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miércoles, abril 24, 2024

¿Para qué son las vacaciones de invierno?

Martina Ovando, de ocho años, tiene su propia teoría, ahora que faltan pocos días para que deje de ir todos los días al colegio. Sirven para para pasear, viajar, levantarse tarde, ir al teatro, dice. Tiene razón, pero antes de organizar una apretada agenda, los padres deberían prestar atención a las razones por las que se instituyó el receso invernal en la escuela argentina. Según explican los especialistas, las vacaciones de invierno los tiene dos funciones principales. La primera es sanitaria. Se estima que son las dos semanas más frías del año e interrumpir la asistencia al colegio sirve para cortar con la cadena del contagio y recontagio de enfermedades. Las principales: gripe y piojos. La segunda función, tiene que ver con la posibilidad de asimilar el aprendizaje.
«Así como necesitamos dormir para recuperarnos y recuperar fuerzas, el cerebro de los chicos necesita descansar, dejar de hacer lo que estaba haciendo para asimilar los conocimientos incorporados en la primera mitad del año», explica la psicoanalista Eva Rottenberg, directora de la Escuela para Padres.
Por esa razón, dice, no es recomendable tampoco que los chicos tengan tarea ni agobiarlos para que practiquen aquello que más les cuesta durante el año, sino estimularlos para que descansen e incorporen lo que ya aprendieron en el colegio. «La mayoría de los padres se sorprende después de la segunda mitad del año, porque es como si hubiera caído la ficha para todo aquello que costaba tanto. Bueno, eso es consecuencia positiva de las vacaciones de invierno», explica.
FUNCION SANITARIA
«Las vacaciones tienen una función sanitaria. Entre mayo y agosto estamos en épocas de epidemia. Son los meses donde hay más proliferación de virus respiratorio. Estas dos semanas fuera de actividad escolar, notamos que baja la asistencia de chicos a las guardias, un 30 por ciento de la asistencia. Al no estar en permanente contacto con sus compañeros hace que baje. Al regresar al colegio, vuelve el pico.. Y no es porque estén de paseo sino porque bajan los contagios», explica la pediatra Celeste Celano.
De todas formas, aunque sean días fríos, es recomendable apunta el pediatra Mario Elmo, miembro de la Sociedad Argentina de Pediatría, que bien abrigados, los chicos salgan a hacer actividades al aire libre. «Muchos padres temen que sus hijos se enfermen si los llevan en esta época a una plaza o a un parque, pero no es así, si el clima lo permite, porque en el aire libre no se reproducen los virus y bacterias», agrega.
«Hay que promover que estén al aire libre. Que alteren su rutina de alguna manera. Porque eso les sirve para despejar su mente. Los papás debemos estar atentos para que las vacaciones no sean tiempo de estar frente a las pantallas, que es lo que suele pasar cuando los chicos están encerrados en casa», apunta Celano.
ROMPER LA RUTINA
Las vacaciones deben sirven para interrumpir la rutina, el levantarse tarde y vestirse distinto, cambiar la rigidez de los horarios y las comida. Cultivar las relaciones, dicen los especialistas. Antes de enrolarse en un complejo plan de actividades, pensar que las vacaciones son un tiempo para «aburrirse», desconectarse, pensar, leer, jugar al aire libre y estar con sus padres son algunos de los consejos de los expertos para que los chicos aprovechen mejor este receso.
Porque las vacaciones también tienen una función pedagógica. Durante la primera mitad del año, los chicos estuvieron explotando su parte racional para adaptarse a horarios, incorporar nuevos conocimientos y pensar, en un espacio y tiempo reglado por los adultos. «El descanso y el tiempo libre son fundamentales para que la parte racional funcione correctamente. Un error frecuente de los padres es organizar el tiempo de las vacaciones como si fuera época de clases. Y el valor pedagógico de las vacaciones es justamente esa posibilidad de tomar contacto con un tiempo no reglado por los adultos. Hay que perderle el miedo al aburrimiento», apunta el psicoanalista Pedro Horvat.
Sin embargo, advierte Claudia Amburgo, médica psicoanalista, ex secretaria del departamento de Niños y Adolescente de APA «el valor sanitario y el valor pedagógico de las vacaciones de invierno desaparecen si los chicos terminan más estresados que antes, o en un ambiente familiar de tensión porque los padres se sobreexigen para llevarlos a todos lados», detalla.
«Cuando hablamos de vacaciones de invierno, aparece en los padres un fuerte temor al tiempo libre. Que sus hijos pierdan el tiempo. Pero las vacaciones no son un tiempo perdido sino un tiempo libre. Son una oportunidad para resetear los vínculos, para que padres e hijos se hagan el tiempo de estar juntos», dice Rotenberg, una de las autoras del libro Parentalidades.
«Son cada vez más las escuelas que les envían tarea para las vacaciones de invierno. En ese caso, los padres deberían pedir que no sea excesiva. No es un tiempo para seguir estudiando sino para conectarse de otra manera con los contenidos. Y regalarle a tu hijo un libro especialmente para que lo lea durante estos días puede ser una manera distinta de atraerlo hacia la lectura», dice Amburgo.

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