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jueves, abril 18, 2024

Oficios en el pasado: los primeros electricistas

HISTORIAS Y CURIOSIDADES

 

Hacia finales del siglo XIX la presencia de la energía eléctrica en 9 de Julio se debió a los esfuerzos de particulares que, como Nicolás Gallo, propietario del Molino “San Martín” (más tarde, propiedad de Eliseo Guerra) se ocuparon de abastecer sus propios establecimientos con un generador cuya potencia, al menos, permitía el encendido de lámparas para la iluminación.
En 1897, antes de la instalación de la primera usina eléctrica de la firma Núñez Monasterio, Atilio Ferraguti ya introducía los primeros materiales eléctricos en forma comercial. De hecho, su presencia en la ciudad le convirtió en el pionero en la comercialización de estos insumos.
Después de la fundación de la usina, las instalaciones eléctricas fueron realizadas, en mayor medida, por empleados de la concesionaria del servicio. En otros casos, aparecían algunos mecánicos que se ocuparon de algunos trabajos menores. Cabe mencionar a Juan Rani, propietario del taller mecánico “El Porvenir” -situado en la calle Independencia al 200- quien, en 1907, se ocupaba de realizar instalaciones eléctricas o la colocación de lampadas de arco voltaico o incandescentes.
En 1909 funcionaba en la ciudad de 9 de Julio un taller electromecánico, propiedad de José A. Sássaro. Ubicado en una de las avenidas principales, en su salón de ventas podían hallarse desde motores a nafta de 2 H.P. hasta máquinas industriales, pasando por dínamos y pequeños elementos de uso ordinario. Además se ocupaba de la iluminación de fiestas con lámparas eléctricas así como con hidrocarburo y “Alumbrado Vilsson”.
Un año más tarde, el mismo Sássaro traía la novedad de un nuevo sistema de alumbrado denominado “Luz Falucho”. La prensa se hacía eco del hecho auspiciosamente, reconociendo que además de económico, brindaba una iluminación intensa.
Después de puesta en funcionamiento la planta generadora de electricidad de la esquina de Río Negro (hoy Cardenal Pironio) y Jujuy (hoy Edison), hacia 1913, las instalaciones eléctricas se incrementaron, acorde a la capacidad de los nuevos generadores Así tuvieron mayor adelanto los talleres abiertos para ocuparse de tareas relacionadas con la electricidad.
En agosto de 1913, E. Deluca y P. Massari, ofrecían sus servicios técnicos para confeccionar de letreros luminosos, iluminación de fachadas, y la venta de aparatos eléctricos. De forma similar, y en el mismo rubro, giraba en el comercio local una empresa -pocos datos existen sobre ella- denominada “La Activa”.
Asimismo, surgieron los primeros electricistas, o expertos, ocupados exclusivamente en esa profesión. Algunos se radicaron por escaso tiempo, sabedores de la posibilidad laboral que les brindaba la nueva usina construida en 1913. Otros, como José A. Vieta, oriundos del lugar instalaron su taller, brindando una formación más amplia en la materia.
A comienzos de la década de 1920, después de ver malograrse una buena actividad comercial, a raíz de un aciago final, y concluida su tarea en la usina eléctrica de French, Eugenio Richer (hijo) -quien había inmigrado desde Bélgica, junto a su padre, para ocuparse en la usina de Núñez- instaló su negocio de venta de materiales y reparación de maquinas eléctricas. En 1922 representaba, en la zona, a los equipos electrógenos “Ge-Luz”, de General Electric. De la mano de Richer se formaron gran parte de los electricistas que, a partir de 1930, hubieron operado en 9 de Julio.

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