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lunes, abril 29, 2024

«Lolo» Buceta. Protagonista de la historia del automovilismo nuevejuliense

* Desde niño sintió una fuerte pasión hacia los «fierros».
* Muy joven aún, comenzó a practicar el automovilismo y fue acompañante de varios pilotos reconocidos.
* Realizó muy diversas actividades, desde la reparación de vehículos hasta algunos emprendimientos comerciales y ganaderos.
* Fundó, junto a su padre, uno de los talleres mejor dotados en 9 de Julio, hacia la década de 1940.
* Fallecido en esta ciudad en 2011, muchos nuevejulienses aún lo recuerdan.

El recordado periodista Julio Guerriere, en su libro “Pinceladas de vida” (publicado en 2017), dedicó una semblanza a “Lolo” Buceta, a quien definió como “la institución humana más longeva del automovilismo nuevejuliense”.
“Su vida transcurrió entre las paredes de un taller, al que continuó recorriendo, más allá de los duros embates a los que lo sometió la vida. A los 93 años, Rodolfo Buceta seguía soñando con el sonido de un motor, con la mejor puesta a punto, con el overol prolijo que se empapa de grasa y aceite”.
Rodolfo Fernando Buceta había nacido en 9 de Julio, el 24 de abril de 1914 -y menor de tres hermanos, Hortencia e Isolína- en una finca cercana Hipólito Yrigoyen y Avellaneda, pero su infancia, transcurrió en barriada de las inmediaciones de Vedia y Alsina. Sus padres, Rodolfo Serafín Buceta y Gregoria Dolores Guillorme y Gurrea, eran inmigrantes españoles, naturales de Sárdoma (Pontevedra) y de Valtierra (Navarra), y habían contraído matrimonio el 24 de diciembre de 1910.

«Lolo» Buceta, con sus 95 años, votaba en las elecciones de abril de 2009.

LOS INICIOS EN LA PROFESION
Era niño cuando sintió el llamado hacia la profesión que sigue desarrollando: la mecánica. Si bien trabajaba junto a su padre, fabricante de carruajes, preferió la cercanía con los automóviles.
Cierta vez, se propuso conseguir un empleo que tuviera relación con su pasión. Caminando por la esquina de Santa Fe y Cavallari divisó un salón donde había varios coches estacionados y, allí se dirigió, para solicitar empleo. Se trataba de la casa de los hermanos Consoli. Como era aún pequeño, de pudo advertir, hasta el momento en que se lo comunicó a su madre, que esa casa donde se hallaban varios coches, no era un taller mecánico ni una agencia de venta de automotores, sino una cochería fúnebre.
Así es que, su padre, consintió en recomendarlo a un amigo suyo, Vicente Carillo, quien lo recibió y lo empleó en su taller. Más tarde, Carillo se asoció con Pilegi y Ballo, formado la sociedad que operó en Robbio entre Mitre y La Rioja. Aquí pudo familiarizarse con el oficio y trabajar hasta independizarse, para asociarse junto a su padre.

OTROS EMPLEOS
En efecto, junto a su padre se ocuparon de la adaptación de automóviles en camionetas. Luego, y por lapso de diez años, ingresó en la agencia Ford, que lideraba, Manolo Miranda, acompañado -entre otros- por Blanco, Isturiz y Desimone . Este último, le impulsó a adquirir algunos lotes en diferentes lugares de la ciudad.
Hacia la década de 1940, fue muy famoso su taller mecánico, precisamente por la estructuración que habían recibido cada una de las secciones del mismo, por la calidad de los trabajos que allí se realizaban y por el equipamiento que contaba. El mismo estaba emplazado en la esquina de Mitre y Antonio Aita.
Por aquellos años, además, poseía otras empresas, tales como una casa de venta de repuestos para automóviles, ubicada en Robbio entre las avenidas San Martín y Mitre; un colectivo adaptado para la venta de estos; un negocio de gasificación; y algunas fracciones de campo con hacienda. Más aún, había sido designado tasador del Banco de la Provincia de Buenos Aires, cargo en el que deberá fiscalizar el estado de la maquinaria que sería instalada en la Usina Eléctrica Popular, cuando el servicio público de energía eléctrica comenzaba a estar a cargo de esa entidad.
En su chacra producía hacienda de primer nivel, la que era destinada a la exportación. Fue, en este caso, accionista de la Corporación Argentina de Productores de Carnes.

