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Nueve de Julio
sábado, abril 20, 2024

Ing. Juan José Sendoya. Un entrañable docente. Un excelente profesional

* Ingeniero Electromecánico, se había graduado en la Universidad de Buenos Aires.
* A pocos años de culminar sus estudios y ya con el título universitario retornó a su ciudad.
* Profesor en enseñanza secundaria, terciaria y universitaria, fue un docente de exelencia.
* Tempranamente introdujo en 9 de Julio la temática de la seguridad e higiene en el trabajo.
* Con su aporte contribuyó a crear espacios de trabajo adecuados, donde los trabajadores pudieran desarrollar su actividad en un ambiente seguro.
* Habiendo transcurrido varios años desde su fallecimiento, quienes fueron sus alumnos y, también quienes le conocieron y trataron, le recuerdan con estima.

Existen personas que, en su paso por la vida, dejan en otras una huella imborrable. Tal es el caso del ingeniero Juan José Sendoya, quien se destacó no solamente en el ejercicio de su profesión, sino también como docente.
Al menos dos generaciones de nuevejulienses le recuerdan en su paso por la Escuela Nacional de Educación Técnica N° 1 (hoy E.E.T. N° 2), por el ISETA y por la Fundación Universitaria. Tenía una avidez por enseñar los contenidos de las materias que dictaba y lo hacía con notable excelencia. Era claro y profundo a la hora de explicar los contenidos. Siempre fue cercano a sus alumnos y les estimulaba a aprender y alcanzar el crecimiento personal.
Nacido en Mar del Plata, el 7 de enero de 1947, sus padres, el doctor Juan Carlos Sendoya y Raquel Josefina Villafañe, se encontraban en esa ciudad visitando a su abuela materna cuando sucedió su nacimiento. Un mes y medio más tarde ya se encontraba en 9 de Julio, donde se hallaba radicada su familia paterna.
Su bisabuelo, Pedro Sendoya, había arribado al aún incipiente pueblo de 9 de Julio, hacia la década de 1870, vinculándose tempranamente a la vida social y cultural del lugar. Su abuelo, Graciano, asociado con Fernando Lizaso había conformado la prestigiosa casa de comercio “Lizaso y Sendoya”, continuadora de la firma de Manuel Ormaechea.
Su madre, graduada en Farmacia, había conocido a su padre en el Hospital Piñeyro, en Buenos Aires, mientras realizaba su especialización, y donde aquel se desempeñaba como médico interno de ese nosocomio. Aquí se destacó como docente, siendo una de las primeras que integró el plantel de la recientemente creada Escuela Nacional de Comercio.
El ingeniero Sendoya cursó sus estudios, tanto primarios como secundarios, en la Escuela Nacional de Comercio y Anexos, recibiendo el título de Bachiller en 1963. De esos años, recordaba la presencia de los profesores “Nena” Maldonado, Hora-cio Vizzón, Ernesto Prieto Hayes, Antonia Cancelleri, Alfredo Mastro-cesare, Celia Mondelli de Merico, además de su madre, entre muchos otros.
En 1964, en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires comenzó su carrera. Siempre se había sentido especialmente atrapado por el estudio de las matemáticas y la física, hecho que motivó la elección de esa área; además, su abuelo materno había sido ingeniero.
Hacia 1971 culminó la cursada de los estudios, graduándose el 22 de junio del año siguiente con el título de Ingeniero Electromecánico.

El ingeniero Juan José Sendoya (centro) junto a un grupo de alumnos de la vieja Escuela Nacional de Educación Técnica.

LAS PRIMERAS ACTIVIDADES PROFESIONALES
En septiembre de 1972, en Buenos Aires, fue empleado en “Phlox” (en griego, Llama), una empresa dedicada a la venta de productos para la industria química y petroquímica. En esta se ocupaba de realizar, entre otras, estudios técnicos y comercialización técnica.
A comienzos de 1974 regresó a 9 de Julio, después de contraer matrimonio, radicándose definitivamente en esta ciudad. De inmediato fue llamado a desempeñarse en “Ona”, la fábrica de termostatos que funcionaba en las dependencias de “Hilcor”, liderada por don Felipe Menéndez asociado a los propietarios de la citada planta fabril.
Desde fines de 1978 hasta comienzos de 1980, se encontró trabajando en la firma local “Silnor” (Silos y Norias), propiedad del señor Pascual.

LA DOCENCIA
El ingeniero Juan José Sendoya se desempeñó, por espacio de casi treinta años, como docente Fue, de hecho, un maestro de gran vocación.
En 1976, el profesor Oscar Rubén Bolies, a la sazón director de la Escuela Nacional de Educación Técnica Nº 1 (ENET), hoy Escuela de Educación Técnica Nº 2, le solicitó dictara una de las materias de sexto año de la carrera de Técnico Mecánico.
Tras el fallecimiento del profesor Osvaldo Moro, debió tomar algunas de las asignaturas que quedaron vacantes.
En 1979 comenzó a dictar cátedra, asimismo, en el Instituto Experimental en Tecnología Alimentaria (ISETA).
En ambos lugares prosiguió su labor docente hasta entrado 1998 en que se acogió a los beneficios del retiro jubilatorio. En Fundación Universitaria Nuevejuliense, aún tras su retiro de la docencia, prosiguió dictando clases en la carrera de Licenciatura en Administración Rural.
A fines de 1978 también se ocupó, por breve tiempo, de la docencia particular. En efecto, brindaba ayuda a los alumnos que requerían preparar materias, de su incumbencia, para rendir el examen de ingreso universitario.

PIONERO EN SEGURIDAD E HIGIENE
El ingeniero Juan José Sendoya fue, en nuestro medio, uno de los pioneros en materia de Seguridad e Higiene Industrial. Brindó asesoramiento en esta área a diferentes empresas e instituciones. Asimismo, dictó infinidad de cursos y conferencias sobre esta temática de la cual fue un experto.
Merced a su aporte en la seguridad e higiene en el trabajo, permitió que en diferentes empresas de esta ciudad se construyan ambientes de trabajo adecuados y justos, donde los trabajadores pudieran desarrollar su actividad en un contexto seguro, sin riesgos de accidentes y con las condiciones de higiene necesarias.

PALABRAS FINALES
Han transcurrido varios años desde el fallecimiento del ingeniero Sendoya; sin embargo, su recuerdo imperecedero vive entre quienes le conocieron. Su bondad y bonhomía, la sencillez en el trato que siempre le caracterizó y su elevado sentido de la honradez constituyen un legado inalterable y vivo a pesar del paso del tiempo. Así se le recuerda y se le recordará siempre.

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