron Juan Bautista (nacido el 5 de julio de 1876), Martín (nacido el 31 de abril de 1878), José (nacido el 19 de marzo de 1880), María (nacida en 1883, esposa de Fernando Lizaso), Manuel Sebastián (nacido en 1885), Fermín (nacido en 1888) y Santiago (nacido en 1890).
Los primeros en ser habilitados en sus negocios agropecuarios fueron sus dos hijos mayores, en 1901.
Tras su muerte, en 1905, su esposa debió hacerse cargo de las estancias junto a su hijo mayor, Juan Bautista. Notable debió ser el trabajo de sus hijos pues, al cabo de una veintena de años, el legado de su padre se había acrecentado notablemente: las estancias “La María” y “El Porvenir”, contaban con 4640 hectáreas, más otra fracción de 200 hectáreas. Unas 1500 hectáreas estaban dedicadas a la agricultura, poblando además los campos 4500 cabezas de ganado vacuno, 4000 lanares y 370 yeguarizos. La cremería, asimismo, para 1926, producía 700 litros de leche diarios.

PALABRAS FINALES
Don Martín Baztarrica fue un inmigrante de aquella primera oleada inmigratoria. A diferencia de aquellos que llegaron en etapas más tardías, aquellos que ingresaron al país entre 1857 y 1874, merced a sus propios esfuerzos y al arduo trabajo, se vieron beneficiados con mejores posibilidades. Sobre todo aquellos que, como en el caso de Baztarrica, escogían establecerse en pueblos fronterizos fundados recientemente, donde se necesitaba la mano de obra y eran demandados determinados oficios.
Lo suyo no fue suerte, sino una gran dedicación al trabajo, muchas veces en circunstancias adversas. A diferencia de su hijo mayor, rehusó participar activamente en cuestiones políticas locales; de hecho, su nombre quedará ligado a la historia nuevejulense por aristas completamente distintas respecto de aquellas.

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