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Nueve de Julio
jueves, abril 18, 2024

Soliloquios de un memorioso: Bibliotecas populares


“La biblioteca complementa a la escuela y la vivifica sirviendo como un auxiliar para el maestro y como un incentivo de curiosidad para el niño. Porque es la biblioteca de distrito la que pone en manos del habitante en las poblaciones lejanas, libros atrayentes y útiles generalizando los conocimientos donde quiera que haya un hombre capaz de recibirlos” (Sarmiento, 1870).
Con esta línea de pensamiento Sarmiento promulga el 23 de setiembre de 1870 la Ley 419 refrendada por Nicolás Avellaneda como MInistro por la cual se fija la obligación estatal de apoyar a las bibliotecas populares hasta llegar a la organización de lo que hoy se llama CONABIP.
Han pasado 150 años de esta genialidad del gran Sarmiento en favor de la educación popular, su gran obsesión. Por ello cada 23 de setiembre estas entidades celebran «su día» y más debería serlo en este año en razón del importante aniversario que se cumplirá.
Resultaría importante también resaltar nuevamente la figura de Sarmiento, aunque parezca innecesario, pero ocurre que la cultura vuelve a estar nuevamente en manos de quienes hicieron lo posible para negarlo y menospreciarlo a través de ese conocido proceso de querer manosea la historia y arrancarle hojas para colocarse ellos. Claro, no es un buen ejemplo, fue un gran Presidente, un progresista total y encima murió pobre. Quieren comerse a Sarmiento y sólo mastican brionce.
Estuvo como impulsor, como actor o como protagonista de todos los progresos del país, todo tuvo su sello genial y por eso cabe repetir que es «…el soña- dor que sigue soñán- donos». Esto lo decía de él Borges que a su vez imaginaba al paraíso con forma de biblioteca.
Nueve de Julio ha tenido y tiene la suerte de contar con bibliotecas populares y me vienen al recuerdo la Biblioteca José Ingenieros cuando la dirigía don José García y funcionaba en dependencias de la Municipalidad. La Biblioteca del Club Agustín Álvarez dirigida por don Arturo Cano ubicada en las esquina de Libertad y San Martín y también la Biblioteca del Club Atlético 9 de Julio que dirigía don Juan Manfredo, mientras estaba en la calle La Rioja.
Hoy con un adecuado edificio deslumbra la Biblioteca José Ingenieros, en Mendoza y San Martín, no sólo por este servicio que tanto promovió Sarmiento sino por ser un ámbito de expresión cultural digno de la ciudad. Debe haber muchas otras manos en esa obra pero me permito destacar el entusiasmo que le brinda Elizabet Urso como cabeza visible.
Deseo que este 23 de setiembre tenga la resonancia que se merece por el sesquicen- tenario de aquella tan importante Ley y como compromiso de seguir adelante con los propósitos de aquel inmenso argentino al que le expreso mi mayor reconocimiento por todo lo que nos dio aunque me sea suficiente con aquel valioso lema de «educar al soberano».

EL MEMORIOSO

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