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Nueve de Julio
lunes, octubre 27, 2025

De las Tres Lagunas a la ciudad: la fundación de 9 de Julio

El 27 de octubre de 1863 marca  el comienzo de una empresa que combinó voluntad , planificación y un impulso por consolidar la frontera Oeste de la provincia de Buenos Aires. La fundación de 9 de Julio no es únicamente la instauración de una comandancia militar; es la puesta en acto de un proyecto poblacional, que se inscribe en la política de avance de la frontera pampeana y en la ambición personal y profesional del coronel Julio de Vedia.

La decisión de fundar una comandancia y, con ella, un asentamiento permanente en las «Tres Lagunas» no fue una improvisación aislada. Desde el entorno del poder central —representado por figuras como Bartolomé Mitre y el ministro Juan A. Gelly y Obes— se impulsaba, durante los primeros años de la década de 1860, un plan sistemático de avance de la línea de frontera. En ese contexto, Julio de Vedia ocupa un lugar central: comisionado como jefe de la comandancia, comenzó a proyectar un emplazamiento permanente que integrase tanto la función militar (comandancia, fortín) como la disposición urbana de un pueblo con su ejido y manzanas demarcadas: el lugar escogido, el Paraje “Tres Lagunas”.

Los documentos de mensura y los planos proyectados por Vaschetti, con las anotaciones de Vedia, conservan hoy la evidencia palpable de un proyecto pensado —no meramente ejecutado—. El plano fechado el 20 de agosto de 1863 no sólo marca la posición de la futura comandancia, sino que también incluye un rectángulo rotulado “NUEVE DE JULIO”, con las cuadras señaladas que permitirían la traza urbana. Esta previsión formal explica por qué la fundación puede leerse como resultado de una acción deliberada: Vedia no fundó por necesidad coyuntural; fundó porque trazó y ordenó un espacio que debía convertirse en polo de control, poblamiento y articulación regional.

LA JORNADA FUNDACIONAL
Las crónicas contemporáneas y los testimonios posteriores coinciden en que la expedición partió desde Bragado a fines de octubre de 1863. La llegada al sector sur de las lagunas fue acogida con la instalación de carpas, la organización de corrales y el comienzo inmediato de labores constructivas —una primera cuadra de 140 varas de frente, con dos caras construidas en apenas cuatro días, según la carta de Vedia a Bartolomé Mitre del 1° de noviembre de 1863—. La rapidez de esta construcción señala la doble naturaleza del operativo: por un lado la urgencia militar, por otro la intención de establecer una trama urbana que, desde el primer momento, se pensó permanente.

Julio de Vedia.

La  «Crónica retrospectiva» escrita por  Emilio Carballeda, uno de los primeros pobladores,  registran hitos concretos: la inauguración de la primera casa de comercio (15 de noviembre de 1863) y la ubicación de la plaza central (la actual Plaza “General Belgrano”) como pivote de la futura ciudad. Carballeda describe la instalación de su negocio de maderas y mercaderías, situado a pocas cuadras del campamento inicial, y cómo la intervención del agrimensor Miguel Vaschetti fue sustancial para la demarcación del pueblo. Estos testimonios de actores económicos y civiles son imprescindibles para comprender que la fundación fue, desde su inicio, también una empresa civil con actores que aportaron a la configuración social del poblado.

ORGANIZACIÓN TERRITORIAL Y ADMINISTRATIVA
La acción de mensura y traza del pueblo de 9 de Julio estuvo a cargo del agrimensor Miguel Vaschetti, designado por decreto del gobernador Mariano Saavedra el 12 de febrero de 1864. Este documento constituye el acto que formalizó la voluntad de Vedia. Vaschetti, asistido por Vedia, delineó la planta urbana, el ejido y las manzanas que todavía hoy definen pautas de ordenamiento. Su trabajo, valorado por su sutileza conceptual y técnica, es el que permitió convertir el campamento en pueblo con límites, calles y espacios públicos proyectados.

Plano original del trazado del ejido urbano de 9 de Julio realizado por el agrimensor Vaschetti.

La sanción legislativa del 19 de julio de 1865, al incorporar el Partido de 9 de Julio entre los nuevos distritos de la provincia de Buenos Aires, consolidó la legitimidad administrativa del asentamiento. La rápida conformación de autoridades municipales —con la primera elección oficial en  1866 y la designación de cargos como presidente, secretario y tesorero— evidencia la transición vertiginosa de un enclave militar hacia la institucionalidad civil. La política local no tardó en desplegarse, y en pocos años el pueblo adquirió un entramado institucional que facilitó su progreso demográfico y económico.

La fundación no fue obra de un solo hombre ni de un solo estamento. Junto a los soldados se asentaron familias  y comerciantes pioneros, cuya actividad comercial dio soporte material a la nueva comunidad. Estos trazaron relaciones sociales tempranas —servicios básicos, comercio, asistencia religiosa— que hicieron viable la convivencia y el crecimiento urbano.

Conmemorar el 162° aniversario de 9 de Julio significa celebrar la perseverancia de una comunidad que, en pocas décadas, transformó un campamento militar en una ciudad con vida institucional, actividad económica y sólida estructura social.

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