spot_img
spot_img
20.5 C
Nueve de Julio
viernes, abril 19, 2024

Una fiesta especial en torno a la calesita del Parque

El sábado último, en horas de la tarde, en el Parque «General San Martín» tuvo lugar un interesante evento denominado «Brancalesita».
A partir de una iniciativa de Martin Dufou y de Darío Proenza, la calesita del Parque se vio animada con canciones en vivo de la banda Brancaleone. Constituyó, tal como se esperaba, una experiencia inolvidable para los niños y para los adultos que les acompañaban; pues, se trató, sin más, de un show en vivo, en un espacio singular.
Además de Dufou, participaron de la propuesta Juan Bautista de Miguel, con cajón peruano; Luis Odello, en guitarra; Rodrígo García, en bajo y Eleduar Bonnani en acordeón.
No faltó, durante el desarrollo del espectáculo, la participación de Mariel Amestoy, Ricardo Tunez y Celeste Fernández, Francisca Boo y Alejandra Arostegui para completar la alegría de esta tarde con talleres de dibujos y otras actividades.

LAS CALESITAS Y SU MAGIA ETERNA
Las calesitas o carruseles, tal como el que ahora se encuentra funcionando en el sector de juegos del Parque “General San Martín”, desde siempre atrajeron el interés de los niños nuvejulienses. Durante muchos años, como aún recuerdan algunos vecinos, las calesitas funcionaron en el amplio terreno baldío ubicado en la calle San Luis (hoy Cavallari) entre Libertad y Robbio, allí donde también solían parar los circos que arribaban a la ciudad.
Mucho antes, a comienzos del siglo XX, en la Plaza “General Belgrano” había funcionado un carrusel tirado por un caballo. En este caso, al igual que una noria, el caballo se movía en círculo y hacía funcionar la calesita.
La primera calesita argentina se instaló entre 1867 y 1870 en la ciudad de Buenos Aires, en el Barrio del Parque, que quedaba entre lo que hoy es el Teatro Colón y el Palacio de Tribunales (Plaza Lavalle). La misma había sido fabricada en Alemania, ya que hasta 1891 no se fabricaría una en el país.
Con el tiempo, la calesita se convirtió en un juego mágico para los chicos que visitaban las plazas y los parques en todas las ciudades.
Alrededor de vueltas y vueltas y trepados a la montura de un caballo de juguete, los niños siempre soñaron llevarse ese anhelado trofeo llamado “sortija”, un instrumento metálico obtenido por el más hábil que les permitía nuevamente disfrutar de un paseo circular. Actualmente, ese juego tradicional se fue perdiendo, aunque en algunas comunidades se mantiene y se fortaleció gracias a la transmisión cultural de las distintas generaciones que encuentran en la calesita un espacio donde los chicos pueden jugar con su imaginación sumergida en un maravilloso mundo giratorio.

brancaleone-calesita brancaleone-calesita1

* Fotos gentileza Mariel Amestoy.

Más noticias