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Concierto Amoroso: un viaje de canciones por América Latina y Barcelona

[12 de noviembre de 2009] Al ritmo de timbales y tumbadoras comenzó el espectáculo: con su voz maravillosa e intensa Cecilia Rossetto salió al escenario interpretando sonidos de los pobladores del Caribe. Así empezó el viaje, en Cuba.

A través de las canciones de Bola de Nieve, cantante cubano de los años ‘50 y ‘60, Cecilia nos llevó por las calles de La Habana haciéndonos sentir sus olores, sus brisas y sus tormentas; sus sonidos y sus silencios, sus colores y sus sabores. Envuelta en una tenue luz rojiza y acompañada por el piano negro de cola del maestro Freddy Vacarezza, interpretó boleros clásicos del cantautor cubano.

Del calor caribeño llegamos a la humedad porteña con sus tangos y su melancolía. “Seré en tu vida lo mejor de la neblina del ayer, cuando me llegues a olvidar como es mejor el verso aquel que no podemos recordar”, cantó Cecilia rememorando el día en que visitó al compositor Homero Espósito en su departamento de Buenos Aires. “Llegué justo cuando estaba componiendo Vete de mí”, contó Rossetto mientras que los fantasmas del Cervantes escuchaban atentos los acordes del piano y del contrabajo. A la cita no faltó el bandoneón, compañero inseparable de la canción porteña.

Para ponerle color a la noche, Rossetto recordó a Tita Merello y bailó al ritmo de sus milongas. Con un humor y una gracia comparables a la inmortal intérprete del tango, cantó sus clásicos: “Se dice de mí. Se dice que soy fiera, que camino a lo malevo, que soy chueca y que me muevo con un aire compadrón, que parezco Leguisamo, mi nariz es puntiaguda, la figura no me ayuda y mi boca es un buzón.”

De los aires porteños viajamos a Cartagena de Indias, la maravillosa ciudad colombiana bañada por las aguas del Mar Caribe. A través de sus detallados relatos, Cecilia nos condujo por las callecitas adoquinadas y las fortificaciones coloniales. Nos contó de un amor perdido en las veredas cartaginesas y de las canciones que le cantaba al oído.

Atravesando mares dejó su tierra atrás y llegó a Barcelona donde luego de derribar las barreras idiomáticas y culturales, se hizo entrañables amigos. “Cuando nos agarraba la nostalgia poníamos discos de Horacio Guaraní”, confió Cecilia recordando los tiempos vividos en tierra catalana.

En honor a su amigo, el trovador español Paco Ibáñez, interpretó el poema de José Agustín Goytisolo Palabras para Julia. Convertida en canción de resistencia por las mujeres detenidas-desaparecidas en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) durante la última dictadura militar (1976-1983), las estrofas del poema quedaron flotando en la sala María Guerrero: “La vida es bella, tú verás como a pesar de los pesares, tendrás amor, tendrás amigos. Por lo demás no hay elección y este mundo tal como es será todo tu patrimonio. Perdóname no sé decirte nada más pero tú comprende que yo aún estoy en el camino. Y siempre siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso.” Al igual que Goytisolo, Cecilia le dedicó esta canción, interpretada por su voz inconfundible, a su hija Lucía que había viajado desde Barcelona especialmente para el concierto.

En su largo y apasionante camino artístico, Rossetto no olvidó a su ciudad natal: recordó a su abuelo Pablo y las canciones que les cantaba a sus nietos en 9 de Julio.

A sala llena y con el público de pie, la artista sin fronteras se despidió con el clásico de la inolvidable Tita Merello: “Podrán decir, podrán hablar, y murmurar, y rebuznar, mas la fealdad que dios me dio, mucha mujer me la envidió. Y no dirán que me engrupí porque modesta siempre fui. Yo soy así.”

Inés Hayes

Recuadro Imperdible

A través de la música, la poesía y el humor, Concierto Amoroso recorre las canciones de Bola de Nieve, Nicolás Guillén, Roberto Carlos, Virgilio y Homero Expósito, Eladia Blázquez, Pablo Ziegler y Oscar Balducci, José Agustín Goytisolo y Paco Ibáñez, Marina Rossell y Carlos Vives.

Bajo la dirección de Cecilia Rossetto, la dramaturgia de Patricia Zangaro y la escenografía de Jorge Ferrari, el concierto lleva de viaje al público e invita a conocer la apasionante vida artística de Rossetto. El bandoneón es interpretado por Walter Castro, el contrabajo por el Mono Hurtado, el piano por Freddy Vacarezza y la percusión por Cristian Ceccardi. La música es de Sergio Vainikoff y la magistral iluminación, de Ariel Del Mastro.

Las funciones son los viernes y los sábados a las 21, y los domingos a las 20 en el Teatro Nacional Cervantes (Libertad 815, Capital Federal)

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