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Nueve de Julio
miércoles, abril 24, 2024

“Partió con los zapatos puestos y llenos de barro”

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EMOTIVA DESPEDIDA AL PADRE ENRIQUE BARBUDO

Así resumió el obispo diocesano el legado espiritual del Padre Enrique Barbudo, tras celebrar la misa exequial con ocasión de su partida a la casa del Padre Celestial en la capilla del Colegio San Agustín, en la ciudad de Nueve de Julio. El padre Enrique falleció en la madrugada del día lunes 1 de julio tras sufrir una descompensación que provocó su internación en terapia intensiva en la clínica local. En esta fecha tenía previsto viajar a su tierra para visitar a su familia, sin embargo emprendió otro viaje que deseaba aún más, llegar a los brazos del Padre celestial.
Sus restos fueron velados en la capilla del Colegio Marianista San Agustín, del cual fue rector en la década de los 70.
Durante las exequias, el obispo diocesano, Monseñor Ariel Torrado Mosconi resaltó que el Padre Enrique “fue un ícono del amor paternal de Dios para nuestra diócesis” y aseguró que hasta sus últimos días vivió con las virtudes que caracterizaron su vida consagrada: la sencillez y humildad, y su amor incondicional por los más pobres”.
Por otra parte remarcó que el Padre Enrique “enriqueció a toda la diócesis de 9 de julioporque nos inculcó una profunda confianza en la misericordia de Dios, el saber que Él nos ama porque somos sus hijos y que jamás nos abandonará. Durante los últimos tiempos nos hablaba continuamente del cielo, nos decía yo ya estoy cerca y quiero saber cómo será. Siempre nos alentaba en la esperanza y la confianza”.
El padre Barbudo nació en Cádiz (España) el 13 de marzo de 1935 y estudió en el Cole-gio San Felipe Neri de esa ciudad. Profesó como religioso marianista en 1954 y estudio en la Universidad de Madrid en donde obtuvo la licenciatura en Filosofía.
En 1958 fue enviado como misionero a Argentina y se ordenó, como sacerdote, en 1966.
Desde su paso por Argentina ha estado en varias comunidades del país: General Roca (Río Negro); Monte Quemado (Santiago del Estero) y en Nueve de Julio.
Un capítulo especial desarrolló en el norte argentino, donde llegó tras ser catalogado-como “Cura tercermundista” y perseguido por la dictadura militar. Allí profundizó su misión pastoral por los más pobres y vulnerables.
En 2005 regresó a Nueve de Julio en donde continuó con su misión pastoral en el sector conocido como Ciudad Nueva, conjunto de barrios de la ciudad de Nueve de Julio. Allí también se desempeñó como capellán de la capilla San Pedro y San Pablo.
El Padre Barbudo fue autor de numerosos libros. Entre ellos: “Severiano Ayastuy, el santo andarín y hombre de Dios. Reflexiones a la luz de su vida” y “El Señor entró a mi casa”.
El Padre Enrique, o como lo conocían en el norte “El cura caminador” partió a la Casa del Padre con los zapatos puestos y llenos de barro, con la paz de haber dejado un fértil legado que, como bien lo describió Monseñor Ariel Torrado Mosconi se pueden resumir “en la sencillez y humildad en la vida cotidiana, y en el amor incondicional por los pobres. Nueve de Julio hoy llora su partida y extrañará la presencia de uno de los más dignos representantes de la Iglesia Católica en nuestra ciudad y en nuestra diócesis”.

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