Ayer falleció en esta, su ciudad de adopción, el lugar donde ejerció durante tantos años su profesión como médico, el Doctor Roberto Bergamo.
Espíritu sensible, excelente profesional y, sobre todo, un hombre de honor, fue también un brillante ejecutante del violín.Había nacido en Buenos Aires el 13 de mayo de 1933, en el hogar de Carmelo Alejandro Bergamo y Francisca Cecilia Spano, su infancia transcurrió primero en la ciudad de Buenos Aires, aunque por breve lapso vivió en Ramos Mejía.
Sus estudios los cursó en el Colegio «Mariano Moreno», y su formación profesional en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, donde se graduó el 1 de abril de 1958.Como médico se desempeñó primero en el Hospital Salaberri, en el Hospital Italiano y en el Instituto de Cirugía Toráxica. A comienzos de la década de 1960 a través de un viajante de comercio, Ricardo González, recibió la invitación para radicarse en la localidad de Dudignac, donde ejerció la profesión a lo largo de seis años y medio, con un profesionalismo y una dedicación tal que todavía es recordado por muchos vecinos de ese lugar.Volvió por un breve tiempo a la ciudad de Buenos Aires con la finalidad de especializarse en pediatría.
Con ese objeto ingresó en el servicio del Hospital Alvear.Un año más tarde se radicó en la ciudad de 9 de julio, el 1 de mayo de 1968, a instancias del doctor Irineo Fernández. Aquí desarrolló una labor profesional encomiable, tanto en su consultorio particular como también en el Sanatorio “9 de Julio”, en el Centro Materno y en el Hospital “Julio de Vedia”, donde fue jefe y subdirector. Como médico, en los largos años en que ejerció, mantuvo una dedicación absoluta hacia sus pacientes a quienes brindó su atención con una calidez humana y una solidaridad plenas.
Deja entre nosotros el recuerdo de un hombre de bien.