EL AUTOMOVILISMO
Alrededor de 1929 -de acuerdo con el brillante Album de Oro del Turismo de Carretera, de Hugo Trentín, editado en 1993- «Lolo» Buceta se inició en el deporte motor. Con un Fort corrió llevando como acompañante a José De Bueno. Más tarde, en pista de tierra continuó con una coupé facilitada por Evaristo Crosa.
En la década de 1930 logró varios triunfos importantes. Puede citarse la Doble Dudignac, de noviembre de 1931; o el Camino a El Provincial, de agosto de 1932.
Fue acompañante de Antonio Luján Fage («Chucho») hasta el final de su campaña; luego hizo lo propio con Felix Colucho («Nahuel Curá») y con «Tití» Faustino.
Con Colucho compitió en Chacabuco, General Pico, Salto y Pergamino; mientras que con Faustino lo hizo en la primera vuelta de Chivilcoy y en otras muchas que siguieron luego.
Entre las muchas competencias importantes en las que participó Buceta, puede contarse el Gran Premio de la Patagonia, alrededor de 1968.

EN LAS INSTITUCIONES
Del mismo modo, participó en algunas instituciones deportivas y sociales. Entre las primeras, en 1947, presidió la comisión de fútbol del Club y Biblioteca «Agustín Alvarez», logrando concretar la presencia de figurar de primer nivel, en cuanto a la práctica del fútbol. Gracias de sus esfuerzos estuvieron presentes, en nuestra ciudad, en varias ocasiones, los jugadores Vallejos y Orcuripe, todavía recordados por muchos por sus habilidades en el balompié.
Fue socio del Club Atlético «9 de Julio» desde muy joven. La numeración de su carnet, entre los primeros cincuenta, da cuenta de ello.
Otra sociedad que lo contó en sus filas fue el Círculo «Los del 9», al cual está asociado con el número 151. En ese sentido, ha participado de varios encuentros realizados por esa agrupación en la Capital Federal, entre los antiguos pobladores de estas tierras radicados en allí.

SU FAMILIA
El 4 de marzo de 1939, había contraído enlace en esta ciudad con Amable Micaela Alvarez (fallecida antes que él). De ese matrimonio nació el recordado Fernando Félix Buceta «Bochín», quien a lo largo de su vida también hubo abrazado el oficio de su padre.

PALABRAS FINALES
«Lolo» Buceta falleció en 9 de Julio el 22 de febrero de 2011.
Tal como lo afirmaba Julio Guerriere, en su libro citado, “en su mirada afloraban los recuerdos de la polvareda de cientos de caminos”.
“El hombre sencillo –prosigue- que merecía el reconocimiento diario. El que encorvado sobre su bicicleta modesta continuaba soñando con los días que se fueron. Quienes lo conocimos durante toda la vida, era el ‘Lolo’ de siempre. El hombre respetuoso, el amigo consultor sobre cualquier dato que se requiera sobre el automovilismo deportivo, el que reservaba un sin fin de anécdotas para disfrutarlas en ameno diálogo. Nonagenario en años, guardaba para sí un envidiable espíritu de juventud. Aunque en su mirada brillara la nostalgia y apretera con fuerza contra su pecho el alma del taller, con ese sentimiento bohemio que lo acompañó desde siempre”.

FUENTES Y BIBLIOGRAFIA
– Archivo de Publicaciones Periodísticas “Esc. Ricado Germán Lopez” de Diario EL 9 DE JULIO: Entrevista realizada a Rodolfo “Lolo” Buceta el viernes 4 de octubre de 2002.
– Julio Guerriere, Pinceladas de vida, 9 de Julio, edición de 2017.

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